Existe la innata tendencia de comparar cualquier película que pueda hacer Sacha Baron Cohen con 'Borat', el gran éxito que le dio a conocer en todo el mundo. Es cierto que el personaje ya había aparecido en el show de Ali G, como no es menos cierto que el propio Ali G ya había dado a conocer a Cohen al mundo. Sin embargo el éxito de la película estrenada ahora hace 10 años popularizó definitivamente su marca, amén de permitirle los medios y la confianza para salir a recorrer el mundo con unas payasadas convenientemente retratadas como atracción mediática.

Es posible que dicho boom se viera relativamente sobredimensionado como ocurre con casi todos los booms debido al "factor sorpresa": muchos fueron a verla por la novedad, pero no todos la disfrutaron en igual medida. Una vez ya sabíamos quién era Cohen ni 'Brüno' ni 'El dictador' lograron replicar su éxito... ¿ni su frescura? ¿o eso ya fue cosa nuestra nos riéramos más o menos? 'Agente contrainteligente' supone una pequeñísima variante al sumar a un director con cierta enjundia, Louis Leterrier, y a un acompañante capaz de compartir nombre en el cartel, Mark Strong.

¿Alguna diferencia? No, la verdad. O si la hay, como si no la hubiera: 'Agente contrainteligente' sigue siendo un show a la medida de Sacha Baron Cohen. Tanto en lo bueno como, por supuesto, en lo malo. Y si aquellos que amamos 'Borat' nos da por caer en la tentación, evidentemente sale perdiendo. Como igualmente salieron perdiendo las mencionadas 'Brüno' y 'El dictador'... relativamente hablando, claro. Es complicado que Cohen pueda sorprender con algo realmente fresco cuando de lo que se trata, en suma, es de servir en bandeja de plata un humor lo más imbécil posible.

Y así es 'Agente contrainteligente', una "peliculeja" irremediablemente imbécil fundamentada en explotar una serie de gags con el ojete, si es preciso y con la oportuna irreverencia del humor actual para adultos. Irremediablemente imbécil, pero también irresistiblemente divertida -a ratos- para quién comulgue con el "abajo todo el mundo" según Cohen. Más o menos lo mismo que con 'Brüno' y 'El dictador', en donde cualquier parecido con una película de verdad es una casualidad. Porque a los puntos se trata no más que de hacer reír siendo burro, guarro y grosero.

Y a pesar de su inevitable irregularidad, Cohen consigue su propósito (de nuevo), hacer reír por suerte lo suficientemente a menudo y regalarnos tres o cuatro momentos ya míticos a inmortalizar en forma de gif recurrente. Gracias, y a la vez a pesar de su estrella quién sigue sin ver más allá de su figura, despreciando y desperdiciando casi cualquier elemento o actor secundario, 'Agente contrainteligente' es un placer culpable de quién no aspira más que a echarse unas risas con los amigos. O sea, una gamberrada absurda orgullosa de ser por y para la chusma.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex