Advertencia, yo confieso: Me encantan las películas con una base y/o una apariencia teatral, en lo que se puede calificar abiertamente como una debilidad personal. Por lo tanto una película como 'Regreso a Ítaca', en principio, en teoría, a menudo también en la práctica, suele partir con ventaja, y a poco que este resuelta con algo de atino contará con mi beneplácito, visto bueno y recomendación. Por ejemplo, pongamos de ejemplo 'Regreso a Ítaca' para que pueda servir de ejemplo.

Con 'Regreso a Ítaca' el francés Laurent Cantet compensa el relativo traspiés que supuso la pesadez de 'Foxfire. Confesiones de una banda de chicas', ejemplo perfecto de una bella mujer desequilibrada por el volumen de sus posaderas. Una cinta que deriva directamente de su episodio de '7 días en La Habana', y en la que cinco cubanos hablan, en una terraza de La Habana y a lo largo de una sola noche de irrelevancia histórica como otra cualquiera, sobre la Cuba de ayer y la Cuba de hoy, y de paso, de un poco de todo y de nada a la vez.

El director de 'La clase' recupera con la complicidad del idioma español el pulso, la naturalidad y sobre todo la cotidianidad de aquella en lo que vendría a ser como una obra de teatro (adecuadamente) filmada. Con ritmo, fluidez y aplomo. Como marcan los cánones y con la cámara de "guest star", todo se resume en el continuo fluir de las palabras, palabras que poco a poco van escudriñando a quién las dice y a quién las escucha; que poco a poco van revelando quién es quién y por qué cada uno es quién es.

Palabras que no cesan de llenar la pantalla durante unos ajustados 90 minutos muy amenos, convincentes, y auténticos. Tal vez no demasiado perspicaces -depende del gusto- pero si lo suficientemente eficaces, especialmente a la hora evitar caer tanto en la postal idílica del que ejerce como turista como en la barrabasada de trazo gruesa de quien no busca una historia, sino vender ideología de a 20 duros el kilo. Eva María se fue, buscando el sol de la playa: Laurent Cantet se fue a Cuba a encontrarse con la letra pequeña del oficio del realizador (anónimo), de esa nota a pie de página que aclara que una imagen vale más que mil palabras; esto es, que mil palabras equivalen a una imagen.

Nota: 7,0

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex