'The Pelayos' - Cuando la realidad supera a la ficción
Fue a mediados de los años noventa cuando Gonzalo García-Pelayo, que entre otras cosas había sido antes productor musical, locutor de radio o director de cine, empezó a dar mucho de qué hablar no sólo en los medios de comunicación españoles al conseguir algo que parecía imposible: vencer de forma legal y nada fortuita al juego de azar por excelencia, la ruleta. Unos cálculos matemáticos, muchas horas de dedicación y una fe inquebrantable fueron las armas de la "familia" para hacerse con más de 200 y pico millones de las antiguas pesetas jugando en todos los casinos del mundo (que les dejaron). A diferencia de lo que ocurre en el mundo del cine en dicho método no hay trampa ni cartón, tan sólo "un análisis de las desviaciones físicas de la ruleta que confirman una tendencia de la bola a caer en un número de manera mucho más frecuente de lo presumible".
Una historia con el potencial de resultar apasionante que en su salto a la gran pantalla pierde la magia de la que podría presumir para lejos de igualar la envidia que puede suscitar en el mundo real, las cosas como son, ofrecer una apuesta desangelada a la que se le nota demasiado, precisamente, la trampa y el cartón tan propios de una ficción "superada por la realidad".
En realidad tanto jugar a la ruleta como hacer una película son dos cosas muy sencillas para las que no se requiere de una habilidad especial, baste vestirse con la intención y en todo caso algo de dinero con el que sufragar cualquiera de estas dos iniciativas que llegado el caso pueden resultar bastante costosas, especialmente a nivel moral. Eso sí, para hacerlo y además hacerlo tan bien como para que pueda interesarle a alguien más que a tu propio ombligo, ya sea el público o al director de un casino, ya sí que se requieren de una serie de aptitudes como algo de maña para luchar contra ese azar que siempre gusta de ser caprichoso o un mínimo de sentido común para intuir a qué números apostar, esta segunda una cualidad que la experiencia ayuda a perfilar si se ha hecho buen uso de la que vale más que la fuerza.
Precisamente a Eduard Cortés, director y coguionista de estos "Pelayos" de la gran pantalla, no le falta una veteranía repartida entre horas de cine y de televisión, un rodaje profesional del que sobresale 'La vida de nadie' como punta del iceberg con la que adornar el póster de su vida. El realizador, refugiado en los últimos tiempos en un engendro surgido del Averno como es la casposa 'Ángel o demonio' televisiva, se inspira como hiciera con el largometraje protagonizado por José Coronado en una historia real, la de los popularmente conocidos a nivel mundial como The Pelayos que contaron en primera persona los propios Iván y Gonzalo, Brühl y Homar en la ficción, a través de la letra impresa de 'La fabulosa historia de Los Pelayos'. Una historia que huele a celuloide de lejos enmarcada entre las paredes de un casino que según se han visto enfocados por la cámara han dado lugar a sueños húmedos como el de 'Casino', a sueños olvidables como los de 'Ocean's Eleven' o a pesadillas como la de 'Miedo y asco en Las Vegas'.
Casualidad o no, en los tres casos citados hablamos de realizadores con nombre, no necesariamente renombre, pero con intenciones bien definidas de antemano que dan como resultado producciones consecuentes con estas intenciones, afines a su potencial y con personalidad de serie, no así en el caso de 'The Pelayos' que a diferencia de sus protagonistas no parece haber tenido la misma paciencia para dejar que su propio sistema como película termine de tomar forma, y así pulir un resultado al que le falta trabajo y enjundia como esta especie de rácana versión castiza de '21: Black Jack', una modestia resumida en el desparpajo de su jocosa intrascendencia.
'The Pelayos' es un diamante en bruto que tiene historia, intenciones y un reparto de sobras destacable, argumentos además respaldados por el apoyo de una distribuidora con ganas de no mentar el nombre de la subvención en vano. Y si bien rodar una película es tan fácil como grabar un vídeo de una boda, véase la ya olvidada (y olvidable) '[·REC]³: Génesis', cumplir con aquello que se promete un tráiler o un cartel ya no es tan sencillo como pueda parecer cuando son los Yankees quienes nos lo venden.
¿Cuáles son los problemas para que la apasionante historia de 'The Pelayos' caiga en el tedio que ni los pechos de Blanca Suárez es capaz de romper? De partida la cinta, un mero reflejo de lo que sus intenciones pretendían, reparte demasiadas cartas en proporción a sus exiguos recursos dispersando el interés de la que viene a ser su razón de ser, la misma que en esencia le permitió a Danny Ocean y sus muchachos hacernos pasar un buen rato a través de la agilidad de un planteamiento que no requirió de mayor relleno que los nombre de Clooney, Pitt, Damon o Roberts.
Añadida a la fórmula alguna que otra subtrama que aleja a la cinta de las mesas de juego, y que con ello reincide en aquel dogma del cine español que parece obligar a sus protagonistas a pasar por la cama para dar sentido a sus vidas, la faena adolece además de una línea clara de actuación a la que aferrarse en caso de duda, dando a luz una producción que se mueve a arreones y de forma irregular con una disfunción rítmica evidente cuya banda sonora bien puede ser sintomática, una colección de melodías extraídas de cd's de archivo que evidencian una falta de cuerpo, empaque o personalidad propias que vive demasiado de unas influencias a las que encima no puede aspirar por pura disposición matemática.
No sólo es que 'The Pelayos' hubiera podido dar más de sí, que también, sino que podría haber aprovechado mejor sus opciones de haber sido un poco más sensata a la hora de poner sobre la mesa su juego. La falta de recursos evidentes, máxime si nuestras retinas están acostumbradas al brillo de Hollywood, hace que el glamur del acartonado escenario que sirve de casino sea más bien escaso, y con ello la credibilidad del relato se vea inmiscuida de lleno en una espiral que conduce a un relato que a duras penas termina por aguantar el paso de su propio metraje a pesar de los esfuerzos de algunos secundarios como Eduard Fernández o Miguel Ángel Silvestre, mucho más entonados que unos protagonistas que a lo Star System parece que se bastan con hacer acto de presencia.
Pero incluso para hacer algo tan "despreciable" según algunos como un mero pasatiempo fílmico hace falta algo de maña. 'The Pelayos' no sólo adolece de una falta ostensible de ella, sino que de igual manera que el borracho que se hace pasar por jugador se empecina en que a la próxima será su mano sin darse cuenta de que el crédito se le agota en cuanto le termina por pasar lo mismo que a La Bestia: está tan pendiente del truco que se olvida de todo lo demás, incluido el darle sentido y valor al truco. Y así es complicado hacer saltar la banca por mucho que uno más uno sean dos.
Nota: 5.5
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Amagan con ello... aunque el problema no ese, el problema es que amagan "sólo a ratos" y, como bien ha puntualizado Sulli, se dejan caer en (demasiadas) ocasiones en ciertos tics televisivos lo que hace que el ritmo y el interés flojeen. Y sí, por supuesto que hay tetas aunque su aporte dramático sea nulo (más no por ello dejan de ser bienvenidas las de Blanca Suárez, sin ir más lejos...).
Sobre si la historia es o no fidedigna sinceramente, no lo sé, ni tampoco creo que importe demasiado si la miramos sólo como "ficción", aunque ya entrando en ese terreno se le podría haber pedido mucho más, precisamente, como ficción.
Y sobre la historia real, yo no tenia ni idea de ella antes de ver la peli y aunque si que no deja a la familia como las mas humilde del mundo, a mi me pareció muy interesante
Había oído hablar de esta historia de oídas y en su momento escuché también de la existencia de este filme, pero ni la historia ni el largometraje me llamaban suficientemente la atención. Claro que los tiempos cambian, la película se ha vuelto a meter en mi camino y le he dado el beneficio de la duda esta vez.
En resumidas cuentas, no estamos hablando de historia del cine español, pues se siente apresurada en algunos momentos y con ciertos personajes y no tiene toda la fuerza que podría haber tenido. Esta es la versión corta, si les sigue interesando mi opinión, sigan leyendo los siguientes párrafos.
Cuando el elenco de una película lo conforman gente como Lluís Homar, Blanca Suárez (del que es imposible no caer rendido), Daniel Brühl, Miguel Ángel Silvestre o Eduard Fernández, sin querer olvidar al resto de actores tan importantes como los mencionados, está claro que las apuestas para que salga bien juegan a su favor...aunque, por otro lado, es el guion del mismo Eduard Cortés y Piti Español su mayor enemigo.
Y es su mayor enemigo porque se toma demasiadas prisas para una historia que merecía tomarse su tiempo. Por ejemplo, Gonzalo (Homar) convence demasiado rápido a su hijo Iván (Brühl) para embarcarse en la misión de saltar la banca cuando claramente es una decisión muy seria para solventarse en pocos minutos. Y, además, los altos y bajos que experimentan con el método no se pueden saborear del todo (una sub-trama con el prestamista, desperdiciado). Y, hablando de malas decisiones, algunos personajes sufren (como 'Balón' o Shui) cambios repentinos e ilógicos por no manejar los tiempos o (quizás, no lo sé) recortes en su montaje.
Aún con todo, tener un elenco de actores de esa categoría es clave para que la película pueda salir adelante y no ahogarse en la orilla, especialmente Brühl, Homar y Fernández. Eso, y mantener el interés con el método, los casinos y demás parafernalia que rodea esta narración, una narración que empieza con un golpe de efecto para que el espectador pique el anzuelo de forma bastante inteligente. No obstante, conmigo no consigue saltar la banca y se queda en una interesante apuesta.
6