'La serie Divergente: Leal' - Por segunda, tercera o cuarta vez
En los últimos años hemos vivido un boom que ha provocado que prácticamente no haya mortal capaz de estar al día con todas las series de televisión que se producen en la actualidad, ni aún con todo el tiempo del mundo en sus manos. Y al hablar de todas las que se producen, como buenos españoles que somos, es evidente que nos estamos refiriendo principalmente a series producidas en Estados Unidos. ¡Imagínense si además tuviéramos que estar pendientes de las producidas en el resto del mundo! Tanta oferta bien podría ser considerada como un paraíso ante la libertad que supone elegir entre tantas posibilidades, más lo cierto es que tanta libertad, posibilidades y alternativas juegan a menudo en nuestra contra...
... ¿o acaso soy el único que ha llegado a sentir estrés por no estar al día de lo que, llegado al caso, pueden parecer deberes en vez de un placer? Independientemente de esto, existe tal volumen de producción que nos hemos vuelto mucho más insensibles, un poco a la manera que soplan los vientos por las redes sociales. Y es que curiosamente cuanto más se habla entre aplausos del fin del bipartidismo político la sociedad se ve más abocada al pensamiento bipartidista: o a favor o en contra (y a dar pataletas). El término medio camina hacia la extinción mientras que las segundas oportunidades escasean: hay tanto que sólo aquello que nos llame la atención a la primera y sin botar parece que sea digno de nuestro respeto.
Esto sucede igualmente en el mundo del cine. O más bien, en su industria. Harry Potter, El Señor de los Anillos, Crepúsculo, la Marvel y la DC... ¿para qué producir una sola película si puedo producir una franquicia? ¿para qué conformarme con un estreno si puedo promocionar un evento? Poco a poco, igualmente, nos vamos volviendo insensibles ante el bombardeo continuo. Pero no sólo por dicho acoso (y derribo), también por lo que se desprende del mismo: tanto hay que cada vez resulta tanto de difícil encontrar algo que se desmarque con personalidad, frescura o distinción. O al menos que lo parezca. O cuanto menos que no parezca hecho únicamente por dinero. Y la feroz competencia no ayuda cuando no tiene por qué ganar el mejor...
A bote pronto, si me preguntasen y no tuviera internet en la mano, no sabría decir si 'La serie Divergente: Leal' es la segunda, la tercera o la cuarta entrega de la franquicia (de turno). Aunque si puedo asegurar que me preocupa bastante poco: la sensación manifiesta a déjà vu que se desprende de esta entrega (y por extensión de las restantes) hace que sea del todo indiferente. Porque ya puede ser la segunda, la tercera o la cuarta entrega de algo que básicamente transmite la sensación de contar lo mismo que han contado todas sus precedentes, coma arriba coma abajo, sean la cantidad que sean y que dicho sea de paso no es que sea mucho, precisamente y sin diferir demasiado de lo que pueden estar echando en la sala de al lado.
Y es que nos acordemos o no de las anteriores, incluso las hayamos visto o no... pues como que da igual, que da lo mismo: en realidad todas transmiten la misma sensación de postureo vacío que esta última. Desde el principio hasta el final, no más que parece que se ha mareado -torpemente- la perdiz para quedarse en un mismo sitio. Un rápido vistazo y la intuimos, incluso nos la conocemos. 'Leal' mantiene el sempiterno arco narrativo de siempre de principio a fin, metido a capón y a lo que salga sin que lo que hay entre medias haya generado apenas algún elemento sorpresivo o emocionante. Y lo que es peor aún, sin voluntad alguna por complicarse la supervivencia, dar volumen a su proclama rebelde o ir más allá del amor entre sus dos protagonistas.
Sirva de ejemplo que hay un mismo personaje que ha "traicionado" a los protagonistas en todas y cada una de las películas. Y aún así por ahí anda, y aún así se siguen sorprendiendo de que lo haga. En una tipo James Bond que fuera autoconclusiva no cantaría tanto. Pero no es el caso: se supone que 'La serie Divergente' es una historia dividida en varias películas, y sin embargo la sensación (o la certeza) es que se trata de una idea a la que han inflado para que pueda servir de coartada para las partes que sean. ¿Coartada de qué? Dos, tres, cuatro... o las películas que sean después, sigue siendo una buena pregunta. ¿De qué va 'La saga Divergente'? Ah, sí, que todo aquello que de primeras parece ideal en realidad no lo es. Y a correr a salvar el mundo.
Llegados a este punto, queda claro que 'La serie Divergente' es una "serie del montón" tirando a mala cuyo único objetivo es rellenar un hueco en la programación. Antiguamente, sin internet o canales digitales, metida al caer el sol en un momento oportuno para nuestro ritmo de vida, igual la hubiéramos tenido de fondo mientras nos quedábamos fritos en el sofá. Daba igual acabar de verla o saltarnos un episodio: su sencillez, insustancialidad y falta de objetivos en la vida resultaban ideales para "tapar" un agujero en nuestro ocio. Antiguamente, no ahora que sus vergüenzas mercantiles quedan tan al descubierto como para hacer de su visionado una completa pérdida de tiempo. Por segunda, tercera o cuarta vez.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Precisamente, su intención de entretener es lo que "revienta" la franquicia. Tres películas después eso es lo único que nos queda, y por eso mismo resultan tan huecas. Es para entendernos lo mismo que se le achaca a Transformers, pero con el agravante de que aquí se supone son varias películas para contar una única historia. Se han empeñado tanto en que cada película tenga un principio y un final, que esta tercera por ejemplo parece un remake de la primera.
Otra cosa que no entiendo es el por qué tienen que ser tan "serias", cuando con un tono mucho más relajado es posible que funcionase mucho mejor. Cuatro podría ir de Jack Slater que no pasaría nada.
Le doy un 4.
No quiero tele. Nota: 6,5.