Que el mundo tenga problemas es algo que únicamente favorece al arte. Esta afirmación, tan osada como intrigante, se puede demostrar con la cantidad de libros, canciones, películas y demás obras artísticas que canten lo que pasa en el mundo, así como la evolución de este y sus complicaciones con cada amanecer. Jean-Pierre y Luc Dardenne, la pareja de hermanos directores probablemente más laureada del nuevo siglo en el Festival de Cannes, han sido de los últimos en usar complejidades del mundo para contar historias.

En su última película, 'El joven Ahmed', con la que ganaron el premio a la Mejor Dirección en el afamado certamen francés, brindan otra mirada cercanísima a problemas de la actualidad de nuevo y como ya hiciesen en la fantástica 'Dos días, una noche' bajo el recurso de la monitorización del protagonista. El abrazo del islamismo a un joven que enciende las turbinas de su vida es retratado a través del seguimiento del pequeño Idir Ben Addi, estupendo en esa prisión sentimental sobre la que pululan sus emociones.

De la misma forma que los Dardenne atosigaban literalmente al personaje de Marion Cotillard en la película anteriormente mencionada, en 'El joven Ahmed' repiten la fórmula con resultado similar: la película se asoma a la problemática de la radicalización yihadista en jóvenes que son reos del adoctrinamiento de mayores. La historia, contada siempre desde la vida del pequeño Ahmed, retrata el comportamiento de las familias, los amigos y los profesionales que rodean al protagonista y su dificultad para lidiar con una mente adoctrinada en su propósito.

Quizá el final del filme encuentre más crítica que alabanza por venderse un poco a la humanidad cuando toda la película plantea un infierno alrededor de Ahmed, quién ha ido avivando el fuego con sus motivaciones, pero al fin y al cabo es un niño de 13, con miedo y dudas verosímiles, con sentimientos maternos e incluso amagos de despertar sexual. Lo que 'El joven Ahmed' deja a las claras es que el mundo tiene en el cine un hueco para afrontar sus problemas y debatir sobre ellos, y en manos de los Dardenne con más accesibilidad todavía.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_