Apenas tres semanas después del estreno de 'El profesor', las caprichosas alineaciones de nuestra cartelera (hablamos de retrasos varios; hablamos de estrategias más o menos comprensibles para que las películas en cuestión tengan supuestamente el mayor impacto en la box office...) han determinado que nos veamos obligados, una vez más, a reencontrarnos con un director que en su día brilló como las estrellas más grandes, pero que con el paso del tiempo ha ido apagándose hasta casi extinguirse. En realidad, lo justo sería decir que tanto él como sus trabajos han pasado -con bastante justicia- prácticamente desapercibidos. Su luz no se ha visto... pero sigue ahí, como quiera que se interprete esa imagen en términos astronómicos.
El caso es que después de detenernos en el curioso caso de Tony Kaye (reconocible todavía hoy por su bombazo 'American History X', estrenado hará ya casi quince años), en esta semana nos topamos con otro viejo conocido al que creíamos desaparecido. De no haberse topado éste con James ''rey-del-mundo'' Cameron, ahora mismo Curtis Hanson tendría en su curriculum la que con toda justicia sería una de las película más galardonadas de todos los tiempos. 'L.A. Confidential' tenía todos los ingredientes para convertirse en un clásico -lo es- que contara con el reconocimiento de todos los estamentos de la comunidad cinéfila -casi, pero no-: un reparto excepcional, un guión vibrante, una banda sonora de excepción, y por supuesto, una solidísima dirección que hacía revivir al espectador las sensaciones solamente despertadas por la mejor tradición del noir americano.
Sin embargo la Academia miró a través de los prismáticos, apuntó y se fue a toda máquina hacia el iceberg, hundiendo así el buque de un director que quizás lo había quemado todo en una última apuesta magistral, cuyo único error fue coincidir en el tiempo con un titán doctorado -entre otras muchas materias- en la titánica tarea de recolectar grandes premios. Sea como fuere, las olas del mar siguieron sucediéndose, y a cada uno le tocó seguir remando con tal de que sus respectivas carreras siguieran a flote. La fortuna sonríe a unos y da la espalda a otros, es una realidad como la copa de un pino, pero escudarse -y peor aún, acomodarse- en la desgracia conjurada por los astros es de cobardes; es de mediocres que mueren antes de intentar hacer frente a los grandes retos que les plantea la vida. Y basta ya de filosofía de posavasos.
A Curtis Hanson todos estos discursos baratos le deben resbalar, básicamente porque ha estado mamando de ellos desde que la magnífica 'L.A. Confidential' apagara las luces del rótulo en el que se leía ''se vende''. Desde entonces, la obra de este cineasta de Nevada, puede resumirse en una deriva en la que apenas se han visto algunos leves destellos de la innegable genialidad de su autor. Chispazos de luz, como si de un faro se tratara, pero obviamente a un nivel de candelas infinitamente inferior al de las grandes ocasiones. Sin embargo, ahí sigue, luchando contra los elementos, del mismo modo que el surfista tozudo lucha contra las corrientes, para cabalgar la próxima gran ola, o en el caso que ahora nos concierne, para que su talento no se ahogue en el más terrible de los desconocimientos.
Así, sin grandes aspavientos y sin hacer ruido, a poco que se rasque, es posible encontrar sin demasiada dificultad un seguido de proyectos que, si bien no han destacado por hacer gala de una gran inspiración, sí han sido suficientes para ver en ellos señales de vida del que sin lugar a dudas es un director a tener siempre en cuenta. 'Persiguiendo Mavericks', semi-libre versión de la inspiradora historia real del surfista Jay Moriarity (otro astro cuyo brillo desapareció demasiado rápido), responde precisamente a este esquema. Para empezar, llega a nuestras salas con una promoción mínima, a pesar de contar entre su elenco de actores con Gerard Butler, el que hoy por hoy, y hasta que se demuestre lo contrario, sigue siendo considerado como una de las estrellas más de moda de Hollywood. Entrando ya en el análisis del producto en sí, al principio cuesta horrores salir del convencimiento de que ante nosotros hay algo más que una película del montón... con las peores connotaciones que puedan extraerse a dicha clasificación.
Sin embargo, y siempre de forma muy tímida, 'Persiguiendo Mavericks' sorprende por la inesperada solidez con la que se nos presenta. Más allá de no querer escapar de los peligrosos -por autocomplacientes- terrenos del cine familiar; más allá de antojarse ridícula cuando decide tomarse en serio a sí misma, se agradece su intorpedeable corrección en cuanto a sucesión de intrascendentes aventurillas. Tontos y azucarados amores de juventud, manidos dramas familiares, facilones estudios sobre las relaciones paterno-filiales, manuales en forma de tambaleantes pilares-zen para torpes principiantes que aspiran a subirse a una tabla surf y mantener el equilibrio sin caerse a los cinco segundos... Todo está visto; todo es carnaza que parece hecha para alimentar al olvido... no obstante, y como pasa con todo entretenimiento sincero, que no aspire a más que hacer justicia a su propia etiquieta, sus casi dos horas de metraje pasan volando y todo lo que en ellas sucede se ve con un agrado tan inofensivo como, a la postre, bien facturado.
En este sentido, destacan muy por encima de las otras, y con la fuerza incontenible del océano, las escenas en las que realmente se pone toda la carne en el asador, que en este caso no podían ser otras que las que manda el folleto. La doma de las olas gigantes (AKA Mavericks) por parte de esta panda de insensatos (con el corazón de oro, esto sí) produce un vértigo y en esencia, una descarga de adrenalina, sólo al alcance de producciones o bien con un excelso nivel en lo que a técnica se refiere (véase por ejemplo la ''redbullera'' 'Storm Surfers 3D', que causó auténtico furor en el último Festival de San Sebastián), o bien con un master & commander al mando al que no le tiemble el pulso cuando tiene que desafiar a las mismísimas fuerzas de la naturaleza. Hablando de Mr. Hanson... un superviviente nato que lucha contra la imposición de la condición de ''One Hit Wonder'', y que es capaz de reivindicar su autoría hasta en las condiciones más adversas; hasta en las aguas más peligrosas para el propio concepto de autor.
Nota:
5 / 10
Por Víctor Esquirol Molinas