'Orígenes' - Los ojos, el espejo del alma
Hay cosas en la vida que ocurren sin explicación aparente. Ya sea por azar, por destino, o por "construcción probabilística", es indudable que hay algo "sobrenatural" en dichos fenómenos, algo que se escapa del territorio que abarca nuestra capacidad racional. Si hay algo que diferencia al ser humano del resto del mundo animal es la conciencia, el concepto del ser uno mismo. Es por el ello que desde el principio de los tiempos necesitamos comprender, creer, buscar respuestas más allá de lo tangible, hacer explicable lo inexplicable, explorar y conocer "el más allá", o lo que es lo mismo, poder controlar todo a nuestro alrededor.
Durante miles de años, esta búsqueda ha desembocado en dos vías: un camino práctico y racional, la ciencia, y un camino hipotético y espiritual, la fe. En una batalla por encontrar y defender la verdad, cada una de ellas ha intentado negar al contrario, por formas demostrativas o por vías menos elegantes. Sin embargo, más allá de grandes instituciones u otros organismos que se han intentado lucrar de esto, el debate principal se reduce al interior de uno mismo. Cada persona debe ser capaz de explora su yo interior para descifrar dichas cuestiones y encontrar las respuestas en sí mismo, ya sea dentro de un laboratorio o en un templo budista. Cada creencia es distinta e individual, sin nombre ni bandera.
Metiéndonos en temas menos profundos y más ejemplificadores para lo que hemos venido a hablar, en esa gran nación llamada Estados Unidos la religión como institución ha estado demasiado presente desde su creación. En una de las sociedades, supuestamente, más avanzadas del mundo se siguen discutiendo durante décadas temas tan infinitamente demostrados cómo la teoría de la evolución. Los negadores de este hecho siguen encontrando absurdos argumentos con los que imponer su creencia en las aulas. El último de ello, los ojos. Sí, los ojos, "el espejo del alma", ese rasgo físico tan característico e individual que define a cada uno de nosotros es también uno de los argumentos que se le siguen escapando a la ciencia. Todavía se sigue buscando una prueba definitiva que demuestre el origen evolutivo de este órgano y pueda negar cualquier otra teoría no plausible.
Partiendo de esta premisa, podemos meternos de lleno en otros "orígenes" más sencillos pero no más interesantes, los de Mike Cahill. Nuestra historia da comienzo cuando un científico experto y obseso por el mundo ocular se mete de lleno en la búsqueda de ese origen evolutivo del ojo. Se trata de un científico ciega y sabiamente práctico cuyo único objetivo es negar todos los argumentos del mundo espiritual no demostrables científicamente. Un hombre puramente escéptico y racional. Por casualidades de la vida (y nunca mejor dicho) el amor entra en escena, y no lo hace de otra manera que a través de unos electrizantes par de ojos de los que nuestro doctor Bacterio quedará prendido. A partir de aquí, asistiremos al primer enfrentamiento entre los dos mencionados mundos y visiones de ver la vida. Mike Cahill va sembrando las semillas del tema en una primera parte de la historia muy discutible en su forma (la película se mete en géneros inesperados) pero muy entendible y justificable en su contenido. Una larga presentación donde el personaje protagonista es perfectamente dibujado y gracias a la cual seremos capaces de entender su evolución posterior.
La historia se va desarrollando de manera fantásticamente creciente con un ritmo atrapante gracias a una mímesis total entre la estética y la historia. Cahill nos va desengrasando un tema de lo más polémico y difícil de tratar en una película de la forma más clara y directa, alejándose de caer en juicios de valor y sin demasiadas digresiones ni discursos morales. Una película muy consciente de sí misma que a pesar de caer en tópicos y clichés propios del cine de ambición comercial de los que carecía su anterior cinta, 'Otra Tierra', abre fronteras para contentar a todos los tipos de público.
En las buenas y en las malas, 'Orígenes' es una película que funciona, y funciona muy bien. Una historia verosímil que dentro de su simpleza narrativa esconde cantidad de detalles y simbolismos construidos con total brillantez. Cahill nos lleva con total facilidad por los caminos que él quiere para jugar con nuestras convicciones y re-plantearnos, una vez más, el eterno dilema: Donde está la frontera entre lo físico y lo espiritual. Escéptico o no, te hará reflexionar.
Nota: 7Por Diego Sánchez Izquierdo
7
Alguien más lo entendió de una forma distinta? Yo al menos lo consideré como un final abierto. Recuerdan al sacerdote que se encuentra con Ian en el ascensor? Bueno, al final, cuando entran al hotel él y Salomina van por la escalera y hay un primer plano del sacerdote precisamente esperando el ascensor. No hay contacto visual entre ellos. A lo que quiero llegar con esto es que quizás la reacción de Salomina al ver el ascensor se deba a algún recuerdo que tenga no de una vida pasada, sino por haber estado allí unos días o semanas antes. Mi teoría: el sacerdote llevó a Salomina al hotel donde la violó. Baso esto en el "estereotipo" de sacerdote que hay en la sociedad y en que la prostitución infantil es una realidad, más en países pobres con turistas ricos.
No quiero decir que esto sea la única interpretación posible, sino que es una posibilidad que deja latente la duda de si realmente existe la reencarnación del alma o si toda la película no es más que una increíble coincidencia. De otra forma considero que la aparición del personaje del sacerdote sería absurda.
La aparicion del sacerdote en la pelicula es para enfatizar de forma discreta el mensaje espiritual que quiere entregar la pelicula, es una simple indirecta para los espectadores sobre la teoria que quiere comprobar el protagonista con el tema de los ojos.
Spoiler
Creo que incluso con menos duración se podría contar esta historia
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