Cuatro guionistas. 'Jumanji: Bienvenidos a la jungla' cuenta con hasta cuatro guionistas acreditados, si no he contado mal, a lo que cabe sumar la figura del director. Es un detalle que siempre llama la atención. ¿Cómo es posible que un filme de estas características cuente con hasta cuatro guionistas? ¿Por qué? ¿Para qué, si además es evidente que en estas producciones los Dwayne Johnson, Jack Black o Kevin Hart de turno improvisan buena parte de sus escenas? ¿Es que nadie es consciente del gasto en papel que eso supone?

Siempre llama la atención, porque uno siempre se pregunta lo mismo: ¿Realmente la película cuenta con algo llamado "guión" en lugar de lo que en televisión se llama "escaleta"? ¿Cuál es el proceso para que, una vez vista una película como esta, de la impresión de que un guión es algo que uno puede improvisar durante una visita al trono? Hollywood, como industria, tiene un grave problema si piensa en 'Jumanji' para contentar al público. Y el público aún uno más gordo por llevar años respaldando estas producciones (en perjuicio de otras...).

Y resulta evidente con la mera comparación de esta cinta con la de 1995, y no por que aquella fuera un desecho de virtudes, que tampoco nos pongamos picajosos con nuestras respectivas infancias. Como tampoco se trata de comparar por comparar, ni se debería de solventar todo con un "era otra época" muy cínico. No es el caso. La comparación duele, pero por el mero hecho de que tras la 'Jumanji' de aquel 1995 se respiraba un cierto trabajo, una intencionalidad, un esfuerzo profesional. En la de 2017 todo eso brilla por su ausencia.

'Jumanji' año 2017 es de esas producciones que pueden llegar a molestar porque desprenden una sensación palpable de sudapollismo que choca, frontalmente, con una inversión de más de 100 millones de dólares con la que se podrían hacer tantas y tantas cosas. Por algo aquel mítico gag de Los Simpson con Ron Howard y una tarta que, oh, Dios mío, que genialidad, hablaba. A cualquier otro le habrían partido la cara un par de seguratas, pero en aquel sketch a Ron Howard le daban dos bolsas llenas de dinero para que hiciese lo que quisiera.

Eso es Hollywood, eso es un blockbuster, eso es este 'Jumanji'. Aquella idea de la tarta que habla a la que sólo hay dos cosas que confieren algo de dignidad: El reparto con su carisma, evidente en escenas como la de la meada, y un porrón de CGI que no canta como en una película india... pero casi, por mero abuso. Uno se pregunta del por qué de un guión si parece que, a efectos prácticos, todo parece tan trivial y aleatorio. Tan fortuito. Tan irrelevante y en contra de aquellas cosas que hacen de Tarantinos, Nolans y Finchers gente tan achuchable.

Y es que si bien uno se puede llevar las manos a la cabeza -y con razón- porque las películas de Marvel, Star Wars o Disney en general cuesten 200 y pico millones de dólares, no hay que olvidar que producciones como 'Jumanji' cuestan unos 100 millones largos de esos mismos dólares. No son precisamente baratas, el riesgo pequeño tampoco es. Y sin embargo adolecen de aquello que no se puede criticar a Disney (aunque no sea santo de mi devoción): Tener una idea clara. Tanto de lo que es su película, como de lo que es una película.

Normal que uno se pregunte que para qué estudiar o esforzarse, para qué preocuparse o molestarse, si basta con salir en Gran Hermano, pegar cuatro berridos como un loco o en su defecto, hincar la rodilla.

Sobre esta 'Jumanji' poco que decir, salvo lo evidente: Que se trata del producto justito y poco inspirado que aparenta ser al que considerar película le queda grande. No es que sea mala, no es que sea ofensiva, no es que sea aburrida, todo ello en general gracias a lo dicho, un reparto que podría estar aquí como vendiendo gorros de baño. Es lo de siempre, una sucesión prefabricada de sketchs hilvanados de forma caprichosa donde todo ocurre, oh, porque sí. No sé, porque Dwayne Johnson quiere ser presidente, y para ello tiene que ahorrar.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex