'#chef': Haute Cuisine (au micro ondes)
El concepto que sustenta a este '#chef' (con almohadilla) está más claro que el agua: llegar al corazón del público a través de su estómago. Y no cabe duda que a uno le entran ganas de probar cualquier bocado que pueda servirnos El Jefe, el puesto de comida ambulante en el que -bien entrada la película- se refugia el chef Carl Casper, interpretado por "el jefe" del proyecto y figura omnipresente en la receta, Jon Favreau, a su vez director, guionista, productor y amigo del protagonista de 'Iron Man'. Y también nos queda más claro que el agua que las intenciones del filme son exactamente las mismas que las de la llamada "comida rápida", que es la misma que nos acaban sirviendo tanto uno como otro "Jefe".
Se intuye el gusto de Jon Favreau por la (buena) comida, algo que se corrobora con este pequeño y sencillo filme que deja más claro que el agua, de principio a fin y en todo momento, que sólo pretende ensalzar la pasión que despierta ponerle la mano encima a una cocina, plancha o microondas a través de un relato amable y simpático que, al postre, sea del todo inofensivo. Y así es '#chef', un filme poco relevante y completamente inofensivo cuyo evidente buenrollismo sin transcendencia puede ser interpretado de la misma manera que puede ser valorada una hamburguesa del McDonald's. Exactamente de la misma manera, y con Favreau ejerciendo de su particular Ronald McDonald.
El problema principal está implícito en la analogía empleada: que este #chef twittero -la almohadilla tiene explicación- insinúa ser un castizo chiringuito de playa cuando, en realidad, prácticamente es una sucursal del McDonald's por más que la gestión sea "independiente". Dicho sea de otra forma, su formulación dentro de una apariencia indie no es capaz de ocultar el hecho de que, para el caso, luce exactamente igual que una producción de estudio. Esto es, un filme "independiente" que ha asumido de antemano todas las posibles sugerencias de un ejecutivo con el fin de ser distribuido por una 'major'. Y para más inri, echando mano de las nuevas tecnologías para ser (o parecer) aún más "cool".
Y es que '#chef' es tan consciente de su propia condescendencia que su obviedad, extendida además a lo largo de dos largas horas, termina por aburrir ante lo que se revela como una exaltación de la cocina a través de un precongelado de la Sirena calentado en el microondas. ¿Falsa? ¿Desangelada? ¿Perezosa? Ni hay conflicto, ni hay personajes; ni historia, ni sabor; sólo la presencia de un Jon Favreau rodeado de amigos. Tampoco hay ni rastro, por supuesto, de la sal que Brad Bird le supo echa a su animadísimo "pisto" particular. En este restaurante todos son tan buenos, todo es tan fácil y todo es tan maravilloso que nada parece real, provocando que el gusto (y la evasión) se quede en el envoltorio.
Nota: 5,0
Por Juan Pairet Iglesias
Así que nada, le pongo mi nota estándar de todas aquellas películas que entretienen y poco más: 6/10.
Ni eso, le falta sangre como para "entretener". Demasiado generoso te veo.
Qué va, a mí realmente me entretuvo, aunque fuera moderadamente, por lo que considero que mi nota es coherente. Veo más generosa la tuya, porque a mí si una película no me entretiene no la apruebo, pero veo que tú sí.
Suele ser un factor decisivo, cierto, y por eso '#chef' en parte me arrancó un aprobado tan raspado, porque no me aburrió sino que me terminó por aburrir. Usease, sólo en su tramo final cuando se confirma como un filme irrelevante.
Con todo, la cinta tiene su encanto y lo más importante, se siente fresca. Creo que aciertan tocando el tema de las redes sociales y por supuesto que la comida alegra la vista. A destacar también la camaradería de Leguizamo, amigos así quedan pocos hoy día.
Menú familiar. Nota: 6.