'Good Omens 2' - Mejores presagios
Admito que no terminé de cogerle el punto a la primera temporada de 'Good Omens', una teórica "miniserie" que me dejó con una extraña, incómoda y a la vez estimulante sensación de disgusto y emoción combinados y entrelazados. No llegaba a disfrutar a pierna suelta lo que veía, pero sin embargo estaba intrigadísimo por ver cómo continuaba. Y así a lo largo de seis irregulares episodios durante los que por descontado, destacaban sus dos principales protagonistas: David Tennant y Michael Sheen como Crowley y Azirafel.
Ambos vuelven a ser lo mejor de una nueva temporada que, además, también permite brillar a un Jon Hamm que en esta ocasión interpreta a un Arcángel Gabriel muy diferente al de la primera vez. Una segunda temporada más sólida y agradable que la primera, por más que Tennant y Sheen sigan siendo los responsables de tirar del carro. Un carro que ya sólo por su presencia merece la pena, con ambos disfrutando juntos o a solas de sendos personajes que sin duda engalanan la serie con su irrefrenable encanto.
Sólo con su presencia, aunque no sólo por su presencia. 'Good Omens 2' cuenta con más y mejores argumentos que su antecesora, arropando de manera más convincente y consistente a una pareja protagonista cuyo ausencia en pantalla aún le sigue pesando. Aunque no tanto como en una primera temporada de la que conserva, cómo no, su picardía religiosa y esa flema surrealista británica tan caprichosa como a menudo desconcertante, y que es fácil que a uno le pille a contrapié a poco que no esté en su mejor momento.
Una nueva temporada mejor, pero cuya narrativa sigue dando la sensación de no estar -todavía- a la altura de la singularidad de los personajes ni de ser capaz -aún- de sacar todo el provecho a lo pintoresco de su contexto. Sea como fuere, y de nuevo, con sus cosas buenas, la mayoría, y con sus cosas no tan buenas, la minoría, los seis episodios de esta orgullosamente excéntrica "miniserie" fiel a sus señas de identidad se digieren en un suspiro, siendo que a la segunda la relación entre lo disfrutable e intrigante está más y mejor ajustada.
Sigue sin ser perfecta, redonda, constante o divina. Pero también sigue contando con David Tennant y Michael Sheen como Crowley y Azirafel.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex