Una en apariencia pequeña, humilde, modesta película que crece y se crece en tu cabeza hasta hacerse tan grande como es. Una en apariencia pequeña, humilde, modesta película de miedo que se crece, también, y más allá de la inquietante y juguetona inquietud que puedan provocar (y provocan) sus nada gratuitas imágenes, a través de la metáfora sobre que la se fundamenta.

El arte de la insinuación, de lograr que el hecho de algo tan simple y rutinario como andar pueda seducir con el miedo. Cine de ideas, de sugestión; auténtico cine de miedo, por definición necesariamente incómodo y turbador en alguna medida respaldado por un concepto tan atractivo y estimulante como lo son la exquisita dirección, puesta en escena y banda sonora que lo miman y acunan.

Tan atractivo y estimulante como para que a pesar de su notable ejecución, pueda parecer algo "desaprovechada", no necesariamente en un mal sentido. Y es que 'It Follows' parte de una base tan potente que es virtualmente imposible exprimirla en una sola película, siendo, precisamente, que esas posibilidades no exploradas le añaden atractivo al alimentar nuestra propia imaginación.

Una imaginación que David Robert Mitchell azuza con la elegante y convincente tenacidad de quien tiene muy claro qué quiere, y cómo lo quiere. Una determinación tan estilosa que se le perdonan algunas licencias de guión, que con el paso de los minutos ni vaya a más ni termine de romperla, o que las limitaciones económicas puedan haber templado en demasía su vocación.

'It Follows' es una en apariencia pequeña, humilde, modesta película con mucho estilo y personalidad, altamente particular y reconocible que te mantiene todo el rato intrigado y expectante, en alerta y bajo tensión con mesurada serenidad mientras nuestros ojos no pueden evitar escudriñar, con nerviosa intranquilidad, a toda sombra transeúnte que cruza por la pantalla.

O a la salida del cine, camino de casa... o de cualquier otra parte, siendo una de esas películas que al margen de alguna que otra posible carencia a la postre sin relevancia, es más que posible que te siga hasta casa, y que te acompañe también el resto de tu vida. Como algo más que un atmosférico recuerdo de culto deudor de John Carpenter, cineasta al que rinde pleitesía con honores.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex