Si casi podíamos dar por buena 'Train to Busan'... casi podemos dar por bueno también el recorrido que propone 'El imperio de las sombras', el regreso por la puerta grande del responsable de títulos como 'A Bittersweet Life', 'El bueno, el malo y el raro' o sobre todo esa obra imprescindible llamada 'Encontré al diablo', Kim Ji-Woon, tras su aventura americana con la divertida aunque intrascendente 'El último desafío' que supuso el "volveré" del Arnold Schwarzenegger. Casi, casi, o tan cerca como a la vez tan lejos como para que, dependiendo de nuestros prejuicios, le podamos quitar el "casi" de delante para abrazarla sin rubor.

La cinta, de una factura técnica impoluta a la vez que exquisita, es un solvente y elegante thriller salpimentado con un puñado de escenas memorables, no por casualidad la mayoría de ellas escenas de acción, filmadas con una rabia y dureza incontenibles -y con el set piece del tren como una de las mejores escenas de cualquier año-, que se ve algo lastrado por la constante sensación a déjà vu que sobrevuela todo el conjunto, así como por una duración excesiva que al igual que sucede con la reciente 'Toni Erdmann', diluye buena parte de unos encantos que no se pierden, pero si quedan un tanto soterrados junto a sus efectos.

Claro que ante la falta de un trasfondo histórico de cara a los occidentales, es posible que a nosotros no nos quede más remedio que dejar de lado los teóricos matices y reducirlo a lo más básico y terrenal: El clásico ensalzamiento de unos siempre bravos rebeldes contra un ejército invasor siempre maléfico y poco presto a la bondad. Se ve con mucho agrado, casi siempre, y presenta arranques de furia soberbios capaces de agitarnos en nuestra butaca, pero no supone ningún antes y después ni en la carrera ni en la vida de nadie, siendo no obstante un muy buen título con el que gastar tiempo y aprecio entre temporadas.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex