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'Paraíso: Amor': El extraño encanto de la aburrida realidad

Vía El Séptimo Arte por 15 de agosto de 2013

Desconocía quien era el tal Ulrich Seidl hasta la llegada de este primer capítulo de la trilogía Paradies, una obra que advierto se puede ver de forma independiente o en el orden en el que se prefiera. O se puede ignorar, sin más, ya sea por partes o en su conjunto, sin miedo a que nadie le ponga ninguna etiqueta de 1ª, 2ª o incluso 3ª división. El caso es que un buen amigo, conocedor de su obra y ante el lógico miedo de enfrentarse a primera hora de la mañana a lo desconocido, me lo resumió con un lacónico "es un Michael Haneke de serie B". Yo no habría definido así a este otro realizador austriaco, pero en verdad nos vale y no es una descripción para nada desacertada, pues se trata de una especie de Michael Haneke de serie B (algo más zafio y chabacano). Y también, lo dicho, es austriaco.Ir de resaca a ver películas en donde apenas hay ruido resulta peliagudo: es como ir a la guerra, sabes que vas a sufrir aunque no entres en combate. Ver una película como 'Paraíso: Amor' resulta peliagudo siempre... y siempre se va a sufrir, si bien en qué medida, soportable o no, depende de la determinación que adoptemos, por principios, hacia el cine. Si se trata de un arte o de una distracción. Hace poco otro amigo mío me dijo que 'Diamond Flash' le había parecido una mierda de tales proporciones que el cabreo le duro varios días. Reacción comprensible, conociéndole, por no haber hecho antes la pregunta cuya respuesta sirve igualmente para Paradies, ya sea para el Volumen 1 (Amor), el 2 (Fe) o el 3 (Esperanza): se trata de un tipo de cine apto sólo para cinéfilos con voluntad para serlo. Dicho de otra manera, se requiere de una predisposición en favor de un arte que no siempre tiene por qué ser entretenido... sin por ello, ojo, caer ni en lo llamado -de forma molesta- "gafapasta" ni lo en lo estrictamente aburrido.

Comentaba precisamente Carlos Vermut que él no entendía una película como 'Transformers'. Y lo cierto es que para disfrutarla no hace falta entenderla, si es que hay algo que entender: baste dejarse llevar por el ruido, los efectos y lo mucho que mola Bay. Para disfrutar de su 'Diamond Flash', si es que es posible, sí es necesario entenderla. "Ponte en su lugar", les sonará haber oído alguna vez. Ese matiz fundamental marca inexorablemente el futuro del proyecto a los ojos del espectador, a quien se le pide que adopte, principalmente, una actitud racional y contemplativa ante la falta de una melodía que le guíe por esta larga travesía a través del desierto. Ocurre con 'Diamond Flash', una tortura de dos horas si no se entra en su juego; ocurre con 'Paradies: Amor', una tortura de dos horas si no se entra en un juego ante el que, repito, hay que poner de tu parte si no se quiere quedar al margen a las primeras de cambio. Que lo merezca más o menos ya depende de cada uno, siendo un filme que dentro de sus excesos resulta apreciable... en su justa medida.

'Paraíso: Amor' es un filme interesante, márquese en este caso como el comodín del público en donde es usado para "no mojarse", para no tener que decidir si es buena o mala. Porque es, interesante. Y porque se encuentran motivos para acercarse al bien como para alejarse lo más deprisa posible... en realidad, ninguna de las dos cosas, y si un poco de ambas. Seidl, como si fuera un alumno aventajado del Dogma 95 al que por Navidad le han regalado un trípode (y un manual de fotografía), se dedica a contemplar con diáfana sencillez a su protagonista, una excelente Margarete Tiesel, como si fuera la vida misma a través de una puesta en escena convencional sólo en apariencia. La vida tiene sus momentos, buenos y malos, en un constante ir y venir repleto de altibajos que tan pronto nos intrigan como nos asquean, irrelevantes si uno no adquiere una perspectiva global, y que tan pronto captan nuestra atención como nos incitan a desconectar, preguntar ¿cuanto queda, José Francisco? o a repasar mentalmente la lista de la compra.

Lean su sinopsis, no hay más que dos horas de un extenso y repetitivo subrayado que termina de forma tan abrupta que encima descoloca. En parte, o en gran medida, es ahí donde 'Paraíso: Amor' encuentra su razón de ser: la duda sobre si es un documental ficcionado muy incisivo, lúcido e inteligente o un estúpido y vanal ejercicio de provocación con ínfulas de artisteo trasnochado. Seidl, cuyo nombre ahora me apunto para validar de por sí su visionado -el conocimiento es poder-, aborda con algo de un humor tan soterrado que resulta difícil apreciar el tema del turismo sexual, de las mujeres ya entradas en años y del valor comercial de la sexualidad del hombre joven, exótico, del color de la piel, y de cómo se pasa de explotado a explotador. El filme es frío, distante, cerebral, excesivo en su calculada naturalidad pero timorato a la hora de valorar su propio contenido, ahogando la reflexión más allá de la evidencia de lo mostrado con pulcra simpleza atonal. ¿Dónde empieza el cine y acaba la realidad? ¿O dónde acaba el cine y empieza la realidad?

Nota: 6.25

por Juan Pairet Iglesias

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Comentarios

  • Avatar de Genjuro
    Genjuro 16 de Agosto de 2013, 04:26:03 PM
    Cita de: Wanchope en 16 de Agosto de 2013, 03:20:32 PM
    La mención a Transformers y a Diamond Flash son simplemente circunstanciales, porque "la historia" ha surgido así. Pero la principal diferencia entre ambas, o de 'Paraíso: Amor' con la primera, para el caso, es que la de Michael Bay no pretende contar "nada", sólo distraer, mientras que las otras dos pretenden contar "algo". Como bien dices depende de cada espectador, y en ese sentido con Transformers sólo hay que dejarse llevar para distraerse, mientras que en las otras dos la distracción proviene de la reflexión que puedan generar, antes que de su visionado. Se sufre más o menos, ya sea por la narrativa -que en ocasiones es muy morosa o densa- o por el contenido, porque tratan de provocar algún tipo de reacción, principalmente, racional (lo que no quiere decir que eso no conduzca a una reacción emocional).

    Visualmente resulta en apariencia muy "simplona", pero no lo es, y dentro de su apariencia "chabacana" resulta muy elegante. En parte creo que por eso es un filme interesante, porque tiene cierto "estilo" más allá de su historia.

    (...)

    Me resultó muy tediosa, tuve que hacer un esfuerzo tremendo para "acabar" de verla. Veremos a ver si con Magical Girl mejora sus habilidades con la puesta en escena, ahora que contará con medios para ello.

    No he visto la de Bay y no sé si pretende contar algo. A veces no se trata de contar, sino de proporcionar al espectador una experiencia estética. Y luego, que las cosas no suelen ser tan meridianas. Insisto en que yo me distraje con la de Seidl, y no precisamente por sus reflexiones. Y desde luego que no me pareció nada chabacana a nivel visual, ni siquiera en apariencia. A nivel argumental es otra historia. Y ojo, habrá gente que le parezca un peñazo aburridísimo la película de Bay, porque espectadores los hay muy diferentes, pero es verdad que el objetivo fundamental de ese cine es entretener y llevar al espectador de la mano, como puse en mi anterior mensaje.

    A mí Diamond Flash me tuvo en vilo y atrapado todo su metraje, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta que vienen a ser set-pieces que muchas veces no sabes cómo se ligan al hilo argumental hasta que están bien avanzadas. La puesta en escena es sencilla, pero muy efectiva. Es una película en la que el fuera de campo tiene una importancia bestial, y por eso a pesar de estar resuelta en su mayor parte con pocos planos fijos de gente hablando, como espectador yo sí que sentí una notable riqueza expresiva.
  • Avatar de Mai
    Mai 16 de Agosto de 2013, 05:04:43 PM
    Lo siento, con el móvil no sè citar ni pegar ni nada :poss
    Genjuro, el cine como mera experiencia estética para mí no tiene sentido, tiene que haber una historia detrás, más o menos explícita, pero historia al fin y al cabo. El cine es el arte de contar con imàgenes, no  lo entiendo de otra manera...
  • Avatar de Genjuro
    Genjuro 16 de Agosto de 2013, 08:03:50 PM
    Cita de: Mai en 16 de Agosto de 2013, 05:04:43 PM
    Lo siento, con el móvil no sè citar ni pegar ni nada :poss
    Genjuro, el cine como mera experiencia estética para mí no tiene sentido, tiene que haber una historia detrás, más o menos explícita, pero historia al fin y al cabo. El cine es el arte de contar con imàgenes, no  lo entiendo de otra manera...

    Claro, ésa es tu manera de entenderlo. Pero no todos los espectadores tienen por qué compartirla. Y luego, como decía antes, las cosas no suelen ser tan diáfanas, igual que Transformers algo contará, por nimio que sea.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 17 de Agosto de 2013, 04:22:35 AM
    Cita de: Genjuro en 16 de Agosto de 2013, 04:26:03 PM
    No he visto la de Bay y no sé si pretende contar algo. A veces no se trata de contar, sino de proporcionar al espectador una experiencia estética. Y luego, que las cosas no suelen ser tan meridianas. Insisto en que yo me distraje con la de Seidl, y no precisamente por sus reflexiones. Y desde luego que no me pareció nada chabacana a nivel visual, ni siquiera en apariencia. A nivel argumental es otra historia. Y ojo, habrá gente que le parezca un peñazo aburridísimo la película de Bay, porque espectadores los hay muy diferentes, pero es verdad que el objetivo fundamental de ese cine es entretener y llevar al espectador de la mano, como puse en mi anterior mensaje.

    El contenido de la cinta es lo que la hace parecer "chabacana", no su puesta en escena.  :guiñar

    Evidentemente hay gente a la que le aburren los efectos especiales, al Nota por ejemplo, pero porque entiende el cine de la misma manera que Mai. Si te empeñas en que 'Transformers' cuenta "algo" pues sí, "algo" cuenta, pero ni de lejos busca una reflexión o impacto que vaya más allá del momento. Como todo cada cosa hay que valorarla en su justa medida, pero está claro que las trilogías de Paraíso y de Transformers, aunque compatibles, exigen dos actitudes claramente diferentes y enfrentadas. Y en ese sentido la segunda es mucho más accesible y mayoritaria, siendo que la primera demanda, lo dicho, una predisposición más concreta.
  • Avatar de cardinrri
    cardinrri 18 de Agosto de 2013, 12:36:50 AM
    La mía:

    Cada día que pasa en la sociedad que tenemos montada al rededor nuestro se indaga más en el problema que conlleva ser una persona obesa, vieja y de no muy buen ver. Muchas son las películas que quieren tratar este tema, desde discapacitados físicos ('Hasta la vista' o 'Las sesiones') como gente simple de obesidad o belleza poco agraciada de las que hay miles de ejemplos. En todas ellas es lógico que se busque los puntos fuertes y a destacar de cada uno de esos personajes incomprendidos que casi siempre terminan triunfando, dentro de sus posibilidades, al final de dichas cintas. Se tiene en el cine hacia la búsqueda de la narración amable, que deje al espectador en su mundo imaginario de que todo es perfecto, la famosa frase de que yo voy al cine para evadirme de la realidad, no a ver más de lo mismo, cine de masas y para masas. En Paraíso: Amor , Ulrich Sieldl, despoja a su cinta de cualquier mascara anti realista. Intenta mostrar la realidad de una mujer que empieza el ocaso de su vida y ve que en su país natal, Austria, no la quiere ni el feo del pueblo. Su obsesión por encontrar el amor de un hombre es casi tan fuerte como su obsesión por su físico. He dicho intenta porque para mi no lo consigue. El personaje principal no tiene, para mi, la credibilidad suficiente como para que la cinta me enganche. Y no basta una buena dirección para sustentarlo.

    Es de recibo que a todos nos importa nuestro físico en mayor o menor medida. ¿Es así porque la sociedad nos lo impone? Por supuesto. ¿Tiene algún valor darle importancia? Depende de como quieras sentirte con tu vida y tu cuerpo. Me lleva esto a mí a uno de los capítulos de Black Mirror en los que solo los 'guapos' podían llegar a la élite de la sociedad. ¿Estamos lejos de eso? no sabría responder, y eso es grave. La cinta que nos compete intenta mostrar a una persona normal, cercana... una persona que no se siente nada a gusto con su cuerpo, pero que quiere que alguien la ame, pero no como un trozo de carne si no como un espíritu, una persona, y lo más importante, una mujer. El problema, y lo que no entiendo de la cinta, es que se va a Kenya a buscar ese amor. Ella cree que allí va a encontrar el amor, con un joven de piel de ébano, y así lo intenta con el primero, nada más llegar le avasallan unos cuantos de ellos en la playa y se va con el primero que no le de mucho el follón. Él quiere cuidarla y ella quiere que la cuidan. El problema llega cuando el espectador sabe o se da cuenta al poco que ninguno de los kenianos quiere en absoluto a nuestra protagonista. Ella se da cuenta, sufre su desdicha y llora su absurdo cuerpo, pero reincide y reincide hasta la saciedad. No me conmueve una persona que es idiota, que busca el amor con personas que lo único que quieren es alimentar a sus familias, lo sabe y sigue y luego se queja.

    Vuelvo en este punto al director, a ese intenta del que tanto me estoy aprovechando, Sieldl intenta conseguir una cosa y le sale a media. Quiere, a través de un montaje sencillo y planos fijos, contar una historia sencilla y sucia. Si, mostrar una historia que no agrade a la vista del público, para ello utiliza actores profesionales sin guión, mezclados con no profesionales, en busca de una mayor veracidad. He leído que el intento de Seildl en esta película y su particular forma de estructurar los planos fijos le acercan a Haneke, comparación que considero casi obscena. Si tuviera que medir el impacto de las películas de Haneke y comparar su estilo con otro director, sería Amat Escalante y su cinta 'Los Bastardos'.

    Por lo tanto sumamos ya dos problemas muy grandes, uno es que el personaje principal está llevado al extremo de una personalidad débil y tonta. Segunda que a mi personalmente no me repulsa la película, no me causa ningún pudor ver a una mujer mayor y gorda desnuda, de ahí que uno de las principales argumentos positivos que he leído a mi no me sirven. Sobre lo demás la película es casi nula, no tiene banda sonora, la fotografía es la simple busca de la sencillez, seguramente el director de fotografía buscaría la hora del día que mejor convenga y ya está, esto no es malo, lo veo una virtud, al igual que intenta el nuevo cine independiente, me gusta esa veracidad. En consecuencia de todos estos fallos y que a parte de no sacarle muchos lados positivos, salvo, la intención a priori, el buen trabajo técnico y la duración, considero una obra menor.

    Nota: 3,5