Al igual que comenté que 500 days of Summer era una peli para ver sobre todo desde la perspectiva de un chico (no tienen nada que ver una con la otra, ¿eh?), esta lo es para las chicas. Los suspiros y gemiditos con los protagonistas masculinos no engañan a nadie. Sólo hace falta entrar en una de las primeras sesiones, que tendrán público abrumadoramente adolescente y femenino, para darse cuenta de ello. Lejos de sorprenderme por ello, lo que sí lo ha hecho es que esto no era el gallinero crepuscular de hace casi un año, y al igual que la música amansa a las fieras, esta Luna Nueva parece hacerlo con las hordas teens fans de la saga. No voy a aventurarme a hacer un análisis del porqué, pues esos años ya me quedan lejos y seguro que me equivocaría. Lo que sí puedo afirmar es que sin perder ese espíritu a quien va dirigido, no es el típico producto adolescente que cabría esperarse.
Chris Weitz, ese infame director que perpetró la horrible La Brujula Dorada, se arriesga aquí (desconozco por completo la fidelidad con la novela) con una historia de desamor juvenil durante una hora larga - lejos del romanticismo un tanto torpe y bobalicón de la primera entrega - huyendo en esta parte de la acción y de los efectos especiales - salvo lo justo y necesario - cargando todo el peso de la película sobre el personaje de Bella (arrivederci R. Pattison. No te echo de menos), en un juego un poco sádico que bien podría ir al compás de la perniciosa letra de Amaral "Sin ti no soy nada", y del que Kristen Stewart (no hace falta decir que sale guapísima, ¿cierto?) se aprovecha para estar presente en un plano sí y en otro también. Todo un ejercicio de contención que sin ser nada del otro mundo, parece acertar en contraste con lo que se preveía como un festival combinado de FX, achuchones y te quieros durante dos horas. Afortunadamente, el frikismo del que hace gala Bella Swan (soy diferente, soy rara) que ya arrastra desde Crepúsculo, hará que ese tremendismo del que adolece no sea trasmitido como un modelo a seguir por la audiencia más joven en su mayor parte (de todo hay en este mundo), y el público más adulto se lo tome como lo que es, un simple cuelgue caprichoso propio de la edad y hasta cierto punto disfrutable desde un inocente masoquismo.
Por el lado negativo, este enfoque hace que la parte de los Vulturi, y en consecuencia la presencia de Michael Sheen y Dakota Fanning se quede casi en anecdótica y pidiendo a gritos un par de minutillos extra. Avanzo que los que esperen una película de acción y aventuras por lo visto en los avances, saldrán profundamente decepcionados. Luna Nueva, con sus fallos y aciertos, es una obra que se toma en serio a sí misma, que sabe a lo que juega (guste más o menos) y a dónde quiere llegar, y que a pesar de alguna laguna argumental importante (¿de verdad creían que Victoria iba a cejar en su empeño de cargarse a la protagonista? ¿Cómo pueden "venderla" así?) y de cierta tibieza en la dirección, construye un entretenimiento más que digno de ser visto en pantalla grande, por mucho que el "ínclito" Weitz se pegue un tiro en el pie en los últimos segundos con una final más propio de culebrón venezolano del bueno.
Técnicamente a destacar el trabajo de fotografía de Javier Aguirresarobe, que luce más espectacular - aunque breve - en la parte italiana del film, mucho más luminosa y colorida, y el salto cualitativo dado por el aumento de presupuesto en el apartado de efectos visuales, donde los hombres lobo ("metamorfos" en realidad, según me comentó alguien que leyó las novelas) brillan con luz propia. El apartado sonoro en cambio combina aciertos como el score (acompaña correctamente) con algún que otro desacierto en temas más modernos (emo-góticos de esos) que cantan un poco a los oídos y del todo olvidables. Algo en lo que trabajar urgentemente en un futuro, porque toda serie de películas que se precie de serlo debe tener sonido propio.
Nota: 6,5
Por Jason