'El regalo' - Tonto
Hacer trampas es muy, muy peligroso. Nunca sabes como se lo va a tomar el espectador. Porque a diferencia de lo que puede ocurrir en la vida, en el cine SIEMPRE uno se entera de que le han hecho trampa. Baste la mera sospecha para que la duda se torne en certeza, y así dar por sentado algo que además es inherente a un llamado arte como el cine. Por eso lo importante no es hacer o no hacer trampas, sino el cómo hacerlas. Porque cómo todo en esta vida, se trata de saber. Y porque en términos cinematográficos, a casi todos nos gusta que nos tomen el pelo.
A quién madruga no siempre Dios le ayuda. De la cama a dónde sea y de dónde sea a casa sin que por el camino alcancemos a ser la persona que algún que otro día hemos llegado a ser. Menos todavía en un lugar dónde el Festival de Sitges, allí dónde por cada abrazo recibes una puñalada y a esas horas en las que tus neuronas aún no han llegado a la oficina, sigue siendo demasiado pronto para saber cómo encajar según que golpes. Por ejemplo, el golpe bastante bajo que asesta 'El regalo' bien entrado su metraje, cinta capaz tanto de lo mejor como de lo peor.
El actor Joel Edgerton debuta como director con este convincente y modélico relato que trata de hacer de la inquietud un valor al alza, cosa que consigue... al menos, hasta que lo mejor deja paso a lo peor y se revela tan rematadamente tramposa que duele. Que molesta. Y que hasta llega a cabrear. Me animo a decir que a cualquier hora del día y no sólo de mala mañana, si bien sigue siendo uno de esos momentos en los que piensas que el dicho aquel de que a quién madruga Dios le ayuda lo escribió alguien que se despertaba pasado el mediodía para deshuevarse del resto.
Porque como en todo el cine, un arte especialmente de trampa y cartón, la verdadera diferencia la marca quién mejor sabe hacer trampas a sabiendas de que le van a pillar. Esto es, quién acierta a tomar el pelo con tanta educación y habilidad como para que al final, en vez de perder la partida, te aplaudan con admiración por haber sido hábil... que no el más listo, ojo. A partir del momento en el que 'El regalo' saca su as bajo la manga, el margen de duda se reduce al mínimo y su gracia tiende al cero, viendo como la credibilidad de la propuesta se convierte en víctima de su propia naturaleza.
Una "broma" alimentada además por la palpable sensación de que quién te está "tomando el pelo" se cree más inteligente que tú, tan convencido de su "astuta" jugada que pierde de vista la humildad, y con ello, la necesaria perspectiva para remachar lo que al final se queda demasiado cerca de la estafa. El resultado, más allá de que todo lo anterior a este momento sea muy digno y estimable, es que al final uno sufre como víctima en vez de disfrutar del pretendido placer culpable. Uno, en suma, siente la impotencia de a quién le han llamado tonto.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Sí bien es cierto que cuando se descubre quien es el tipo, pierde un poco de fuelle
Spoiler
Lo que me cuesta tragar
Spoiler
Y en cuanto al final
Spoiler
un 6,5
Spoiler
Detalles.
That´s what I say.