'El infiltrado del KKKlan' - El problema con Apu
A principios de los años setenta en Estados Unidos, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth se convierte en el primer detective afroamericano del departamento de policía de Colorado Springs, pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: Infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad.
Haciéndose pasar por un racista extremista, se pone en contacto telefónico con el grupo, que no tarda en invitarle a reunirse con ellos. Sólo hay un problema más que evidente a este otro lado de la línea, su color de piel: Flip Zimmerman, el compañero de Ron, que además es judío, no tiene más remedio que hacerse pasar por él en las reuniones de "la organización". Stallworth y Zimmerman se unen para derribar a una organización cuyo auténtico objetivo es adaptar su violenta retórica para atraer cada vez a más gente...
Repetimos, "cuyo auténtico objetivo es adaptar su violenta retórica para atraer cada vez a más gente". Esta parte de lo que sería más o menos la sinopsis oficial de 'Infiltrado en el KKKlan' es lo que, más o menos, viene a empañar los por otro lado apreciables valores de esta película que supone el regreso de Spike Lee a España. El regreso tras tres títulos como 'La última noche', 'Plan oculto' y el remake de 'Old Boy', en lo que a nosotros respecta, prácticamente, las otras tres películas que ha filmado en el Siglo XXI.
Tres títulos que también podemos decir que no se habían visto marcados por la personalidad claramente reivindicativa del mencionado Lee, firme activista de los derechos de su comunidad (y a mucha honra), como si se ve parcial y/o relativamente afectada esta sátira en potencia a la que Lee, en última instancia, no deja hablar por sí misma. "Cuyo auténtico objetivo es adaptar su violenta retórica para atraer cada vez a más gente", en lo que con un par de correcciones bien podría servir para definir las maneras del propio Lee.
No es que sea un monólogo ni mucho menos algún tipo de panfleto, pero sí que a diferencia de por ejemplo Armando Iannucci, capaz de dejar la opinión en manos del público en títulos como 'In the Loop' o 'La muerte de Stalin', Lee fuerza para que en al menos por momentos, la predisposición moral y/o política tenga más valor que la propia película. Una película que, cuando se deja llevar, funciona a las mil maravillas por cuanto la vida es como es, una divertida contradicción (divertida, al menos, cuando no se es víctima de ella).
Lee nunca pierde el sentido del humor, al mismo tiempo que nunca se olvida de quién es; posiblemente, tampoco del por qué hace esta película. Y es por eso que en ocasiones, a ratos, da la sensación de que nos está vendiendo una idea antes que una película. Que está "adaptando su retórica para atraer cada vez a más gente" en lo que acaba siendo más una reivindicación que una historia que, a fin de cuentas, viene a criticar aquello que él mismo está haciendo: Imponer un inflexible punto de vista único.
El mensaje de 'Infiltrado en el KKKlan' es lineal, paradigmático, del todo previsible y hasta cierto punto, manipulador, soberbio y amoral. Una película puede ser perfectamente una reivindicación, una película de carácter social está incluso condenada a ello de una u otra manera. Pero en el caso de los sátiras se corre el riesgo de caer en la misma demagogia populista, y verse accidentalmente reflejado. Lee fuerza una realidad que si supera a la ficción es porque, precisamente, esta se abandona al libre albedrío.
Por supuesto, y ya acabo, tranquilos, que todo esto es relativo. A Lee le conocemos, a nosotros mismos también, y aquí estamos delante de 'Infiltrado en el KKKlan', un título que en realidad sólo sorprende por una cosa: Que Lee aún sigue aquí. Aunque su última película, como casi todo en la actualidad, parezca fagocitada por ese maldito aura hipster y políticamente correcto especializado en convertir lo auténtico y genuino en un pulido y blanco, blanquísimo mueble de Ikea. Que lo parezca, cuanto menos.
O quizá, que sólo sea lo mismo que ocurre con el "problema con Apu", de una u otra manera. Pero 'Infiltrado en el KKKlan' está bien, en resumen, que de eso iba todo esto. Me parece. Creo. Es posible (que no).
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Coincido totalmente. De hecho los minutos finales para mí sobran. 5/10
Le doy un 7,5.
Lo son, si, pero ciertos subrayados le sientan muy mal a según que películas, como es el caso. Sienta mal que una película que te está tratando como un adulto te trate de pronto como un niño.
En toda la parte de denuncia y reivindicación (que es lo que más ocupa en el film) se echa de menos algo más de profundidad o complejidad. Que obviamente, los malos de la historia están claros, pero hace amagos de moralejas de estar contra la violencia de todo tipo de "ojo por ojo y todos acabaríamos ciegos" y alguna cosa más y al final, se queda bastante en la superficie, centrada en un sólo objetivo.
Y la historia, como película, se ve perjudicada por ello. Además, no me acaba de llegar tampoco la mezcla de drama con momentos duros, comedia, blaxploitation (con secuencias y momentos de BSO muy "invasivas" y de leve sutileza en la incorporación) y demás. Y por más que los nazis sean paletos y por más "basada en hechos reales que esté", cosas principales del argumento como lo el juego entre el nombre del personaje protagonista y las voces cuele, me lo creo, porque mira, vale, es lo que más juego da al argumento y es lo que más chicha proporciona en su último tercio.
Al final, hay un thriller interesante sobre un policía brillante infiltrado, que pese a sus buenas intenciones y pese a un trasfondo que daba para reflexión, queda un poco emborronado por un popurrí de géneros y la "obsesión" con un mensaje que se impone a lo demás. Aún con ello, un film entretenido con virtudes varias.
Nota: 5'8