Con películas como 'Barbacoa' se me hace imposible no mencionar el premio del público dado que, en apariencia, parece que han sido ideadas para poder optar a ello en cualquier festival de género que se precie y llegado el caso, ser una más que digna ganadora. Películas para ver en buena compañía, y que los que nos rodean hagan de caja de resonancia.

'Barbacoa' la vi en Sitges, y su recuerdo siempre estará ligado a aquella experiencia. Ese momento durante el que la mayor parte de un buen número de desconocidos reímos al unísono como si fuéramos amigos. Todo ello por cortesía de una película en la que una pareja de carniceros encuentran la solución a todos sus problemas cuando sin querer, por un no tan desafortunado accidente, descubren que la carne de vegano muerto es una auténtica delicatessen.

Una comedia de humor muy negro, ácido e incorrecto que funciona como un claro, sencillo y ligero divertimento que, además, aguanta el tipo de principio a fin. Su credibilidad puede ser cuestionable, no así su espíritu genuinamente gamberro y sociofestivo. 90 minutos que se pasan como un suspiro entre risas, sonrisas y una bienvenida mala leche carnívora.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex