74 minutos. Eso es lo que dura '[•REC]³: Génesis' sin contar los créditos finales. Y de estos 74 minutos de metraje los 20 primeros podrían corresponder perfectamente al vídeo doméstico de cualquier otra boda normal y corriente, rodado al más puro estilo '[•REC]' (o cinéma vérité) y que a la postre, sorprendentemente, se convierten en lo mejor de una muy agridulce función... ¿tal vez porque no encontramos "infectados" en ella que arruinen un convite más cerca de la gruesa parodia que es el cine de Uwe Boll al cine de verdad que de sus dos notables y revolucionarios precedentes? A partir de ese momento este tercer ejercicio de puro merchandising cobarde que es '[•REC]³: Génesis' viene a ser lo que suelen ser las bodas, una celebración en la que si uno no es parte implicada o interesada, si uno no va predispuesto a reírle las gracias aunque la mierda rezume por su boca, la misma tiene más de aburrido compromiso con aire a déjà vu que de una auténtica película cuyo minuto le saldrá más caro al espectador que el kilo de angulas en temporada navideña.

Es realmente temible lo importante que puede resultar la predisposición inicial de la audiencia ante una película, tanto que puede hacer del visionado de esa película algo irrelevante a la hora de sopesar un veredicto que está decidido de antemano "pase lo que pase" e independientemente de la calidad real de dicha película que no se ve como es, sino como queremos verla salvo facepalm de los gordos (o de los dolorosos). Tal y como dijo cierto compañero nuestro en una de sus frases más famosas, "la vi para confirmar las sospechas", no son pocas las ocasiones en las que antes de entrar a ver una película "sospechamos" que nos va a gustar o no incluso en qué medida exacta, por lo que no sería difícil encontrarnos defendiendo o defenestrando según que películas en base a unos argumentos que a otras no les sirven de igual manera... ya sea achacable a la limitación del vocabulario castellano o no.

Esta semana pongamos por caso los estrenos de 'La cazarrecompensas' o '[•REC]³: Génesis', cuya suerte parecía ya echada de antemano por el ambiente mayoritario que se respiraba en la sala de ambos pases de juntaletras. Da igual que en el fondo la única diferencia sustancial sea la presencia de Katherine Heigl en una de las dos que, para el caso, ambas son igual de malas con o sin dicha persona aunque sea un comentario que al amigo Reporter le duela en el alma... y lo entiendo, más la culpa la tiene Paco Plaza quien como ha demostrado en sus incursiones en solitario, 'El segundo nombre' y 'Romasanta, la caza de la bestia', pierde mucho como cineasta una vez el nombre de Balagueró no le hace compañía tras el monitor y gritando acción, corten y esta es la buena, ¡a positivar!. Bueno, dos diferencias: la presencia de la Heigl, sustancial todo hay que decirlo, y que una no tiene con qué decepcionar... ni por qué no hacerlo; la tercera entrega de una franquicia de la que cabe esperar sí, y mucho.

'[•REC]³: Génesis' es más una idea que un filme, es más una circunstancia que una historia. De partida la función del "génesis" de su título cabe atribuírselo más a la Biblia que a la condición de una precuela que no es, y que aunque fuera en ella no se explica nada nuevo que no se haya visto en cualquier otra película de zombies, infectados, huelguistas o indignados, como se les quiera llamar, si acaso el chiste a costa de la SGAE (una de las pocas veces que uno se ríe con la película, que no de la película). Pero ya no es sólo que no se explique nada nuevo ni que haya un trasfondo que nos haga diferenciar a los poseídos de los humanos salvo su ridículo maquillaje, apreciarlos más allá de los cachos de carne que son como diría Bender o que nos importe que lleguen al final de un metraje salpicado de sketches sin mayor fundamento que hacerse eco de todos los clichés del género. Tampoco es que sea una secuela fácil y simple, una artimaña comercial obligada a existir por contrato como la conversión al 3D (o a lo que haga falta) de 'La amenaza fantasma'. Sí, es todo esto, pero no es sólo esto.

Es que '[•REC]³: Génesis' no aporta nada, ni tan siquiera respeto por sus precedentes, mientras que al tiempo que la cámara deja de ser protagonista para ser un mero espectador esta pierde toda personalidad, y con ella, el elemento que ayude a diferenciarla de cualquier otra zombie-movie de la misma manera que '[•REC]' marcaba distancias con títulos como 'La horda'. Si a eso le sumamos la torpeza de su puesta en escena y la inexistencia de un argumento que dote de sentido, consistencia o sentido común a los pasos de sus protagonistas hacia la muerte, la precariedad de un apartado técnico muy limitado a la altura de esa 'Posesión infernal' rodada hace 30 años por dos duros, o ese recorrido tan perezoso y vago por todos los recursos explotados hasta la saciedad en series B, C, D y Z para provocar el grito/bostezo/carcajada en el espectador, '[•REC]³: Génesis' tiene mucho más del 'House of the Dead' de Uwe Boll que de cualquier otra cosa que pretenda... salvo por el "bullet time" casero y el Game Over con el que se despedía a cada jugador, dos pruebas de que Boll en realidad es un genio incomprendido a descubrir una vez nos haya dejado.

No cabe duda de que vista con optimismo puede ser tan disfrutable como una película de Katherine Heigl... sea dicho con segundas, algo que recalco por pura malicia hacia la considerada actriz. Y no cabe duda que se agradece que en España también seamos capaces de hacer una producción mediáticamente tan potente como esta. Porque quizá de eso se trata, de vencer a Hollywood con las mismas armas con las que muchos dicen que Hollywood nos ataca: mierda impresa en celuloide. Y a pesar del entusiasmo de Leticia Dolera y Diego Martín como protagonistas, a pesar de sus esfuerzos por ponerle algo de cordura a esta tomadura de pelo, los dos solos no se bastan para ponerle un happy end a esta boda que acaba en divorcio nada más empezar ni a tiempo para llegar al descanso del partido. Visto a su vergonzosa y cortísima duración casi se puede considerar incluso un punto a su favor (siempre que no se pague por verla), dado que su brevedad evita en parte que la broma se estire hasta lo verdaderamente insoportable. Maldita policía, siempre llegan tarde. O malditos militares, que no estaban allí para como en 'Estallido' arrojar una bomba a los 5 minutos...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex