Hay formas y formas de debutar en Hollywood, aquel pérfido e infecto agujero negro por el que todos quieren pasar tarde o temprano, digan lo que digan y por muy de progres que vayan. Mientras que la protagonista de la versión sueca de 'Los hombres que no amaban a las mujeres', Noomi Rapace, lo hizo por la puerta grande al lado de Robert Downey Jr. en 'Sherlock Holmes 2', el director de aquella, Niels Arden Oplev, lo ha hecho por la puerta pequeña con este 'Dead Man Down', un correcto thriller de relleno puramente alimenticio tan aceptable como olvidable. En verdad, como lo fue la citada adaptación de la obra de Stieg Larsson, si bien y como diferencia fundamental en este caso, fuera ya del boom mediático de aquel momento, no hay motivo para sospechar que alguien como David Fincher vaya a hacer de ella algo de verdadero provecho con una versión posterior...A pesar de su éxito, incuestionable, soy de los que piensan que la versión sueca de la primera parte de la trilogía Millennium no tenía, en verdad, nada de especial; es más, me dejo tan frío que aún estoy a la espera de que desde el otro lado del Atlántico me cuenten lo que me falta de historia, a ser posible el mismo David Fincher que tan buen trabajo realizó en su correspondiente "remake" norteamericano. Porque no todo en Hollywood es malo, ni mucho menos, si bien hace falta tener un nombre para que te tomen en serio. Niels Arden Oplev aún no lo tiene, y es posible que nunca lo tenga, una sospecha más que razonable especialmente tras ver el resultado de este agridulce debut norteamericano que tanto de bueno ofrece como de malo. En parte, y más o menos, de la misma manera que ya ocurría con la citada Millennium, lo que termina por unir a ambas producciones en un mismo destino, la indiferencia... por más que esta pueda ser entretenida. 'Dead Man Down', aka (La venganza del hombre muerto), lo es, pero lo es en la misma medida en que sólo lo es.
Igual que muchos parecen desconocer que Nicolas Winding Refn tenía vida antes de 'Drive', reconozco desconocer de la vida anterior a 'Millennium' de Niels Arden Oplev, veterano realizador que a sus 52 años no creo que esté por la labor de cambiar. Ni falta que hace. Si algo realmente bueno se puede decir de 'Dead Man Down' es que, gracias a su competente labor, lo que podría haber sido un anodino y rutinario filme de sobremesa adquiere cierta elegancia genérica, cierto encanto. Porque la idea sobre la que se sustenta la base de su argumento es y/o resulta un tanto ridícula, rebuscada... o dicho de otra manera, es tan "cinematográfica" y de cara a la galería que, sencillamente, no resulta creíble. De ahí que la elegante puesta en escena de Arden Oplev dote a un guión excesivamente formulaico de algo de encanto, de nervio, realzando cuanto menos ese look de irrelevancia con el que uno se distrae tanto como tantos minutos de película tiene por delante. Un filme que ante la ausencia de una incertidumbre real resuelve sus dudas a la manera en que lo harían los miembros de la NRA, a tiros.
Como tantos otros thrillers -de reciente 'Efectos secundarios' se me viene a la cabeza- 'Dead Man Down' es uno de esos productos comerciales que dependen, sobremanera, de la mano que les den forma en la pantalla para que, siendo buenos antes que justos, demos por bueno que el fin justifica los medios, sin que sea necesaria por parte del espectador de una posterior venganza, leitmotiv tan recurrente como son tantos los guionistas que lo emplean como comodín -es el caso-. El proyecto, en vez de caer en manos de un anodido asalariado hollywoodiense, lo ha hecho en las de alguien que si bien puede que tampoco tenga nombre al menos si tiene una película a sus espaldas por la que poder ser reconocido. Y eso es algo que, apoyado en la presencia de una serie de rostros familiares de probada eficacia como Colin Farrell o Noomi Rapace, se nota para bien aunque la empresa sea tan limitada, y los resultados no se sobrepongan... a sus limitaciones. Porque aunque la indiferencia se vista de entretenimiento, en indiferencia se queda. Y cuando al final tanto monta que monta tanto es que no hay duda...
Nota:
6.25
por Juan Pairet Iglesias