Hay directores que viven de sus éxitos pasados, y directores que prefieren mirar hacia delante y buscar repetirlo. Lejos queda ya el Óscar conseguido por la maravillosa 'Cinema Paradiso' que le dio a Giuseppe Tornatore el reconocimiento internacional. Algo que no impidió que el director italiano haya parado de hacer películas desde entonces, tocando una gran variedad de temas y estilos que le han consagrado como uno de los directores de cine italianos más importantes. Películas que, sin embargo, no le han devuelto el éxito conseguido. Con su nueva cinta, Tornatore regresa a la élite de los premios pero se vuelve a quedar a las puertas (en esta ocasión bastante lejos) de la élite de la calidad cinematográfica…
Un millonario experto en tasar y vender obras de arte y antigüedades recibe el encargo de una misteriosa joven de vender las obras heredadas de su padre. Poco a poco, se irá forjando algo entre ambos, con un gran misterio siempre en el fondo. Así se presenta una película que, sin embargo, no se acaba por decidir entre el drama, la intriga, e incluso la comedia repentina y fugaz que ni rodando en inglés el director consigue alejar. Este desorden de géneros acaba provocando que lo que a priori se presenta como una historia puramente Hitchockiana acabe resultando sosa, plana y sin ningún tipo de aliciente que permita al espectador penetrar en ella.
Tornatore elige centrar el desarrollo de su película en la pareja protagonista olvidándose de toda la intriga que en un principio la cinta puede transmitir. Así pues, durante 2 largas horas el espectador asiste a un espectáculo formal de lo más elegante, con un aspecto técnico impecable que, por desgracia, deja de lado a un fondo difícil de rellenar, que ni siquiera en su resolución (donde, todo hay que decirlo, ni siquiera confía en la capacidad deductiva del espectador) es capaz de sorprender. El problema principal reside en unos personajes con los que resulta imposible empatizar, ya sea por lo poco “humanos” que resultan, o por lo poco cotidiano de sus conflictos. Este alejamiento crea una barrera entre el espectador y la cinta que condena el visionado impidiendo provocar ningún tipo de reacción emocional, siendo la principal causa de la indiferencia que provoca.
Ni siquiera las superficiales y pretenciosas moralinas que se extraen de la cinta consiguen quedarse en la cabeza tras su visionado en una película tan larga como olvidable que acaba por contagiarse de las “virtudes” de su personaje protagonista: correcta y elegante en la forma, pero vacía, seca y desconocida en su interior Y es que la mejor oferta no es siempre la más atractiva…
Nota:
4.5
Por Diego Sánchez Izquierdo
En inglés si ;)
¡Gracias! Pues el doblaje italiano de la película es brutal.
Spoiler
Aún así mantiene el interés, en parte por como señala Sulli una apariencia formal muy elegante e impecable, en parte por la presencia de Geoffrey Rush, si bien el juego que plantea el guión, el ser un thriller sin parecerlo, ni funciona ni acaba de funcionar: se hace entretenido pero uno se huele todo desde el principio, precisamente, porque no se le da ni una sola vuelta de tuerca a un arco argumental muy trazado en todo momento.
Me ha recordado a 'Un plan brillante', de Michael Radford: filme muy agradable y distraído que sin ser nada especial funciona, dentro de sus posibilidades, y que convencerá por su relativa simpleza y eficacia a una gran mayoría, de ahí su éxito veraniego merced al boca a boca. Si acaso algo inferior esta de Tornatore, aunque sólo sea por el toque sensiblero y poco humilde que aporta su realizador.
5.5/10
Hacia tiempo que no me volvía a encontrar con el cine de Giuseppe Tornatore. Aún considerando 'Cinema Paradiso' una película excepcional, hasta los más grandes pueden fallar de vez en cuando; Tornatore, por supuesto, puede fallar como cualquier director y he sido testigo de uno de sus petardazos (si bien me quedan más películas de su carrera por ver).
El director italiano firma el mismo guion en el que pretende jugar a dejar al público con la boca abierta, a meternolsa doblada y, aún así, aplaudir. Yo reconozco que me la han metido doblada, pero no compro la oferta que me ofrecen en forma de filme haciendo balance.
Su mayor problema es evidente a simple vista. Es tan frío en la dirección artística, la fotografía o sus personajes que habría que encender un radiador para sentir algo de calor, a veces parecía estar viendo cine para snobs. Es contradictorio porque realmente pretende otra cosa, pero juega con la mano equivocada en esta partida de cartas que se pretende jugar. Que Geoffrey Rush sea tasador y subastador de arte juega más en contra que a favor por los ambientes en los que se mueve, demasiado estirados y lejos de expresar emoción, así como él mismo. No puedo sentir nada si no me ofrecen algo a cambio.
Para cuando transcurre la pretendida sorpresa final muestro algo de sorpresa, mas hasta el golpe de efecto que pretendía hacer inolvidable el filme es un simulacro porque no se explica realmente bien algunos detalles, no sé si es que el realizador confía en su público o son solamente errores de guionista. La última baza que juega llega demasiado tarde y hecho mal. Rechazo la oferta y a otra cosa.
5