'Dan Brown: El símbolo perdido' - Lo que la verdad no esconde
Decir que una película o serie es lo que parece que es puede ser muy relativo, dado que no todos tenemos por qué tener las mismas expectativas. Tal vez, pero en cualquier caso, 'Dan Brown: El símbolo perdido' es la serie que parece que es: Una para ver mientras estás haciendo las tareas del hogar.
Aunque es la tercera novela de la saga escrita por Dan Brown, esta adaptación televisiva es en teoría una precuela de las tres películas protagonizadas por Tom Hanks. En teoría, que no necesariamente en la práctica. También se puede considerar una forma de intentar seguir explotando una franquicia surgida a raíz de uno de esos booms que nadie sabe explicar, y que a estas alturas parece ya completamente olvidado. Sirva de ejemplo como la olvidable tercera entrega de la olvidable franquicia cinematográfica se estrenó cinco años en medio de una total indiferencia.
O como da la sensación, real o infundada de que el mencionado Dan Brown no ha vuelto a encabezar ningún otro titular. 'Dan Brown: El símbolo perdido' va a juego con las películas, pero con Hanks siendo reemplazado por Ashley Zukerman. Y si como yo han tenido que buscar su nombre en Google para saber quién es, ya pueden deducir que salimos perdiendo por el camino. Un camino entretenido, todo hay que decirlo. Como entretenidas eran las películas dirigidas por Ron Howard. Otra cosa es que estuvieran hechas en punto muerto y con poca o nula intención.
Si aquello fue en caliente, ahora en frío la cosa no ha mejorado: La serie ni tiene más medios ni tampoco pretende ser mejor. Lo dicho al principio, para ver mientras estás haciendo las tareas del hogar; esto es, una serie que no necesita el 100% de tu atención para funcionar... porque funcionar, funciona como pasatiempo. Un pasatiempo que eso sí, más allá de la curiosidad de estar asociado a nombres como los de Dan Brown y Robert Langdon, no tiene nada de particular que la haga especial. Nada que al menos pueda suponer un valor diferencial a su favor.
Tampoco en contra, siendo una serie digna y muy correcta que sencillamente no sobresale. Una más que a la vieja usanza, funciona como ligera e inofensiva distracción semanal carente del estrés derivado del miedo a comerte un spoiler como tardes más de cinco minutos en verla. Una serie que recuerda a otras muchas series con cuyo recuerdo se fundirá, bien hecha pero a la postre impersonal y sin el encanto necesario para sobrevivir a los 45 minutos que dura cada capítulo. ¿Merece la pena verla? Sí y no: Depende de la cantidad de ropa que tengas para planchar.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex