'Déjame salir' - Dejen entrar antes de salir
Es complicado pasar por alto el sorprendente éxito comercial que en Estados Unidos ha tenido 'Déjame salir', la segunda incursión más o menos seria de Jordan Peele en el mundo del cine tras la de 'Keanu', ahora ya sin su media naranja y en una de esas cosas extra-deportivas que tres meses después la acompañan dentro y fuera del terreno de juego, como si fuera el contenido adicional de la edición doméstica ahora recién editada en su país de origen.
La acompañan, o más bien le hacen sombra. O el contenido adicional convertido en el verdadero objeto del deseo.
El éxito al fin y al cabo, es lo que vende. Aunque la verdad, con un culo como el mío que se ha visto unas cuantas de su calaña en según que lugares sombríos no es complicado pensar mal, máxime cuando se viste de mona de Pascua al habitual thriller a proyectar en Sitges a las 3 de la mañana en medio del maratón de rigor. Será que soy demasiado blanco como para que me importe, o será que soy demasiado blando como para que me moleste.
O será el momento unido a los antecedentes de la más que avispada Blumhouse para dar gato por liebre.
Claro que es poco apropiado valorar una película por aquello que le rodea, del mismo modo que es poco acertado calificarla en base a los ceros (a la derecha) de su taquilla. Craso error, con o sin mala leche, y de forma particular, cuando no deja de ser un punto de vista. El mío, en este caso, y que desprovisto de números, paradojas, cuestiones sociales y lugares sombríos despoja al fenómeno del fundamento del que ante mis ojos carece como tal.
Cuando no es y significa que no. O cuando no entiendes, no quieres entender, o no puedes entender.
'Déjame salir' es tan imperfecta como "peli de miedo" como ya lo era 'Keanu' como Buddy movie, además, sin la simpatía natural del dúo Key & Peele. Demasiado convencional, superficial, demasiado rácana como para -posibles fenómenos paranormales, fortuitos y/u oportunos al margen que alimenten las buenas conciencias- sobresalir del pelotón de los sopotocientos títulos que se proyectan en un festival tan sombrío como puede ser el de Sitges.
Quizá sean las expectativas, quizá es que no hacía falta hacerse expectativa alguna salvo ninguna.
La cinta acaba ahogada en su propio jugo, bajo un desarrollo genérico y en un círculo vicioso y formal que la arremolinan sobre sí misma decayendo, con el paso de los minutos, en una a la postre aburrida indiferencia a la que parece sólo dignifica el color de la piel. Todo lo demás la acompañan, o más bien le hacen sombra, pero porque su discreción como una broma sin chispa permite, y posibilita que cualquier factor le pueda hacer dormir a la sombra.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
En casa veré ese final alternativo...
Un 4 y raspadito.
A veces no es tan sencillo el estar en favor de la masa en lo que respecta al séptimo arte. En algunas ocasiones, lo que a una gran cantidad de gente le puede parecer de lo mejor del año, de la década o, ya directamente de la historia, a otras personas les puede parecer que no ha sido para tanto o que es directamente una cosa infumable. Este es mi caso con 'Déjame salir', primera película como director del actor Jordan Peele.
La ópera prima de Peele cosechó bastantes nominaciones y premios tras su estreno en 2017, pero yo no he visto tantas virtudes como para estar de acuerdo con el jurado de los Oscar, de los Globos de Oro o de los BAFTA, premios en los que obtuvo nominaciones y/o galardones. Es más, esto ni ha llegado a asustar en ningún momento y la sensación que más hizo mella en mí fue el de extrañeza al contemplar secuencias sin explicación aparente (evidentemente, luego tienen sus porqués). Ni siquiera la interpretación de Daniel Kaluuya (quien hace un buen trabajo, eso es verdad) no me ha parecido para haberla nominado al Oscar.
Por no ver, ni siquiera he visto un alegato tan claro sobre el racismo ya que el tema de la raza lo saca más el personaje de Kaluuya que los demás y sobre la intención de fondo de toda la trama, según uno de los personajes, no hay una cuestión puramente racial por lo que el pretendido tono de denuncia del racismo no queda del todo logrado; aunque sí hay algunos diálogos que inviten a pensar en ello, el poso general no lo es tanto.
Había un buen guion en el fondo de todo esto. Toda la trama y su forma de ir llegando hacia eso era una idea bastante ingeniosa. El problema reside en que a veces va demasiado rápido para asimilar lo que va sucediendo y el no haber puesto más carne en el asador hace que el visionado no haya sido tan excitante como debió parecerle a mucha gente en el momento de su estreno. Se queda en la superficie de buena película, pero por todo lo dicho y las buenas interpretaciones de su reparto que mejoran las secuencias donde aparecen, no avanza más allá.
6
Le doy un 5.