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'Amanece en Edimburgo': Tralari tralara

Vía El Séptimo Arte por 19 de junio de 2014

Sentado frente al ordenador con el ceño fruncido y dándole vueltas a 'Amanece en Edimburgo' a ver que es lo que les sale a mis dedos, no dejo de reparar en la frase "el Mamma Mía! de este año" que aparece en el cartel de la cinta. Dicha frase, unida a la de "La 'feel-good movie' del año", me cierra por completo la mente a cualquier otra sugerencia, incluida la de hacer algún chiste relacionado con el cine de Mike Leigh. "El Mamma Mía! de este año" y "La 'feel-good movie' del año". Más bien, fácil y directo, "Mamma Mía!" y "feel-good movie". "Mamma Mía!" y "feel-good movie". Y zasca, como si no hubiera mucho más que decir al respecto, tralari tralara.

Hace un año exactamente que tuve la oportunidad de pasar un par días "sencillamente gloriosos" en Edimburgo. Bueno, en realidad no fueron "tan gloriosos" como tampoco lo es 'Amanece en Edimburgo'. Ya se sabe. Pero tampoco estuvieron nada mal. No voy a entrar en detalles porque no tiene por qué importarle a nadie lo que hiciera, pero sí lo comento es porque gracias a 'Amanece en Edimburgo' esos recuerdos volvieron a sentarse en la primera fila del patio de butacas de mi memoria. Ahí estaba viendo la cinta como si en mi cabeza estuviera metido ese puñetero espectador que juega a improvisar, a grito pelado, un audiocomentario. Qué orgullo más estúpido decir "ahí he estado yo", pero ahí lo tenemos todos por orgullo.

En fin, que tras 90 minutos de película con lo que me quedo es con esos recuerdos, lo que viene a simbolizar lo que ofrece este 'Amanece en Edimburgo': un agradable pasatiempo que dura lo que duran las luces de la sala apagadas. Y que nos quiten lo cantado, bailado y sonreído. La humilde eficacia de un relato dulce, sencillo y apañado que cumple con una sonrisa el patrón preestablecido. Ya lo dice su cartel, y ya lo decíamos al principio: "Mamma Mía!" y "feel-good movie". Y aún con un rendimiento por debajo de ambas ideas, zasca. Y a falta de pan buenas son tortas, en vez de canciones de un grupo sueco canciones de un grupo escocés, y en vez de un esforzado Pierce Brosnan un no menos esforzado Peter Mullan (con voz de un "miserable" Russell Crowe...).

¿Merece la pena extenderse mucho más? Pues no mucho, la verdad. 'Amanece en Edimburgo' es un filme eminentemente alegre y populista que a través de la música de The Proclaimers pretende no más que sonsacarnos una sonrisa. Porque no importa lo que pase, que todos los días sale el sol. Y lo hace con la suficiente corrección y buen rollo como para que podamos disfrutarla en su justa medida, incluso aunque la música de The Proclaimers no nos llene los oídos o la mayor parte de su reparto sean unos don nadies. Incluso aunque el argumento, obligado a seguir la tracklist del cd, sea tan artificioso como lo puede ser cantar en un karaoke. Pero las cosas como son... zasca, y tralari tralara.

Nota: 6,5

Por Juan Pairet Iglesias


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