'Isla de perros' - Mirar, y admirar
'Isla de perros' es una obra de arte. Una deliciosa obra de arte realizada con una técnica exquisita. También, una película del inconfundible Wes Anderson, la cual ha desarrollado desde cero a diferencia de 'Fantástico Sr. Fox', que recordemos estaba basada en un relato previo de Roald Dahl. Puede que sea un detalle menor, o puede que no importe demasiado, pero es inevitable no acordarse de 'Fantástico Sr. Fox'.
Pensar en 'Fantástico Sr. Fox' como el lastre de 'Isla de perros', una obra de arte que sin embargo, y a diferencia de aquella, como película no está a la misma altura de dicha obra de arte. Puede que sea un detalle menor, o puede que no importe demasiado, pero tras tres películas casi perfectas es inevitable no sentir un leve, muy leve halo de decepción que a los fans de Anderson les importará entre poco y muy poco.
Porque lo queremos todo, y porque queremos lo mejor. 'Isla de perros' es una película estupendamente realizada, pero no es una película estupenda. O más bien, no lo es en la misma medida que si lo es la deslumbrante técnica con la que se le ha dado vida. Existe, se aprecia cierto desgaste, o estancamiento en la mano de Wes Anderson a lo largo de esta 'Isla de perros' que claramente ladra más de lo que muerde.
Cierta deriva, cierto caos, cierta dispersión no presente en sus últimos filmes, o no tan presente que trivializa, y relativiza muchas de sus decisiones, como siempre, tan cercanas a las ocurrencias estructuradas de un genio como a una confluencia ocasional de caprichos. Pero en esta ocasión, más todavía, y como para dudar sobre dónde empieza el adulto con vocación de narrador y dónde acaba el niño con ganas de jugar. Más todavía.
Una obra de arte. Como película un tanto irregular y algo descompensada, pero una obra de arte. Una deliciosa obra de arte audiovisualmente abrumadora que enamora por su apariencia, no tanto por un interior deslavazado y en franca inferioridad, máxime tras un principio tan sublime. Una suerte de homenaje infantilizado a lo 'Kill Bill' por parte de Wes Anderson, el Fantástico (e inconfundible) Sr. Anderson que quizá...
... "se lo ha creído", de tal manera que se ha dado rienda suelta a sí mismo para darse un capricho más propio que ajeno. O algo parecido, dejando tras de sí una obra insatisfactoriamente satisfactoria y a la medida de un cuadro; de ESE cuadro que no podemos dejar de mirar aunque no le sepamos encontrar el sentido, el fundamento o la razón, que da igual, que da lo mismo. Seguimos sin poder dejar de mirar, y de admirar.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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