'Solo el fin del mundo' - La vida y Dolan, Dolan y la vida
No es necesario engañarse más: la vida es distinta después de una película de Xavier Dolan. Mucho y variado es el mundo que todavía no ha asistido a una sesión de cine proveniente del que todos llaman “L’enfant terrible”, algo así como una etiqueta para esos niños con más inteligencia, astucia pero sobre todo picardía, que sus adultos al cuidado. No es que corra una prisa mortal de necesidad el tener que ver la filmografía de Dolan, pero sí que, ahora que experimentar con el sentir en el cine está de rigurosa y objetiva búsqueda intencional, se antoja altamente recomendable contemplar una de sus obras para cerciorarse de que este chico de 27 años no es un cualquiera del negocio.
El realizador canadiense brinda con su último trabajo, 'Solo el fin del mundo', un retrato magistral del caos familiar, donde es imposible no verse reflejado en muchas de las distintas situaciones que propone la historia. Un filme que rebosa un estilo de cine íntimo, personal, realista, rico en detalles y minucioso en el plano, y de una clase totalmente innovadora, volviendo a categorizar el género, algo que Dolan lleva haciendo desde su ópera prima, 'Yo maté a mi madre', allá por el año 2009. Es innegable el soplo de aire fresco para el cine europeo que ha supuesto este joven canadiense, y será igual de irreversible su influencia pasada la treintena de edad en el cine americano.
El uso de la música, potenciando la escena a niveles extrasensoriales, es un auténtico escándalo. Sólo alguien como el genio de Montreal es capaz de emocionar retrotrayendo el relato al pasado con Dragostea Din Tei de fondo, o arrollar a un espectador entregado a su merced por el clímax de la película con Moby cuando más que nunca el silencio regenta el visionado. A todo esto se le añade un trabajo de fotografía exquisito, resaltando al personaje en los primeros planos y dándole vida a paisajes interiores y cerrados. Todo obra de André Turpin, colaborador de Dolan en el pasado y creador de la atmósfera visual apabullante de la 'Incendies' (2010) de Denis Villeneuve.
'Solo el fin del mundo' es como la 'Agosto' de John Wells, pero con una histeria rompedora. Es una joya contemporánea, una película espeluzante que reúne muchos arquetipos familiares que sufrían un insufrible hastío talentoso, que aborda temas que son tabú en muchos senos familiares y que se arriesga con valentía sobre la moralidad que emana del conocerse alguien una enfermedad terminal. Xavier Dolan sabe más de la vida con 27 años que cualquiera de los presentes en aquella mañana de Cannes en la que fue abucheado junto a su película, pero quizá duela tanto saber eso, que es mejor callarlo que aceptarlo.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
Pues es una pena.
He visto que ha tenido muchas críticas por su exceso de histerismo, ya que los personajes se pasan toda la película discutiendo y lanzándose pullas, pero me parece bastante injusto porque esos "excesos" no son más que el envoltorio de su verdadero contenido. La película real hay que leerla entre líneas dentro de unos diálogos en los que, de forma totalmente premeditada, los personajes gritan mucho para no decir casi nada. Si queremos captar todo lo que Dolan nos quiere mostrar hay que adentrarse en los personajes, en sus gestos, en su motivaciones y en sus personalidades, no limitarse a escuchar sus palabras, ya que en algunos momentos es lo menos importante de la película.
Los actores están todos soberbios en sus respectivos papeles. Marion Cotillard lo borda con un personaje tranquilo y tímido, mientras que Léa Seydoux y Vincent Cassell hacen lo propio en papeles más agresivos y con un carácter más fuerte. Gaspard Ulliel también lo hace bien con un personaje que le exige menos a nivel de diálogos pero más a nivel de gestos, miradas y contención.
Le doy un 8.