'Taxi Teherán' - Cosas que pasan
Hablar de 'Taxi Teherán' es hablar de Jafar Panahi. Y hablar de Jafar Panahi es hablar de Irán. Para poder "entender" de verdad la cinta, más allá de la evidencia que supone verle conducir con cierta torpeza un taxi mientras recoge y charla "fortuitamente" con determinados clientes, hay que conocer que el reputado director iraní fue condenado por la justicia de su país a, entre otras cosas, 20 años de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder cualquier tipo de entrevistas. Ahí está el matiz que marca la diferencia entre una carrera y una buena carrera.
Aunque simpática y agradable, en apariencia 'Taxi Teherán' es un filme poco concluyente y demasiado sencillo como para, en primera estancia, despertar algún tipo de entusiasmo. No es esta quizá la mejor película con la que comenzar a descubrir la obra de Panahi, pues en caso de preguntarlo la mayoría de entendidos, probablemente, aconsejarían conocerle un poco de antemano para poder sacarle todo el partido posible. En verdad no soy quién para dar lecciones al respecto, si bien existe también la otra gran posibilidad: desgranar su obra a la inversa.
El trasfondo en este caso es un factor importante sin el cual puede dar la sensación de ser no más que "un filme filmado a escondidas" cuya gracia, en última estancia, reside simplemente en "haber sido filmado a escondidas", algo que no tiene por qué llamar la atención de la Generación YouTube que se distrae con cualquier gañan con un cámara, poca vergüenza y mucho tiempo libre. No deja de ser un grupo "de iraníes" -dicho si quieren con "desidia"- que hablan de forma aparentemente trivial en el interior de un coche. Durante 80 minutos.
Si y no, sino todo lo contrario: si bien como película en sí misma no trasciende de la mera curiosidad cultural, si lo hace como alegato en favor de la libertad... creativa, social y espiritual. Un gran ejemplo de que la sencillez y sobre todo la sutileza de una inocente conversación, aunque sea de "unos iraníes", pueden ser un arma muy efectiva, sin que sea necesario alzar la voz ni hacer uso de una gran retórica para mostrar, con claridad meridiana, un mensaje tan concluyente sobre un aspecto que en Occidente tan a menudo damos por sentado.
Esta circunstancia elevan a 'Taxi Teherán' a una categoría diferente, abriendo la puerta a todos aquellos que consideran el cine reivindicativo como un "peñazo": el último trabajo de Jafar Panahi no reivindica nada salvo su propia existencia, como aquel imbécil que se hace llamar "youtuber" al que cuatro millones de reproducciones le reivindican. Más o menos, viene a ser lo mismo aunque no lo parezca: sea dónde sea, nos guste más o menos, el mundo es así, y 'Taxi Teherán' refleja su parte con una sinceridad, sencillez y un sentido práctico encomiable.
Un pequeño gran filme, o un gran pequeño filme; cualquiera de las dos... nos vale.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex