Aunque en realidad lo parezca 'El hombre sin pasado' no es sólo una cinta de acción, diferencia sustancial que solemos encontrar entre el cine de género auspiciado en Occidente, donde se suele apostar casi siempre por un tono muy liviano, y el de Oriente, donde al margen y más allá del número de ostias y litros de sangre que puedan verse en pantalla, por lo general en dosis muy de agradecer, siempre encontramos un intento por dotarle de un trasfondo, digamos, más humano... aunque en algunos casos como el que nos ocupa esto último esté muy cogido por alfileres, el de esta cinta conocida en versión original por el nombre de 'Ajeossi' (= tratamiento común entre vecinos), y cuya un tanto inconsistente y poco convincente premisa da lugar a un sólido y notable thriller made in (la buena) Korea gracias a su potente y trepidante puesta en escena.
Mi mamá me dijo que si me pierdo debería insinuar que no sé nuestra dirección ni nuestro teléfono.
Cuando se emborracha dice que deberíamos matarnos juntas.
Eres peor que ese gordito hijo de puta que me llama vagabunda.
Pero no te odio. Si llegara a odiarte no me quedaría nadie más en el mundo.
Y si pienso en eso, duele mucho. Así que no voy a odiarte.
El argumento de 'El hombre sin pasado' es lo de menos, como en realidad viene siendo costumbre extendida en gran parte del cine que desde esa parte del mundo nos llega (demasiado de vez en cuando, cabe añadir, y aún menos cuando de disfrutarlo en la gran pantalla se trata). Una premisa argumental que no por estar mejor construida, y esta lo está, deja de seguir un esquema más bien convencional de trazo grueso y resultados obvios de inicio, una especie de western donde la escala de grises de todo relato ambiguo es dejado de lado en beneficio de unos extremos nada sutiles lo que, por otro lado, y a diferencia de otras cinematografías, no debe de ser confundido con simpleza o falta de definición, más bien todo lo contrario pues todo tiene un por qué aunque se evite en la medida de lo posible, como en todo producto mass media, meter el dedo en la llaga.
Es en la inconfundible sensibilidad que le viene de serie, en la personalidad inherente al (buen) cine de allí donde este tipo de relatos, o al menos de los que nos llegan en condiciones, encuentran una fuerza que en esta caso no es excepción en la caligrafía de -apunten el nombre- Lee Jeong-beom, la misma que desprende una puesta en escena tan simple y directa que su franca contundencia llega a aturdir ante la aparente facilidad con la que a través de simples detalles como el de una uña pintada se elaboran relatos como este donde, en resumen, todo gira en torno a una espiral de violencia de sentido único y con un final marcado, lagrimilla final incluida: Todo aquel que lo merezca será ajusticiado, dolorosamente ajusticiado... para nuestro disfrute y cortesía de una cinematografía sin miedo a la sangre capaz de coreografiar la violencia con una elegancia más propia del ballet clásico que del rastro de cadáveres que deja a su paso Won Bin, transformado de víctima en verdugo y casi lo menos que un superhéroe a la altura de hoy su rival en los cines Jason Statham.
¿Qué importa que esté elaborada a partir de todo tipo de arquetipos y lugares comunes? Si bien 'El hombre sin pasado' carece de esa incertidumbre en su devenir de la que si hacían gala títulos como 'The Chaser' o 'The Yellow Sea', dos de las mejores muestras del género recientes no por casualidad firmadas por la misma persona, Na Hong-jin, su eficacia como thriller con alma de blockbuster orgulloso de serlo está fuera de toda duda, capaz de mostrarse como algo fresco a través de un arrollador discurso narrativo que no deja títere con cabeza, y donde su historia nos atrapa ya desde un primer momento para no soltarnos hasta el fundido a negro final de una proyección extenuante, tanto por la brutalidad de su clímax como por esos diez o quince minutos que siempre les sobran a los cineastas orientales. La cosa está clara: puede que no haya mucho de nuevo bajo el sol naciente... pero puede que tampoco haya mucho de nuevo que los amantes del sol naciente queramos ver. Y quien practique esta religión a la que hago mención ya sabe a lo que me refiero, porque una ostia bien dada sigue siendo una ostia bien dada. Y en 'El hombre sin pasado' las hay, y bastantes.
