'Desmontando a Lucía' - Simpático batiburrillo
Me gusta el concepto (y la palabra) "batiburrillo" aunque no tanto su definición como lo que me personalmente me sugiere: "Mezcla desordenada de cosas que no guardan relación entre sí". Porque la mezcla que propone 'Desmontando a Lucía' no es ni desordenada ni entre cosas que no guardan relación entre sí. Al contrario, pues, como sin ir más lejos sucede en la última película de Alberto Utrera, el cine hace tiempo que apuesta por los géneros fluidos y la mutación de los códices narrativos; "por mezclar de forma aviesa cosas relacionadas entre sí".
'Desmontando a Lucía' es un curioso cruce entre drama, comedia y thriller con un puntito de surrealismo enrevesado a lo hermanos Coen que está articulado en tres niveles narrativos: El mundo real (naturalismo expresivo), los recuerdos de Lucía (un homenaje a las películas de Super 8mm) y las fantasías de Simón (una declaración de amor al cine negro y a los cómics). Un metarrelato que se puede enmarcar dentro de un nuevo cine negro con tintes de comedia ácida que plantea al espectador el dilema sobre dónde está el límite de nuestros actos.
¿Justifican nuestras vivencias los actos futuros? Sin duda 'Desmontando a Lucía' se hace querer, siendo un film instantáneamente simpático per se. Por planteamiento, por sus buenas intenciones; porque irradia honestidad, sencillez y buen rollo. Pero al igual que a un servidor cuando cocina, es de esas películas a las que les sobran intenciones... y les falta "algo". A veces es tan sencillo como eso: Dejando de lado su dudosa credibilidad, este "batiburrillo" no termina de romperla como sobre el papel parecía estar escrito que la iba a romper.
Como parecía prometer una vez empieza a revelar su auténtica naturaleza mutante, lo que trae consigo un relativo, frustrante e injusto halo a decepción: El de quien no se conforma porque no quiere. Porque 'Desmontando a Lucía' es una película que se hace querer, aunque le falte la rotundidad de aquellos referentes que a cada cuál le puedan venir a la cabeza. Una película inquieta y juguetona alimentada a base de chispazos o brochazos inesperados que incitan, quizá más por curiosidad que por verdadero interés, a no perderle la pista.
A seguirle todo el rato la pista, aunque he aquí el problema: Más por curiosidad que por verdadero interés. Porque a la película le falta "algo", esa chispa, ese carisma, esa definición, ese arte, esa "magia" que trae consigo la "suspensión de incredulidad" que como público nos desarman ante cualquier... ficción. Porque, y he aquí la clave, viendo 'Desmontando a Lucía' siempre tenemos claro que se trata de una ficción. Una ficción que más que despertar nuestro interés, termina por apelar a nuestra curiosidad más cinéfila que consumista y/o sanchista.
Y también, a nuestro respeto más que a nuestro amor.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex