'Pacto de silencio' podría ser un thriller, o podría ser un drama. Podría ser una producción comercial, o podría ser un filme de autor. Podría ser en verdad muchas cosas, si bien en realidad no es ninguna de ellas... sin dejar de serlo todas a la vez. Si algo caracteriza al cine de Robert Redford, y también a 'Pacto de silencio', es este equilibrio muy ajustado entre un tipo de cine un poco a mitad de camino de todo que puede valer, igualmente, un poco para todo. Un modelo de entender el cine en desuso que no suele presentar resultados particularmente brillantes pero sí los suficientes argumentos como para resultar satisfactorio, y en donde lo cortés no quita lo valiente.Para 'Pacto de silencio' Robert Redford ha contado a su servicio con un reparto que incluye a Shia LaBeouf, Julie Christie, Sam Elliott, Brendan Gleeson, Terrence Howard, Richard Jenkins, Anna Kendrick, Brit Marling, Stanley Tucci, Nick Nolte, Chris Cooper y Susan Sarandon. La mayor parte de ellos en papeles más bien episódicos de no más de cinco minutos, más cercanos a la tan típicamente española "colaboración especial" que para dar forma a un personaje de más de una pieza. ¿Cuantos directores serían capaces de juntar un reparto tan interesante de manera, digamos, tan desinteresada? Haberlos habrá unos cuantos, si, y ninguno dejará de ser un auténtico cineasta, ya sea de una manera u otra, ya se valga o no de un sistema contra el que hay que luchar en la misma medida en la que se le necesite.
Y Redford no cabe duda que lo es, de ahí que haya podido contar con tanta cara conocida que ayuda a empujar a la cinta a ese nivel "superior" en el que encontraríamos títulos como 'El fraude'. La figura de Redford (y su poder de convocatoria) marca la diferencia, la diferencia entre lo que podría haber sido una producción comercial del montón y lo que es un buen filme... del montón, sea dicho sin acritud y sí con mucho respeto. Tanto como el que parece mostrar el propio Redford quién, a diferencia de por ejemplo Ken Loach, intenta entrelazar con buena caligrafía su ideología dentro de un contexto puramente cinematográfico. Dicho de otra manera, y 'Pacto de silencio' no es la excepción, el cine de Redford oscila entre las inquietudes de un artista y las necesidades de una estrella, o un cine de guerrilla que sea apto para el consumo de la clase burguesa.
Una producción madura y adulta concebida para un público maduro y adulto, capaz de aunar distracción con un fondo emocional (y político) de forma fluida, accesible y, sobre todo, respetuosa para con el medio ambiente. Redford nada entre dos aguas, y en un punto intermedio entre ambas es donde se queda. Por un lado resulta intachable su voluntad por darle algo de empaque a una producción que, en malas manos, hubiera dado para el clásico thriller de relleno con el que los ejecutivos reciclan sobre nosotros lo desayunado en el día. Por el otro resulta reprochable la sensación de contención de un filme que enseña los dientes pero está lejos de morder, y que siguiendo con la comparación respecto a Loach, a estas alturas parece más una pose que una auténtica declaración de guerra hacia nuestras conciencias.
'Pacto de silencio' resulta entretenida, no cabe duda, y su puesta en escena aunque sea excesivamente formal resulta fluida, mientras que a lo largo de sus dos horas de metraje se plantean una serie de cuestiones bastante estimulantes. Un filme sólido que, además, cuenta con un reparto tan atractivo que no cuesta que entre como si nos la estuvieran metiendo con calzador. Pero ahí queda eso, lo dicho, como si cualquier cosa que pudiera decirse fuera equiparable a cualquier otro recurso de guión, como si cualquier discurso moral planteado por Redford fuera un eco. No es que haya perdido vigencia, es que la manera de transmitirlo ha perdido impacto. 'Pacto de silencio' plantea pero no resuelve, lo justo como para que resulte interesante, lo justo como para que no resulte apasionante. Y lo justo como para que moleste lo justo.
Nota:
6.5
por Juan Pairet Iglesias
