'Los sustitutos' - Cumple, que no es poco
La Real Academia Española define el término sustituto como la "persona que hace las veces de otra". Aunque tal significado podría extrapolarse tal cual a la película que nos ocupa para definirla, es más adecuado hablar de su condición de "suplente": 'Los sustitutos' viene a ser la suplente del gran estreno de la semana. Y a falta de éste, hay que decir que cumple con la eficacia y el oficio de la buena serie B que es (por mucho que se la venda como una superproducción). Y por supuesto, con un Bruce Willis brillando en todo su esplendor, por encima del bien y del mal, y con el carisma y el saber estar de un perro viejo.
Primo lejano del 'Yo, robot' de Alex Proyas (incluso comparten al mismo "creador", James Crowmwell), 'Los sustitutos' se podría definir como un thriller dramático, adscrito a los códigos del cine policiaco y ambientado en un trasfondo de ciencia-ficción. Todo ello, por supuesto, formulado bajo la óptica de un gran estudio de Hollywood, lo que da lugar a un producto domesticado, menor, puramente alimenticio, de esos que sirven para hacer tiempo entre visionados más ambiciosos,y el cual no presenta nada especialmente relevante más allá de sus efectivos y llevaderos 90 minutos. Cumple con profesionalidad, que no es poco, y más que suficiente como para merecerse un respeto, lo que la aúpa por encima de la media.
Podría haber sido algo más pero ni lo es ni pretende serlo, y según se mire, todo un acierto. Por temática fácilmente podría haber caído en la ridícula pretenciosidad de otras obras, y algo de ella hay, pero tan de manual y evidente que resulta inocua; prevalece el entretenimiento, no resulta ni profunda ni compleja, pero tampoco es superficial ni absurda. Sus intenciones son tan simples como tan dignos sus resultados o tan funcional su desarrollo. Una línea argumental con el suficiente empaque para dar consistencia al producto, unas gotas de dramatismo para dar cierto fondo a los personajes, un par de escenas de acción para dar algo de tensión al conjunto, y un reparto de caras conocidas que reciten sus líneas con solvencia; todo ello agitado, que no revuelto, por las directrices del cine comercial más inofensivo y edulcorado. Dentro de sus auto impuestas limitaciones, la confrontación entre pros y contras arroja un resultado más que positivo y satisfactorio.
Firmada con solvencia por el eficaz aunque impersonal Jonathan Mostow (el mismo que se hizo cargo de la infravalorada 'Terminator 3: La rebelión de las máquinas'), cumple la papeleta con profesionalidad, sencillez y discreción. Una planificación sencilla y, hasta cierto punto, de una concepción clásica, con una clara y concisa exposición de las escenas sin artificios absurdos o innecesarios. Buen ritmo, una correcta narración, y sin los vicios estéticistas y falsas moderneces huecas en sentido y forma. Producción técnicamente competente, este espíritu conciso y práctico de medios se ve particularmente destacado por su acertado diseño de producción, relativamente discreto y funcional al servicio de la historia. Por culpa del exceso no será, más bien todo lo contrario, y con sutileza la contraposición de los humanos de carne y hueso, y los "sustitutos" de plástico y chips, resulta más que lograda y convincente. ¿Nos quedamos con ganas de más? Pues tal vez sí. ¿Una segunda parte? Tampoco, pero gracias.
Como comentario final, una pequeña mención sobre el insustancial cortometraje previo incluído en algunas proyecciones, de resultados más que discutibles y totalmente prescindible. Es de agradecer la propuesta de al estilo Pixar sumarle un corto a un largometraje, pero sus resultados son tan, por decirlo educadamente, pobres, que malgastar más palabras de las ya dichas es concederle una relevancia que no se merece. En fin, ya lo dijo Trueba recientemente, y no le faltaba razón...
Nota: 6.5Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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Una cinta de ciencia ficción, sin ningún otro adjetivo que le anteceda o le preceda. Identidad sustituta (Surrogates, EUA-2009), es tan sólo una producción que se queda muy corta en todo sentido de lo que pudo haber mostrado en su conjunto terminado. Y aunque tampoco nadie esperaba que fuera la quimera que nos presentara una variante al género de la ciencia ficción, cabía esperar ya no una buena adaptación, sino decente. Es más, ni siquiera una decente adaptación, ya que podía haberse desvirtuado en toda intención, y mostrado un producto que ya no importaba cual fuese su origen toda vez que el resultado final dejase un buen sabor de boca. El sabor de boca con Identidad sustituta no es malo, es insípido toda vez que inexistente.
Aquí, las relaciones interpersonales; y la interacción humana, han quedado desplazadas a un contexto minoritario, donde el altercado con el bien común parece ser inexistente toda vez que no es de preocupar mucho lo que acontece pues nada sucede en la realidad del ser humano siendo distinto en su sustituto. Asimov plantea escuela y de mejor manera nos ponía un poco dilucidados el tema en la cuestión de la robótica y el empleo de robots como ente conjunto entre el humano y sus ganas de hacer más llevadera la vida. No existe problema alguno en el planteamiento. La idea generalizada y conceptualizada del guión está fortuitamente allegada al pensamiento común de la facilidad de las cosas con la que quisiéramos ver la vida y entonces el medio justifica al fin y no el fin a los medios. Se avanza a pasos de gigante y de manera retrógrada nuestras corazas se hacen más fuertes, y no podemos dar el siguiente paso hacia donde la tecnología nos lleva. La incomunicación, nos convierte en seres deshumanizados entonces.
Lo que ocurre en Identidad sustituta visto desde un panorama más amplio y bajo una lupa envolvente, nos hace darnos cuenta de la efimeridad del contacto. Esa deshumanización se vuelve esquema común para darles cierta humanización a los robots, mientras al quedar deshumanizados, y funcionando como el conductor del sustituto, se convierte en un ser mecánico con una función ordinaria fácil de manipular. El humano se robotiza, y el robot se humaniza. La vertiente va confabulada en un planteamiento excelso pero en un tratamiento decadente. Estas cuestiones son vistas por el espectador, pero la linealidad de una cinta de ciencia ficción que no tiene mucho que contar en su entramado hace que no sean notorios estos puntos para poder desenvolverse como una gran historia, que aunque no fuese taquillera, sí diera lugar para el entendimiento y la comprensión del tema que a kilómetros de distancia nos atañe y nos pone en un papel similar dentro del contexto vivencial que a cada uno nos ocupe.
La simplificación de la vida es un punto clave concerniente; y sin embargo aquí lo único que nos queda es una cinta pobre sin elementos narrativos que apoyen el soporte ya dado por el concepto primordial. El leit motiv está acompasado de tal manera que todo engrana a la primera oportunidad sin aludir a la eficacia de cierres circulares que dejen un espacio abierto para poder insertar otro eslabón que nos lleve más adelante y así sucesivamente. Ocurriendo todo de primera oportunidad, es poco lo que se puede apreciar como pieza final; y el metraje de apenas 88 minutos no ayuda a desenvolver un planteamiento de tal magnitud, pero confiados en la trama y en lo poco que ocurre, hasta esa cantidad de minutos suele volverse obsesiva cuando no hay nada que contar; y cuando los actores principales no dan en su interpretación, ni un ápice de conocimiento actoral.
Jonathan Mostow tiene una pésima dirección en esta ocasión. No hay intensidad ni pasión en esta cinta, y es muy notorio en sus pobres casi nulas escenas de acción de corta duración. Los diálogos pecan de discursivos y enarbolan más los defectos hasta que todo se espesa en la trama. Este tipo de cinta necesitaba una ambientación más obscura y hasta algo sórdida para poder fincar allí este tema que tan obvio, no ha sido muy manido. Las complejidades han sido dejadas de lado y el camino fácil se volvió el quiebre de la adecuación, quitándole los aspectos críticos, y dejando el entretenimiento como factor de recompensa a los que pagaron su boleto pero con la consigna de que el entretenimiento ha quedado mediado y minimizado a ser lo que no pudo ser, y tras esa paradoja constante, en sustitución sólo nos quedó esta cinta.
Mi nota: 5.5/10
6,25/10
Algunos dicen que se agradece lo corta que es aunque para mi no le vendrían mal unos cuantos minutos más para a su vez ampliar más el concepto y que no quede todo en plan "pim pam pum, se acabó".
Justo pocos días atrás veíamos en las noticias que en una universidad española lograban un sistema para usar el ordenador con el pensamiento y que esto podría extenderse a miles de aplicaciones en un futuro, una gran ayuda sobretodo para personas con discapacidad. Este es el punto de partida del film donde los avances tecnológicos van creciendo hasta inventar a los sustitutos: cuerpos sintéticos que manejas comodamente desde una cómoda en tu casa y puedes moverte con ellos a cualquier lugar, sin que ello suponga un riesgo para la persona, lo que al final supone que la gente sea incapaz de salir de casa si no es con su sustituto, haciéndose completamente dejados (sin hablar de los dolores de espalda, colesterol y esas cosas que no se mencionan
Una crítica a la sociedad actual, donde con las redes sociales y programas de comunicación online se pierde la capacidad de relacionarse cara a cara, donde mucha gente por estos medios de comunicación es lo más salado del mundo y luego en persona es lo más soso y tímido del mundo, lo que hace que si uno es tímido de por si poco a poco pierda la capacidad de comunicarse cara a cara y por tanto se deshumanice. Yo al menos lo he entendido por este sentido (a parte de como en todas las pelis de ciencia ficción el mensaje que de un modo u otro, los robots no son buenos
El concepto junto a la trama
Spoiler
Lo mejor sin duda, los sustitutos en si, logradísimos, aunque no puedo decir lo mismo de los efectos en algunas escenas de acción (aunque no es que abunden).
Un 5.8