'Inu-Oh' - La movida japonesa
Masaaki Yuasa no es un director de anime convencional. Al igual que otros referentes actuales del medio como Makoto Shinkai ('Your Name', 'El tiempo contigo') o Mamoru Hosoda ('Belle', 'La chica que saltaba a través del tiempo') tiene algo que lo hace peculiar, pero es algo que no tiene nada que ver con lo que hace especial a estos dos ejemplos mencionados anteriormente. Tanto Makoto Shinkai como Mamoru Hosoda tienen un estilo de animación fácilmente reconocible y un componente dramático constante en todas sus obras (el primero más enfocado a las relaciones románticas, el segundo a los problemas familiares y sociales). Pero con Masaaki Yuasa lo diferencial está en lo mucho que le gusta experimentar con el formato, animando historias de forma única y muy especial. 'Inu-Oh' es una película histórica, pero una película histórica dirigida y pensada por Masaaki Yuasa.
La película nos enseña la historia del músico Inu-Oh, un artista de sarugaku (variante del teatro japonés) que tuvo lugar hace 600 años y del que se desconoce gran parte de su obra. Todo a través de los ojos de Tomona, con quien establecerá una entrañable amistad y será quien nos guiará a través de todo este viaje. El guion de Akiko Nogi está basado una novela que relata lo sucedido con él durante ese período, desde un enfoque fantástico para mantener el misticismo que rodea a este personaje histórico pero sin dejar de lado el contenido que quieren enseñar al mundo. A partir de aquí, ya entra en juego la mano de Masaaki Yuasa. El director japonés coge el material y lo plasma en la pantalla adaptándolo a su estilo. La elasticidad y las deformaciones en el cuerpo de los protagonistas son habituales, su fluidez es una delicia y cuando lo necesita, es una explosión de colores en primer plano. Como siempre, no tiene miedo a no ser creíble, ser exagerada y jugar con las proporciones de los personajes. La credibilidad y el rigor histórico dejan paso al espectáculo.
Este retorno al pasado consigue atraparte gracias a la suma de unos elementos que se complementan fantásticamente bien. El trabajo en la animación es espectacular y tan impactante como nos tiene acostumbrados. Siguiendo la estela de sus anteriores obras, es el material quien se adapta a él y no al revés. En la serie 'Devilman Crybaby' adaptó uno de los clásicos por antonomasia del manganime de una forma que nadie esperaba, con maravilloso resultado, mientras que en 'Ping Pong' adaptó un extraño spokon (anime deportivo) con un estilo artístico inolvidable. Está claro que no deja nunca indiferente a nadie y su fuerte personalidad también consigue repeler a muchos, que no encajan su estilo. Aquí está un poco más cohibido y es un Yuasa más accesible, como el de 'El amor está en el agua'. Su sello sigue estando muy presente, pero no es tan experimental como en otras ocasiones. Demuestra su capacidad para adaptarse a historias más convencionales sin perder ni un ápice de su personalidad.
En los primeros compases el film es algo confuso, más por no explicar demasiado el contexto de la obra que por su narrativa. Más adelante, cuando ya se han establecido los personajes, uno comprende rápidamente que el contexto o la época histórica no importan tanto. La película, mientras nos descubre a Inu-Oh y el sarugaku, se encarga de hablarnos sobre como los movimientos revolucionarios en el mundo del arte empezaron desde abajo, de forma humilde, ante un panorama que se encontraba estancado en la monotonía y el conformismo. La primera impresión cuando suenan estilos musicales (brillante e importantísimo trabajo de Yoshihide Otomo en la BSO) que no encajan con la ambientación es desconcertante, pero fácilmente vemos hacia donde quiere ir con esto y nos envuelve en este torrente de música y animación que, en muchos momentos, es una verdadera experiencia audiovisual. Una fiesta que va in crescendo. Las referencias a artistas que cambiaron el mundo de la música son evidentes, pudiendo ver reflejados en nuestro protagonista a músicos como Elvis Presley, David Bowie o Freddie Mercury.
'Inu-Oh' es un precioso viaje por el Japón de hace 600 años, un homenaje a aquellas figuras que fueron vitales en su momento pero que han caído en el olvido por falta de información. También lo es para la música y la animación como medio para expresar pensamientos sin ataduras. Masaaki Yuasa hace tiempo que es uno de los pilares de la animación japonesa, y con esta fantástica película no hace más que constatarlo. Una explosión de talento.
Nota: 8,0
Por Marc Sacristán García
@TheLebowskiMan
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