Vas a llorar, o cuanto menos a soltar esa lagrimilla tímida y furtiva. Lo que bien podría parecer una amenaza en según qué circunstancias, y con según qué edades, no es más que una advertencia que para nada hay que tomárselo como algo malo, más bien lo contrario. Y es que resulta complicado no dejar aflorar algún tipo de emoción al finalizar la proyección de 'Senna', lo que sin duda habla en favor de un documental modélico, conciso y limpio en su narrativa, y centrado con transparencia en la figura de una persona que tras más de 90 minutos en pantalla transforma en temor y rabia la certeza de una crónica con un desenlace inevitablemente amargo.
Tanto para los amantes como los profanos en la materia -me incluyo entre estos últimos- 'Senna' parte como una pieza bastante interesante de ver por más que, muy posiblemente, no cuente nada nuevo ni sus maneras se merezcan sortear del todo las dudas, más bien injustas, que surgen en la mente del consumidor medio ante la idea de pagar por ver un documental en la casa del séptimo arte, aunque en no pocas ocasiones este tipo de obras sean capaces de ir más allá de lo que es capaz el cine de ficción. 'Senna', por ejemplo, ejemplariza la causa a la que toda pieza documental ha de servir y a la que el cine no siempre quiere y/o puede alcanzar, y lo hace de manera sencilla, franca y directa, presentando la figura de una leyenda desde el punto de vista de lo que, al fin y al cabo, y fuera ya de los logros personales de cada uno, en resumen somos todos: una persona de carne y hueso. El considerado por muchos entendidos de la materia como el mejor piloto de la historia se dejó la vida allá por 1994 disputando el Gran Premio de San Marino, momento que recogen inevitablemente los últimos minutos de la película. Dicho año un servidor apenas sabía lo que era la Fórmula 1 ni mucho menos conocía quién era Senna, una de tantas noticias de unos telediarios a los que entonces no hacía mucho caso. Locuras de juventud, que todos hemos sido jóvenes y algunos aún lo seguimos siendo... ahora la F1 tampoco me importa mucho pero al menos sé quiénes son Schumacher, Alonso, Hamilton y compañía. Y de oídas, como todo, conocía por encima la existencia de Senna sin saber exactamente cuáles habían sido sus méritos reales para acceder a ese Olimpo de la historia donde sólo tienen cabida los auténticos fenómenos.
Y si pierdo el tiempo llendome por los cerros de Úbeda con esta introducción (para variar, dirán algunos...), es más que nada para alejar el fantasma de todo aquel que sienta que el desinterés por la F1 puede afectar al visionado de este muy entretenido 'Senna' como para restringir su alcance a "sólo para fans"; no, este documental no es 'Never say never', en parte porque Senna ha hecho mucho más con lo que rellenar 100 minutos de metraje, y en parte porque su figura se engrandece por su actos y no porque cada dos minutos nos digan lo grande que es (a pesar de que, como suele ser costumbre, se hace poco hincapié en los aspectos negativos o más cuestionables, lo que se ejemplariza en una rivalidad con Alain Prost que pone a este último como villano inexcusable... algo parecido a lo que haría cualquier español con la de Hamilton-Alonso, en resumen). La causa lo merece, aunque no lo merezca del todo la causa.
La cinta recoge con naturalidad y como testigo privilegiado lo más destacado de su carrera deportiva, salpicado con unos pocos apuntes personales y en un brillante 2D plagado de imágenes de archivo montadas de manera impecable, al tiempo que de paso y con ello hace una radiografía de lo que era la F1 de aquel entonces más centrada en la figura del conductor que en la del ingeniero. Sí, quien lo conoce de antemano disfrutará volviendo a ver al brasileño sobre el asfalto; y sí, quien no le conoce disfrutará descubriéndolo. Y ambos, como adelantaba en un principio, llorarán al final la pérdida de quien nos es presentado a través de sus actos. Sobre el papel 'Senna' es un muy buen documental que se nota ha sido elaborado con mimo, y en donde las maneras se funden con el fondo para dar lugar a una pieza sólida y firme.
Lo que cuenta lo cuenta bien, lo hace con ritmo y sobre todo con la transparencia y maña necesaria para que este fluya durante todo su metraje con fluidez. Y es evidente pero no está de más decirlo, la figura de Senna es una de esas que se presta tan idónea como epicentro de una narración que lo más fácil sería hacerlo mal. ¿Se puede pedir más? El principal defecto, si cabe, que podemos achacarle al documental es una falta de perfección que puede confundirlo con el clásico extra del suplemento de los domingos al estilo de 'Aquellos maravillosos años...', la misma que ansiaba el propio Senna con el volante entre las manos. Senna estuvo cerca de la perfección, pero por debajo, y este documental está cerca de Senna, por lo que inevitablemente este último se encuentra dos peldaños por debajo, lo que no quita para que al menos se merezca un puesto en la pole de cara a un más que aconsejable, saludable y, finalmente, emotivo visionado.
Nota:
7.5
Por Juan Pairet Iglesias
Entrenido documental sin más. Un 6
Me refiero a que se tiran toda la pelicula insuando y mandando indirectas sobre ella para que luego todo ocurra en un par de minutos y final, a mi en ese sentido me deja frío, aunque aplaudo la decisión de recrearse más en otros ámbitos
Senna desde bien pequeño sentía pasión por los coches y sus padres le apoyaron moral y económicamente para participar en competiciones de karts hasta que dio el salto a la F1. Allí desde bien joven se dio cuenta que si no tienes padrino y dinero o eres un fuera de serie o lo tienes difícil. Pero él era un fuera de serie y se convirtió en uno de los mejores pilotos de la historia.
Hablando en todo momento desde el prisma que nos cuenta el documental tuvo que ir escalando poco a poco a mejores equipos y mejores coches, con mucho esfuerzo y teniendo que superar muchas trampas de los jefes de la FIA y patrocinadores, donde el amiguismo y el politiqueo priman mucho. Incluso que le quitaran un campeonato por una trampa legal medio sacada de la manga.
Vemos al Senna competitivo, al arriesgado hasta el límite y al apasionado de su trabajo, incluso loco por él (en estos aspectos me recuerda a Rossi el de MotoGP) y también vemos al Senna más humano, al familiar, al religioso, al cercano que lo daba todo por los suyos y por su país cuando otros se avergonzaban de ondear la bandera de un país tercermundista.
Aún sabiendo como iba a acabar no he podido evitar soltar alguna lágrima cuando entre multitudes pasaba su féretro y una mujer decía algo así como "en Brasil no teníamos nada, ni que comer, ni que vestir y la única alegría que teníamos se nos ha ido".
Como digo, no soy ningún fanático de la F1 pero es muy interesante todo el material de puertas para adentro, de las reuniones de pilotos, de sus piques con su primero compañero y luego enemigo, etc
Me gusta además que no se recreen con el tema de su muerte con mil tomas, mil planos, buscando la sangre o el impacto sino que vayan más a lo que fue su vida.
En resumen, un buen documental, te guste o no la F1. Un 7