'Artico': Deshechos de la dehesa
De siempre se ha dicho que un quinqui es aquel que nace de la unión de un payo y una gitana (o viceversa) aunque acabo de descubrir gracias a wikipedia (fuente inagotable de sabiduría o de datos creíbles a ratos) que es un grupo social con historia, que la palabra viene de vender quinquilla (chatarra), que “formalmente” se les llama mercheros aunque la verdad que en la calle se usa el término la mayoría de veces para catalogar a gente de bajo nivel social de forma despectiva e incluso como sinónimo a otros términos como choni, cani y similares.
El cine español tiene unos cuantos personajes tanto reales como de ficción en lo que a cine quinqui se refiere . El Lute, el Vaquilla, Makinavaja, obras como El Pico, Perros Callejeros, siendo José Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia directores con muchas aportaciones al subgénero. La que nos ocupa se aleja de ser una película a la carrera y se acerca más a lo pausado y lo sobrio. Nos sitúa en una zona rural de Salamanca, donde viven, alejados aunque no demasiado, del ruido de la ciudad, dos parejas adolescentes. Presentados individualmente, “ärtico” nos habla de una porción de unas vidas que parecen marcadas desde antes de nacer y que igual será para sus hijos. Drogas, delincuencia, hogares desestructurados, el sobrevivir malviviendo y la ausencia de esperanzas de cambio.
Un film sencillo pero rodado de forma elegante. Su sencillez es una de sus mejores cualidades junto a su estilo directo y de corto metraje aunque esto posiblemente también la limita de ser una obra mayor, que deje más huella y resulte especialmente reseñable. Su joven reparto está más que correcto y resaltaría sobretodo el patente trabajo y mimo que se ha puesto en ella con una fotografía y planos exquisitos y el acierto a la hora de elegir exteriores, transportándote y haciéndote partícipe de dónde sucede todo. Esto queda rematado con un gran final que impacta pero no juega la carta de un giro de guión fácil igual que tampoco pese a su sobriedad durante todo el metraje, no cae en la pretenciosidad.
Nota: 6.2
por Abrahán Guirao, AKA Calderilla
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