Cada nueva aventura de James Bond, representa sin duda alguna todo un acontecimiento vía cinefilia para cualquier tipo de espectador guste o no le guste el personaje creado por Ian Fleming, pues hay motivación para todo gusto; desde la implacable acción, las hermosas postales, chicas bellas, hombres reacios, tramas bien orquestadas, y demás. La franquicia 007 entonces se da a la tarea de presentar una nueva aventura del famoso agente a través de Quantum of Solace dirigida por Marc Forster, un aventajado director que ha sabido hacer de subtramas aparentemente sencillas, una visión personal e intimista de su pequeña obra.
Con Quantum of Solace, Forster se aleja de esa visión algo particular y da un paso gigantesco a una aventura de acción cargada de adrenalina por doquier, que en ocasiones se le va de las manos por problemas contundentes en el guión y en el casting. Problemas que trata de evadir con soltura pero que se hacen presentes a pesar del notable desempeño de toda la articulación de elementos.
En esta ocasión, la aventura continúa después de la anterior entrega Casino Royale, en donde James Bond (Daniel Craig), aún sintiéndose traicionado por Vesper (Eva Green) de quien se había enamorado, rompe causa y misión, y convierte su nueva asignación en algo bastante personal. Algo que ni M (Judi Dench) puede controlar del todo. En su nueva misión, Bond conoce a Camille (Olga Kurylenko), una mujer también con deseos de venganza, que se sirven de Dominic Greene (Mathieu Amalric) -un influyente hombre de negocios que conspira para asumir el control de uno de los recursos naturales más importantes del mundo-, para fraguar sus respectivas venganzas y poder desarticular su organización.
Es de una emoción arraigada no sentirse compenetrado con cada secuencia de la cinta, que se vuelve tan vertiginosa como otras cintas del agente no lo han sido. Aquí, antes de llegar a la mitad de la cinta ya hemos visto cerca de 4 secuencias de larga duración donde los golpes, las persecusiones y los disparos no paran y se avasallan sin dar ni pedir cuartel. Tanto, que a veces parece suficiente, pero se agradece.
Lo que no se agradece sin embargo es esa ola de oligofrenismo en el que ya hasta resulta inconveniente seguir a los diversos personajes, pues todo ocurre tan rápido en esas secuencias tan marcadas que es sólo cuando vemos a los caídos que deducimos que pasó con cada quien. Claro que no todo son patadas, también viene la carga de dinamismo dramático –el contraespionaje ha sido completamente olvidado- en el que vemos a un Bond más irascible y violento que nos hace olvidar el target de incluso su anterior aparición en Casino Royale, y está bien que cada actor tenga una visión personal del personaje, y que el leit motiv en esta ocasión sea la venganza, pero la forma en la que los guionistas la han manejado queda totalmente desvirtuada del personaje al presentarlo como más bien un vengativo héroe de acción. Una incompetencia total que nos demuestra que esta cinta aunque fabulosa, no entra como algo imprescindible en la lista de aventuras del 007.
La presencia que tiene sin embargo dentro de su análisis psicológico como ser humano es bastante afortunada, y se nota mucho en la relación con M, donde se desarrolla esa extraña y contundente relación afectiva maternal. Muy elocuente. Ahora bien, hay que recalcar que después de su trepidante ritmo de inició se deja ver una película más pausada con escaso desarrollo de personajes donde no se pulen varios baches en la descripción y profundización de los roles secundarios. Y para muestra, los villanos en turno tienen muy poca participación estructural. Y la chica Bond, eso, ¿y la chica Bond? No brilla, es sólo un personaje más que sirve de elemento de escape del protagonista y apoyo argumental. Kurylenko no es muy hermosa pero tiene ese breve encanto que deja la mirada atónita, pero que no se le ocurra hablar ni actuar, porque o no está bien dirigida ó no es muy buena actriz.
Quantum of Solace, no parece una cinta de la franquicia, pero si lo parecería de las del tipo de Jason Bourne, Ethan Hunt, ó John McClane; pero con bonitas postales panorámicas que hacen que todo sea delicioso a primera vista, y que se piense que desde la formidable y clásica presentación de créditos con el fabuloso performance de Alicia Keys y Jack White, todo vaya a terminar como empezó, no es así. Desde luego no afecta a la franquicia esta visión más oscura. Casino Royale nos había dejado una clara y buena impresión acerca de lo que sería esta cinta número 22, y sin embargo falla contundentemente.
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