'Villaviciosa de al lado' - el hombre que susurraba a los televidentes
Porque la vida, en teoría, no está pensada para perder el tiempo... aunque a la hora de la verdad nos guste dilapidarlo como si siempre hubiera un mañana, voy a ser breve y no dedicarle más de 30 minutos de mi tiempo a lo que bien podría ser el guión del capítulo de la semana.
Nacho G. Velilla se curtió en 'Médico de familia' y '7 vidas' para posteriormente ser el co-creador de 'Aida'. Dio el salto de la pequeña a la gran pantalla con 'Fuera de carta' en 2008 tras lo cual ha dirigido 'Que se mueran los feos', 'Perdiendo el norte' y esta 'Villaviciosa de al lado', así como una producción mexicana titulada 'No manches Frida' sin por ello dejar de probar suerte de nuevo en televisión (sin demasiado éxito) con 'Los Quién' o 'Buscando el norte'.
La verdad, hay en ocasiones que un Currículum Vitae deja muy claras las cosas sin necesidad de hablar cara a cara con el interesado. Y como este mismo evidencia, las inquietudes del mencionado Velilla no son lo que se dice precisamente ambiciosas. Y 'Villaviciosa de al lado' no es la excepción a la norma, en la enésima comedia española que se diría concebida como una especie de piloto para televisión.
No se equivoquen, se puede decir que fui fan de 'Siete vidas' y con 'Aída', al menos como con los Simpson en sus primeros años, me reía como cualquier hijo de vecino. E incluso admito que guardo buen recuerdo de 'Perdiendo el norte' aunque ahora mismo no sepa explicar el por qué de este buen recuerdo (¿Blanca Suárez tal vez?). Como no me ruborizo al decir que 'Villaviciosa de al lado' me entretuvo logrando sacarme de vez en cuando los dientes a pasear.
Pero...¿Y esto es todo? ¿Esta es la distancia que separa a la televisión del cine en cuanto al humor patrio se refiere? Ya se sabe, los habituales clichés y un desarrollo harto predecible aderezado por los clásicos chascarrillos que dichos en caliente, y entre amigos, pueden tener cierta gracia. Claro que el cine es un plato que sirve frío, y el ser mejor que la secuela de '8 apellidos vascos' no es una garantía de nada que no sea ser lo mismo de siempre.
En 'Villaviciosa de al lado' sobran nombres y falta ingenio, el postureo está de más y la película de menos. La dictadura del tópico y la frase hecha tan propios de esa televisión de usar y tirar, tan elemental y funcional como para de vez en cuando acertar, no tanto por ingenio como por una mera cuestión de probabilidad. No llega a doler, tampoco a avergonzar a pesar de su evidente falta de galones para ser llamada a filas en la gran pantalla.
Porque la vida, en teoría no está pensada para perder el tiempo... en la práctica ya es otra cosa.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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Lo peor que le puede pasar a una comedia de 90 minutos ya no es que no te rías, sino que se te haga pesada y acabes cabreado. No es que esperara un soplo de aire fresco al género ni carcajadas, pero sí al menos algo entretenido que sacara alguna sonrisa, no pedía más y me he encontrado un producto nefasto. No soy yo sospechoso de ser el típico "hater" de un cine español con el que disfruto mucho, el que me encanta ver y menos aún con un género de comedia española del que me suelo ver mucho de lo que sale. Pero bueno, si es un tópico injusto aquello de que el cine español es malo, es chorra y huele a rancio, también es la excusa fácil de algunos cineastas españoles (no se si es el caso, esto es una reflexión general), el que la gente no aprecie lo patrio. Si la película es mala es mala, sea española, americana o vietnamita. Y 'Villaviciosa de al lado' es mala. Y lo que es peor, cuando films como estos tienen una fuerte campaña de marketing detrás y domingueros van en masa a verla, se profundiza en el tópico sobre la comedia española mientras otras, en algunos casos muy dignas y entretenidas y en otros directamente joyas, no tienen su suerte de taquilla ni visionados.
Dejando a un lado discursos y reflexiones, el film nos muestra un pueblo al que le toca la lotería por las participaciones en un club de prostitución, por lo que salir del armario como cliente del mismo y cobrar la lotería puede suponer un problema para los agraciados, caricaturizados por varios hombres casados de diferente estatus. Los casi 4mill. de € coinciden con la deuda que hay en el balneario que hasta hacía unas horas daba trabajo a medio pueblo, la inminente boda de un joven con una novia que no soporta; coincide con la llegada de una nueva prostituta, tan casta, pura e inocente que parece que no sirva para ello. Y podríamos repasar cada subtrama, pero es todo así. A poco avispado que seas, en pocos minutos sabes lo que va a pasar de principio a fin, con una historia extremadamente predecible y telegrafiada. Y estereotipada y tópica al límite y llena de clichés y sin una sola risa que llevarse al cuerpo, sin un sólo gag que valga la pena y con unos cuantos que causan bastante sonroje.
No la salva ni su reparto de caras conocidas, algun@s excelentes actores, algunos buenos cómicos y otros que ni una cosa ni otra, pero cuyo buen oficio de algun@s de ell@s no rescata tal retahíla de chistes facilones de Noche de Fiesta e interminables frases hechas. Y de algún momento musical y escena con "efectos especiales" mejor ni hablemos.
Nota: 3'5
Lo dejaría en un 6.