'La doncella' - El plumero tramposo
Park Chan-Wook es y seguirá siendo por y para siempre el director de 'Oldboy'. Algo que en su caso no tiene por qué ser algo necesariamente malo, si acaso algo anecdótico de cara sobre todo a los más desmemoriados o perezosos que siempre preguntan "¿Quién?". Y por más que la alargada sombra de dicho título evidencie que no ha conseguido causar el mismo revuelo desde entonces, al menos no a nivel popular que es el que, al fin y al cabo, es el que más cuenta cuando se trata de sumar adeptos. Quizá sea por el saldo agridulce que arrojan la práctica totalidad de los títulos que forman su "interesante" filmografía. Porque con Park Chan-wook sucede algo parecido a lo que sucede con NWR (aka, Nicolas Winding Refn) aunque de manera mucho menos acusada: puede que la realización no lo sea todo, si bien a efectos prácticos acaba dependiendo de la misma como si lo fuera.
O cuando recurrimos al subterfugio del "interesante", como de "interesante" es un cine como el suyo en dónde, demasiado a menudo, la historia y/o lo que cuenta no es ni mucho menos tan interesante como la manera en la que te cautiva para que, llegado el caso, no importe más que lo justo para no arruinar la experiencia. No al menos del todo, sin que 'La doncella' sea la excepción a esta norma que nos vuelve a dejar con una cierta sensación agridulce en el paladar. Como la que nos dejó en aquella aventura norteamericana a la que el inglés sitúa como su referente de mayor alcance social. Adaptación muy libre de la novela 'Falsa identidad' de la escritora británica Sarah Waters, dicha sensación agridulce no despierta hasta mediada la mitad de la función, momento en el que se produce una ruptura entre forma y contenido... y a la película se le ve el plumero de manera alarmante.
La elegancia audiovisual de Park Chan-wook sigue presente, de principio a fin, y lo que "molaba" hasta entonces sigue "molando"... pero ya desprovisto de la gracia, nervio o esa suspensión de incredulidad que "asesina" vilmente una estructura narrativa que deja al descubierto la "trampa" (y el cartón) demasiado pronto. Las maneras, impecables, no evitan la perdida de interés, sorpresa o tensión de una historia alargada a lo costumbre oriental que ni rellena el vacío emocional ni es capaz de pasar de lo estético, cerrando además con un clímax muy poco inspirado (y un epílogo aún menos afortunado). O una especie de huevo Kinder salvado por la estupenda firma de Chan-Wook, la capa de chocolate que la eleva de telefilme a filme, o su no menos estupenda banda sonora, muestra evidente de que aunque esta "doncella" sea muy tramposa, al menos no es una timadora.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Nota: 7'1