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'Scream 4': Scream Movie 4

Vía El Séptimo Arte por 19 de abril de 2011

Diez años después de la última masacre relacionada con el temible asesino Ghostface, Sidney Prescott ha logrado dejar atrás dicho mal trago, y se ha convertido en una escritora de éxito. Ahora, la gira de promoción de su nuevo libro la lleva a Woodsboro, su pueblo natal, donde dieron comienzo los ataques que la hicieron tristemente famosa. Al poco tiempo de llegar Sidney al pueblo citado, los adolescentes de la localidad empiezan a recibir llamadas amenazadoras al móvil, y algunos de ellos aparecen brutalmente asesinados. Todo apunta a que Ghostface ha vuelto.

Los habitantes de la pacífica (¿?) localidad de Woodsboro vuelven a temblar. Y no lo hacen porque los asesinatos hayan vuelto a dispararse... lo hacen más bien porque la industria del cine ha vuelto a fijar su siempre lasciva mirada en sus calles y hogares. La franquicia 'Scream' ha resucitado... una vez más. Y ya van cuatro. Esta noticia, tal y como está la creatividad ahora mismo en las soleadas colinas de Hollywood, es sin duda una mala noticia. Sin ir demasiado lejos, a la tercera entrega de la saga hay que remitirse, una película en la que se evidenciaban los excesos y sinsentidos en los que había caído la ya agotada ''fórmula Ghostface''.

¿Había razón pues para que el asesino del móvil volviera de entre los muertos? Claro que sí. Siempre la hay, y ésta acostumbra a encontrarse siempre entre suculentos billetes verdes de dólar, un material en el que los hermanos Bob y Harvey Weinstein se mueven como pez en el agua. Y si estos dos auténticos expertos en hacerse con premios de la Academia deciden que toca captar más dinero hacia las arcas de su productora, esto ya es motivo más que suficiente reactivar (un concepto últimamente muy de moda en el mundillo) cualquier producto. Si además a dicha reanimación le acompaña una buena idea, mucho mejor... pero en ningún caso es un requisito sine qua non.

En esta ocasión, el encargado de aportar ideas es, como no podía ser de otra manera, Kevin Williamson, el que ya estuviera detrás del guión de las tres anteriores 'Scream'. De hecho, el que iniciara su carrera a las órdenes de Wes Craven en el año 1996, la prolongaría con títulos más o menos afortunados, pero sin duda influyentes a finales de la década de los 90 y principios del siglo XXI, como por ejemplo 'Sé lo que hicisteis el último verano', 'The Faculty', 'Secuestrando a la Srta. Tingle' o la más actual y televisiva 'The Vampire Diaries'. Productos que han ayudado todos ellos, nos guste o no, a redactar las normas de los productos de terror (en su vertiente más slasher) que nos han llegado a lo largo de los últimos años.

En este sentido, la grandeza de la primera 'Scream' recaía en una brillante reflexión sobre los clásicos más recientes del género, que antecedía a un no menos inspirado proceso de reciclaje, que como ya se ha dicho, terminó sentando las bases del slasher moderno. Más de diez años después, a Wes Craven no ha debido gustarle demasiado lo que ha ofrecido el cine de terror en este periodo. ¿El torture porn de la saga 'Saw'? Craven y Williamson escupen en él en un alocadísimo prólogo, que sea dicho de paso, es de largo lo mejor de 'Scream 4', y supone un nuevo más-difícil-todavía en el terreno de las piruetas meta-fílmicas que tanto gustan al director, y que de hecho ya marcaban buena parte de la identidad de la prodigiosa primera 'Scream'.

Después del legado de James Wan, nos queda el actual boom del terror low-cost, patrimonio de la pareja Myrick & Sánchez, Balagueró & Plaza, de Gustavo Hernández, de Matt Reeves, o de Oren Peli. El efecto 'Paranormal Activity' tiene también su representación en esta enciclopedia del terror que en el fondo le pedimos que sea cualquier historia que lleve por título el de 'Scream', pero su influencia es mínima, y parece más deudora del mismo material que en su día concibieron los propios Craven y Williamson (véase aquella insuperable carambola en la que se convertía aquella cámara-espía que mandaba imágenes en falso directo a la furgoneta de la periodista Gale Weathers).

El caso es que la pobre cosecha del terror popular de la última década ha podido repercutir en la pobreza de un guión que, aunque nos pese a los fans de la saga, no está a la altura de las circunstancias. Más allá del mencionado prólogo, en el que parece haberse embutido la práctica totalidad creativa, el resto de la historia avanza tontamente, de manera cada vez más increíble, y lo que es peor, asustando cada vez menos. Así es, esta cuarta incursión de Wes Craven en el universo de Woodsboro acaba tornándose en un tonto ejercicio de cinefilia, más pendiente de mirarse el ombligo que de ofrecer un espectáculo rico en sustos y gritos (aunque la ausencia de este último ingrediente quizás sea más achacable al pésimo estado de forma en el que llega la supuesta estrella del show... el tiempo no perdona a nadie, y mucho menos a Neve Campbell).

Con todo, el juego autorreferencial propuesto por el maestro Craven no deja de tener su gracia... tanta que a veces (el diálogo entre los policías en misión de vigilancia, toda la recta final del relato, etc.), más que parecer una película suya, parece que estemos frente a la nueva spoof movie de los hermanos Wayans. Así, lo que empezó como una de las películas más terroríficas de la década de los 90, ha acabado convirtiéndose -parece que voluntariamente- en una parodia de ella misma, lo cual también parecía ser su destino desde el principio. De este final puede extraerse una lectura optimista y otra pesimista... que cada cual se quede con la que más le plazca, pero si alguien me pregunta, contestaré que para estas citas prefiero los sobresaltos antes que las carcajadas.

Nota: 5 / 10

por Víctor Esquirol Molinas

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