'Hereditary' - Algo presente en cuerpo (o alma)
No sé lo que he visto, pero lo he visto.
Esa frase, una reinterpretación de la que decía Edward Norton en 'El club de la lucha', se me ha quedado atascada en la cabeza tras ver 'Hereditary'. Vaya por delante una advertencia: Si lo que esperas es una película de terror más o menos convencional, cuando el presumido gatito y el perro valiente con sus voces de famosos coincidan por primera vez en la tercera bobina te encontrarás con una suntuosa y enorme polla. Aunque no será ni una polla ni un simple destello.
'Hereditary' no es una película de terror al uso fundamentada o aliñada a base de sustos, motivo por el cual muchos se sentirán engañados. Que nos conocemos. De ahí que esta advertencia sea obligatoria. Porque 'Hereditary' es a una película de terror lo mismo que la T3 de 'Twin Peaks' es a una serie de televisión. Y salvando muy pocas distancias. Una hostia con la mano abierta para los más domingueros, un estimulante acertijo a desentrañar por los más aventureros.
Y también, una película con una buena razón de ser, y para ser, que ante todo es capaz de transmitir mal rollo. Verdadero mal rollo. De ese que llegado el caso, incomoda aunque a la primera no seas capaz de juntar todas las piezas... en la que es otra de sus posibles virtudes: Su compleja ambigüedad conceptual. Esa "soberbia cojonera" que animan a volver a ella; a pensar en ella, a hablar sobre ella; a querer debatir sobre ella, a contrastar opiniones; a inyectártela en vena.
Y así, en bucle. En tu cabeza, en tu sangre. O no.
El debutante Ari Aster se viste de David Lynch para, con una estupenda puesta en escena, de una elegancia audiovisual enorme, definir a la perfección el llamado "terror psicológico". Una producción para dejar las palomitas a un lado y sumergirse literalmente, como si la mansión de los Graham fuera el Hotel Overlook, en un efecto bola de nieve que arrasa con todo lo que pille por delante. Como 'Madre!', pero a lo bestia. Como la parte 8 de 'Twin Peaks', pero en color.
Una demoledora paja mental en lo bueno y en lo malo, tan controvertida como la fina línea que separa la genialidad de la tomadura de pelo, la valentía de la temeridad. Como para exigir al espectador que ponga de su parte (para ser parte). Que disponga de su atención. La cara B de 'Un lugar tranquilo' para llegar a lo mismo por una camino diametralmente opuesto: A extraer algo concreto de algo tan inconcreto como el miedo. A convertirlo en algo real, tangible, asequible...
... en algo presente en cuerpo (o este caso, alma).
'Hereditary' es una obra demencial que promueve una reacción alienable. Una obra que posee un oscuro, e incómodo encanto audiovisual que parece tener medio pie en algo que se nos escapa por completo. En dónde siempre, pongamos como pongamos las piezas, parece faltar aquella que le permite jugar con unas expectativas tan difíciles de complacer que superar, o más bien, sobrevivir al reto conlleva una recompensa tan tentadora como para ser de por vida.
Es lo que ocurre en los casos de insomnio.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Es lo primero que pensamos todos a los que nos ha gustado tras verla...
Yo me quede tan descolocado que estuve viendo los créditos pasar con la mandíbula caída y los ojos como platos. Efectivamente, tengo que volver a verla una segunda vez. Cada vez que me acuerdo de ella mejor sabor de boca me deja.
Pide y seguro agradece revisionado. Por disfrutarla ya sin "hype" y por gozar de todos los detalles que deja una historia, que sin ser complicada de entender (de hecho, los entresijos menos obvios o el pasado del que deriva la situación actual te los explica la propia protagonista al detalle aunque de corrida) , tiene muchos detalles interesantes.
¿Nota? No sé... podría darle un 6 por algunas cosas, un 10 por otras. Un 7 y pico largo en el balance que seguro sube volviéndola a ver.
Brutal. Seguro que cae más veces. Aunque ahora ya si le dejaré más tiempo de por medio.