'Jupiter's Moon' - La idea de castigar a Occidente
A una idea hay que cuidarla casi como a la vida misma, o mejor, como a la vida de un amigo. Las ideas son el inicio de todo en este mundo, tengan carácter real o no. En el cine, esta necesidad se antoja más vital que nunca, no sólo porque puede ser el nacimiento de un proyecto en ciernes, sino porque de su cuidado dependerá la categoría de tal proyecto. Así nacen las películas, con una idea, la cual a veces es tan desorbitada que termina funcionando, aunque parezca improbable.
Así nació 'Jupiter's Moon', la nueva película del director húngaro Kornél Mundruczó, cuya idea original es la de darle un superpoder a nada más y nada menos que un inmigrante. Como ya ocurriese en el anterior filme de Mundruczó, 'White God (Dios blanco)', cuando a la historia le toca ponerse el traje de thriller de acción, la película va como un tiro, con una velocidad vertiginosa y a un ritmo desbordante. Su trato de la acción, pura taquicardia, convierten a Mundruczó en el Paul Greengrass húngaro (y casi europeo).
Esta talentosa cualidad del realizador natural de Gödöllö convierte en brutales escenas como la del opening (rodada en un asfixiante plano secuencia) o como la de la persecución en coche (desde abajo del vehículo con una perspectiva subjetiva). No sólo en el aspecto realizador brilla Mundruczó. También acreditado como guionista de la historia -junto a Kata Wéber, con la que colaboró también en 'White God (Dios blanco)'-, la película es intachable a niveles poéticos por su lectura y su trasfondo social.
'Jupiter's Moon' es un cuento intachable sobre los refugiados, un canto valiente y honorable a ojos de una Europa racista, discriminatoria y fronteriza que no tiene otra que quedarse petrificada ante la divinidad que trae la llegada de Aryan, que simplemente quiere ver a su padre, descansar y comer patatas fritas, en ese orden. Un toque de atención al comportamiento hipócrita, oportunista, vil e inhumano de Occidente, pero también una atípica mirada aportada al género de los superhéroes.
Todo empezó siendo una idea, quizá disparatada para unos, quizá con potencial desarrollo en la mente de un director húngaro que ya tenía crédito en Europa por su anterior trabajo (ojo al siguiente para el año que viene con Gal Gadot y Bradley Cooper en el reparto, Max Landis en el guion y David S. Goyer como uno de los mecenas). La idea terminó evolucionado en proyecto, y este ha desembocado en una realidad hecha película, una buena película. Todo empieza con una idea, absolutamente todo.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_