Nota:
7.75
Por Juan Pairet Iglesias
Por otro lado el personaje principal tiene cierto aire místico que si bien me pareció algo cursi, también me pareció interesante.
Una película muy muy bien hecha y la verdad, no me arrepiento en absoluto de verla, joder que los asiáticos están locos.
Por no repetirme en la recapitulación que ya realicé en la crítica de la reciente (de estreno en nuestro país porque allí lleva ya años) The Yellow Sea, simplemente diré que Corea del Sur le tiene tomada la medida a los thrillers de acción y crimen y que ya son un puñado de películas las que ofrecen un argumento en este sentido y una ejecución cuanto menos notable.
No se que toque tienen los coreanos con este género que saben llegar al espectador más por como te lo cuentan y como lo ruedan que por lo que te cuentan. Que las historias siempre son interesantes pero si me pongo a pensar, en mi adolescencia veía muchas películas de Steven Seagal con mi padre que argumentalmente tampoco andaban muy lejos. Pero como digo, saben hacer que lleguen al espectador de forma especial.
Así mismo añadir, que hablando del cine de este país en general sin concretar el género, no se si es que he ido a ver las mejores o es que todo lo que hacen es digno de mención. Gracias a recomendaciones de compañeros cinéfilos he podido descubrir joyas como Oasis o Castaway On The Moon, dos preciosos dramas sobre personas antisociales o de minorías que llegan directas al corazón.
Antes de que me confundan con el concejal de turismo de allí, procedo a valorar sin más dilación la que nos ocupa.
El protagonista trabaja en la tienda de empeños de un barrio marginal. Desde el primer momento le rodea un halo de misterio con un pasado del que es evidente que quiere huir y pese a tener grandes capacidades para la lucha, llevar una vida alejada de la sociedad.
La única que parece sacarle su lado más humano y tocarle su corazoncito es una niña que tiene como vecina y que aparte de tener afecto por lo ajeno, está abandonada por una madre drogadicta que siempre anda metida en lios y no le presta los cuidados que debería. Algo tan simple como una uña pintada puede remover la conciencia del protagonista y enternecer al espectador.
La hija no es la única amante de lo ajeno dado que a la madre le da por robarle droga a unos mafiosos los cuales la secuestran llevándose a la hija con ellos. Entonces es cuando el protagonista sale de su retiro y empieza la búsqueda incansable de la pequeña mientras la policía lo toma como sospechoso e investiga su pasado aparte de tener que sobrevivir a los enfrentamientos contra los que se va a encontrando a su paso mientras busca pistas.
La película va cogiendo ritmo e interés a medida que avanza aunque desde el principio es atrayente sobretodo por el misterioso protagonista y por su relación con la niña que es muy entrañable y emotiva.
El triángulo de situaciones entre la policía, los mafiosos y el protagonista, convergen sin lagunas en una serie de sucesos que a medida que avanzan se van volviendo más vertiginosos. La investigación nos regala emocionantes momentos de persecución. Toda la trama mafiosa está dotada de un gran número de personajes que no son simplemente peones que van cayendo sino que son interesantes y están bien definidos, con un duelo que te van anunciando a lo largo de la cinta con encuentros y miradas y que tampoco defrauda.
Aparte toda la trama mafiosa tiene un trasfondo que se adentra más allá de los simples negocios por drogas con unos negocios despiadados, crueles y que nos obsequian con escenas descorazonadoras.
Algunas de las mayores cualidades de este tipo de películas suelen ser sus escenas de acción y la violencia de las mismas y esta no defrauda. Grandes peleas de varios personajes en escena sea con armas de fuego o sobretodo y como es abitual cuerpo a cuerpo o con armas blancas, demostrando de nuevo la pasión en este país por las hachas. Todos los amantes de las escenas sangrientas y el gore (yo uno de ellos) saldrán contentos con escenas muy potentes e impactantes.
Todo el visionado nos lleva hasta un gran climax cargado de emociones y una gran escena final con un plano realmente exquisito rematado con la entrada de los créditos finales que son acompañados con un precioso y acertado tema musical.
Nota: 7.5