Que 'La daga de Rasputín' fuese una película mala es algo que debería sorprender a muy poquitos, por no decir más bien que a nadie con un mínimo de idea. Es una de esas películas a las que no se les pide ser buenas porque no tienen ninguna necesidad de serlo, casi ni tan siquiera de aparentarlo. Si ya de por sí el primer film era más bien flojo como película, o al menos eso es lo que mi memoria alcanza a recordar del mismo, ¿por qué esperar otra cosa distinta de esta su tardía secuela? Ahora bien, 'El oro de Moscú' era una película más bien floja, sí, pero divertida. He aquí el quiz. Y es que lo dicho, a una película de este estilo no se le piden estrellas en una crítica, sino risas en una platea. ¿O no?
Así que para juzgarla consideremos más oportuno concederle el privilegio de partir de la base de que es una mala película, y que lo es por propia voluntad e iniciativa. Pues bien, aun así la película logra decepcionar hasta las expectativas más escasas, y aun dentro de sus auto impuestas limitaciones artísticas en proporción es igualmente mala. Sí, tal y como suena, es aun peor de lo que parece pues es mala incluso para ser mala, todo un (des)mérito que haría las delicias de cineastas tan considerados para con el séptimo arte como Uwe Boll. Pero no es sólo que sea tan mala que incluso duele, no, es que además no tiene ni esa puñetera gracia que al menos consiga justificar de alguna manera la mediocridad expuesta en pantalla.Nada más acabar de ver la segunda (¡¿y última?!) película de Jesús Bonilla me surgieron en la mente dos títulos de películas próximas a estrenar, 'Carne de neón' y 'Secuestrados', dos películas españolas que un servidor tuvo oportunidad de disfrutar en su primera incursión en aquello que llaman el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Y lo cierto es que las dos son películas muy interesantes, recomendables, cuanto menos merecedoras de una oportunidad bien hermosa y para nada gratuita. ¿Y por qué este pensamiento? Pues porque me dio por calcular cuantos espectadores caerán en las redes de esta "daga" y lo pagarán con cualquiera de ellas escudándose en su misma denominación de origen. Y es una lástima que el termino "españolada" no caiga en desuso por culpa de producciones como 'La daga de Rasputín', una "españolada" en toda regla que, digámoslo bien alto, alimenta la voz de aquellos que le niegan el pan al que debería ser nuestro cine. Y con razón. Hace ni un mes se estrenó 'Don Mendo Rock ¿La venganza?', y aunque no he tenido el gusto me consta de oídas que es más o menos harina del mismo costal y tan poco merecedora como esta "daga" de ser reconocida con un Goya por su brillante contribución a la cinematografía española.
El caso es que uno puede aceptar ciertas cosas: que 'Balada triste de trompeta' no sea una buena película se puede perdonar en la medida que Alex de la Iglesia ha intentado hacer una película; no le ha salido del todo bien por mucho que digan los votantes de la Academia y sus votantes... pero sin embargo la intención cuenta y podemos decir de ella que es como mínimo "interesante", porque al menos propone un discurso narrativo que la convierte en lo que es conocido como una película, con sus más y sus menos, pero en una película. Ahora bien, ¿qué podemos decir de 'La daga de Rasputín'? Un pasapalabra bien grande. Porque no es ni una película ni es nada, y lo que es peor es que da la sensación de que nunca ha pretendido ser más que eso, que nunca ha amagado siquiera con intentar ofrecer algo tan básico como ALGO, valga la redundancia. Cuando se intenta se puede fracasar. Bonilla y sus compinches no fracasan, no es una opción, sino que parten del fracaso más absoluto para no se sabe muy bien con que objeto presentar una producción que da pena en vez de risa, que incurre literalmente en la vergüenza ajena, y que podemos considerar hasta humillante para un cine español que lo que menos necesita es vehículos como este que se adueñan de aquellos elementos que todos los potenciales espectadores señalan como inexcusables a evitar, y que además sirven para alimentar según que susceptibilidades más que peligrosas para la integridad de nuestra sociedad cinematográfica...
Cualquier diría que es otra época, y aun para esa otra época seguiríamos hablando de una cinta a evitar a toda costa. Porque si no ha quedado claro lo repito: 'La daga de Rasputín' es mala, y lo es con tantas ganas que se antoja casi imposible hacerlo peor aposta. Suena duro y excesivamente cruel, lo sé, pero ahora mismo no soy capaz de escribir de otra manera lo vergonzoso que resulta que películas como estas lleguen a la cartelera sin ningún tipo de rubor habida cuenta del daño que causan tanto a la industria como al propio espectador. Un tara con la que aquella facción voluntariosa y decidida a ser verdaderamente nuestro cine tiene que combatir día tras día donde resulta realmente molesto popular a según que actores como un Resines que si no recuerdo mal el año pasado fue nominado al Goya por esa menudencia que era 'Celda 211'. Esta de Monzón era una película, y además buena. Pero podía haber sido mala, y aun así hubiera sido una película. 'La daga de Rasputín' no lo sé, porque no sé quién puede considerar a ESO una película... y además, sea lo que sea, seguirá siendo mala.
Nota:
1.0
por Juan Pairet Iglesias
No pinta muy bien, pero un fiel seguidor de 'Los Serrano' como yo espera pasárselo bien cuando la vea (en casa, por supuesto). A este tipo de caspa y olor a boina quemada le tengo tomada la medida jaja.
Tanto afán y mala leche has contenido, que hasta he tenido que "pulir" algún detallito ortográfico (por supuesto sin importancia) que la ira no te ha dejado ver.
Como bien dices, películas como esta son las que hacen que exista ese prejuicio de "es española" que existe entre tanta gente a la hora de ir al cine.
Tío, te has ganado un +1 bien grande
Al final le he subido la nota a un punto, más que nada porque me había olvidado de valorar la banda sonora de Roque Baños, un oasis en mitad del desierto que por separado no está nada mal.