'La hija del pantano' - No sin mi Rey
La carrera de Neil Burger prometía en sus comienzos gracias a títulos como 'El ilusionista' o 'Sin límites'. Lo suficiente como para que en aquel entonces más de uno le tomásemos la matrícula...
Como también promete de inicio su última película. 'La hija del pantano' no comienza nada mal, planteando una situación que podría resultar estimulante. Pero al igual que la carrera de Neil Burger se desinfla rápidamente. En cuanto a los 20 minutos da un salto en el tiempo y aparece Daisy Ridley. Que conste que no lo digo por la actriz, quien hace lo que puede con un guión que ni da para más ni tampoco quiere dar para más. La historia sí, la actriz puede que también. Pero el guión no.
Un guión que a partir de dicho momento se limita a subrayar la que sería su sinopsis. A subrayar, y no a desarrollar. Y así durante buena parte de un metraje que podríamos saltarnos tranquilamente, que no pasaría nada. No ocurre nada sustancial o especial que no podamos dar por sentado de una producción comercial y conservadora que no arriesga lo más mínimo. De una producción comercial y conservadora que no tiene nada sustancial o de especial… salvo la presencia de Ben Mendelsohn.
La (esperada) reaparición de Mendelsohn en su tercio final salva a la película de ser una completa pérdida de tiempo. Lo sigue siendo, pero llegados a este punto su presencia consuela al aportarle al menos un mínimo de dignidad al inevitable enfrentamiento entre padre e hija. Un clímax resuelto de manera eficiente que no obstante llega tarde para 'La hija del pantano', una producción previsible, evidente y pusilánime que se toma demasiado en serio su total falta de ganas de ser y de sobrevivir.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Neil Burger ('El ilusionista', 'Sin límites', 'Divergente') dirige a Daisy Ridley y Ben Mendelsohn en una historia ya conocida por múltiples casos reales (en España tenemos uno reciente como el de María Sevilla) como los de padres (o padre, en este caso) que no dan ejemplo de nada y son más un lastre que un efecto positivo para sus hijos mediante secuestro.
Imagino que los dos guionistas (Elle Smith y Mark L. Smith) buscaban sorprender al público en el filme, pero creo que para el espectador más avispado el giro ya se veía venir y su resolución casi que también. No habría estado mal dar algún golpe sobre la mesa y sorprender, mas han decidido tirar por caminos conocidos, lo que perjudica a la valoración final.
¿Es aún con todo un mal filme? No diría tanto. Daisy Ridley y Ben Mendelsohn son actores que, sin contar con el estatus de superestrellas, pueden liderar una producción sin muchos problemas y lo demuestran aquí, no echando a nadie más en falta que les hiciese compañía. El guion sí que es cierto que se toma demasiada calma para narrar unos hechos que no necesitan explayarse mucho y no les habría ido mal ir más al grano. Aún con todo, su tramo inicial ya introduce bien al espectador en la historia y lo que hay desde que pasa ese segmento hasta que vuelve a coger ritmo tampoco es un total esperpento.
Estamos ante una historia que podría haber dado más, sin duda alguna, y le penaliza el optar por una narración sin muchos riesgos; mas no quita que siga teniendo su personalidad, no baje el interés por saber como se va a desarrollar y resolver todo el asunto por si esta vez suena la flauta y fuese algo que optase por ser más arriesgada y tener a Ridley y a Mendelsohn, quienes pueden ser protagonistas que atraigan a la gente, o, al menos, a la gente que los conozca. Un visionado este que se salva con cierta holgura, aunque siempre le quedará la cruz de "podría haber sido mejor".
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