'La serie Divergente: Insurgente' - Insert coin to continue
Credibilidad. Todo depende y se basa en la credibilidad. O como se la conoce en esto del mundo del cine, la "suspensión de la incredulidad" de la que a buen seguro habrán oído hablar alguna que otra vez. Y aunque pueda parecerlo no se trata necesariamente de ser creíble, sino de ser lo suficientemente convincente y consecuente con uno mismo como para que todo lo demás no importe. En otras palabras, como para que el espectador pueda repantigarse en la butaca y a vivir, que son dos días y medio. E incumplir esa norma de facto suele ser el mayor error de producciones como... 'La serie Divergente: Insurgente', a la que las reminiscencias a 'La saga Crepúsculo' al menos en su título, por cierto, le sientan como el ajo al aliento (de los vampiros).
En su momento fui uno de los muchos que se quejaron de las secuelas de 'Matrix'. Y recuerdo perfectamente un día que lo discutí con mi hermano, quién por el contrario siempre ha sido un defensor a ultranza de la trilogía al completo. Por más que yo pudiera señalar algunas de sus aparentes incongruencias, a mi hermano le daba igual: Entre el principio y el final de la película mi hermano es todo lo feliz que una película como esa se lo puede permitir. Que sí, que puede que no sean perfectas y bla bla bla, pero he aquí que a él si le funciona la "suspensión de la incredulidad": No piensa, sólo mira y disfruta. Pero no es mi caso: puedo disfrutar, pero no puedo dejar de pensar. Repito, pensar. La insurgencia al poder, que la sociedad es la culpable y a mí me encontraron en la calle.
Existe la creencia de que en Hollywood se aboga porque el espectador no piense. Y eso se debe principalmente a su concepción como industria: el espectador no debe de pensar, no al menos durante el transcurso de una película. Tiene que sumergirse en el producto, disfrutarlo de manera instintiva incluso al margen de cualquier norma previamente escrita. Sin ir más lejos, como 'Fast & Furious 7', una nueva estupidez en dónde los personajes hablan al espectador porque no tienen nada que decirse entre ellos, pero que sin embargo en su "chulería sin tapujos" encuentra el filón de aquel "tío molón" que a todas les vuelve locas en el instituto porque no le tiene que dar explicaciones a nadie. Y además, pasada la edad del pavo, con ese sentido del humor que marque la diferencia entre tomarse una película como lo que es, una película.
Recientemente, espero, una mayoría con buen gusto habrá podido re-descubrir 'Blade Runner' como una obra que, más allá de que pueda gustar o no, se admite, desprende una evidencia abrumadora que ha sido el resultado de un esfuerzo enorme. No es una película que parezca improvisada... como sin ir más lejos parece 'La serie Divergente: Insurgente', por ir entrando ya a matar. Por mucho que digan que está basada en una novela -como si eso significase algo a estas alturas-, la continuación de las aventuras de -esperen que lo miro- Tris es el ejemplo perfecto de los principales males que afectan, hoy en día, a una industria volcada en el cuantas se pueden hacer en vez de en la historia con las que rellenarlas, tal y como se puede comprobar como las estafas consumadas que fueron la parte 1 de los capítulos finales de 'Crepúsculo' y 'Los juegos del hambre'.
Como si fuera aquella sala de la NASA dedicada a los índices de audiencia en vez de a controlar la misión espacial de Homer Simpson. No se había estrenado la primera que ya se hablaba de la segunda; no existía la segunda que ya había fecha para la tercera (y ½). Mañana lo quiero, lo que sea. De esta manera desarrollar una producción pasar a ser como escribir en apenas dos días una crítica, lo que sea, sin darle vueltas, sin buscarle las cosquillas, y que sea lo que Dios quiera. Y ese es el problema -también quizá de este texto-: Que Dios no siempre quiere, que la inspiración es algo a lo que, en un mundo ideal, no se le debería de poner un plazo tan estricto (¿verdad George R. R. Martin?) para que pueda reposar, especialmente si luego pretendes cobrar y/o vivir de ello el día de hoy, el de mañana y el de después de mañana.
Quién no corre vuela, pero no por mucho madrugar amanece más temprano: 'La serie Divergente', como todo en esta vida, podría dar para algo de no ser por la comodidad de los efectos digitales, de la conformidad de los adolescentes, de la complacencia de los fans. Y a unos plazos que, creativamente, supone lanzar los dados y a lo que salga. 'Insurgente' es una víctima más de un sistema de producción que amasa el arte como si fuera la masa de la pizza. A lo fácil, a lo rápido, a lo aséptico, a lo insustancial, a lo cobarde, a lo cómodo. Blanco y en botella. En 'Insurgente' no hay estilo, alma, encanto ni un verdadero argumento, dado que no hay mayor justificación para las acciones y los personajes que mediar entre la primera y la tercera sin permitir que las posibilidades que pululan por ahí sean libres de ser expresadas, Dios nos libre.
Hablaba de 'Matrix', hablaba de 'Blade Runner'. ¿Se imaginan a quién le importará 'La saga Divergente' dentro de diez años? Supongo que habrá quién vea 'Insurgente' como mi hermano ve (las secuelas) de 'Matrix'... y seguro que habrá quien prefiera 'Insurgente' porque no le hace pensar como si lo hace 'Blade Runner'. El problema, para mí, es que 'Insurgente' sí hace pensar pero en el mal sentido, aquel que se carga continuamente y por completo la "suspensión de la incredulidad". Porque veo a Tris corriendo de un lado para otro como pollo sin cabeza preguntándome el por qué todo tiene que ser tan trascendentalmente hueco para encontrarme, como único salvoconducto, un efecto digital 100% digital que me remite a ese molesto "Insert coin to continue" que tanto dolor causo en la época de las recreativas...
Nota: 3,75
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Mi nota es 3,75/10.
Por cierto, el final de 'Insurgente' es idéntico...
Spoiler
¿Dos entregas más? Nota: 5,5.