'Contratiempo' - Bajo sospecha. Parte II
Con películas como 'Contratiempo' uno siempre se pregunta si procede o no mencionar a qué película en concreto le recuerda, dado que esto puede incurrir de lleno en el terreno del spoiler... o tal vez no, precisamente de ahí la duda. La duda que expone la propia película, y la duda de un servidor hacia si lo que le parece evidente desde un principio lo es para el resto de los mortales. La duda, también, que venga firmada y dirigida por un consumado jugador como Oriol Paulo, y que en realidad no se trate de ninguna duda... sino de una parte más del juego.
Porque en realidad problema, lo que se dice problema, no lo hay por más que dicho giro nos prive de lo que se supone es una sorpresa... y de lo que la propia película insinúa claramente que se supone es una sorpresa. O no. Ni Oriol es tonto ni nosotros, como público con pelos ya en la entrepierna, somos unos novatos a los que se nos pueda dar fácilmente gato por liebre como si fuéramos los más pequeños de la casa. Tan curtidos que estamos como para intentar, por pura inercia, ser el más listo y anticiparse a la jugada. Incluso sin querer (queriendo).
Por si no lo tuviésemos claro, Oriol se encarga de evidenciar cada dos por tres que 'Contratiempo', como ya lo era 'El cuerpo', es un simple juego. Claro que, y a diferencia de lo que ocurría con 'Secuestro' en la que sólo firmo el guión, el Oriol director sabe tan bien como el Oriol guionista de que trata el juego. Las normas, y como se juega, especialmente que se trata de un juego de puertas abiertas hacia el espectador. Se trata de jugar con el espectador, principalmente, y si luego hay tiempo y surge la oportunidad, ya puestos, jugársela al espectador.
Y en ese sentido Oriol consigue lo que viendo muchas películas de este estilo parece el más difícil todavía: No fiar su suerte a un simple giro, sino a la maraña que forman todos ellos dispuestos en fila, y uno tras otro como un ovillo con el que jugar en plan gatito. Con o sin esa ingenuidad inherente al empleo de la palabra "gatito". Lo mismo, vaya, que sucedía con la no menos disfrutable 'El cuerpo', siempre y cuando por supuesto entendamos de antemano que nadie está tomando por tonto a nadie de manera gratuita, nada más lejos de la realidad.
Como cuando te meten un gol en el descuento después de un buen partido, no hay que dejar que la posible, temida, sospechada e incluso admisible decepción final tiren por tierra lo que sigue siendo un buen partido. Oriol se confirma como uno de los incontestables "jugones" de un género al que vuelve a regalar una pieza de orfebrería tan juguetona, ágil y divertida que intentar derribar lo que bien pudiera ser un castillo de naipes se convierte en una temeraria maniobra de descortesía moral, por cuanto tenemos mucho que perder y nada que ganar.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
En cuanto a las actuaciones me han gustado más ellas la verdad, tanto Bárbara Lennie como Ana Wagener saben sacarle mayor partido a sus personajes mientras que ellos están correctos pero un tanto sosos.