'Alcarràs' - Aquellos años maravillosos
'Alcarrás' es una película de visionado no especialmente agradable pero cuya impresión en nuestra cabeza promete (o pretende) ser más duradera. Esta película de claros, obvios, evidentes contornos documentales y testimoniales cuenta con un discurso tan poderoso como a la vez disperso. Todo, y nada a la vez. Como lanzar una moneda al aire.
Como ya hizo en su debut, la directora Carla Simón nos vuelve a hablar de un mundo que conoce de primera mano: La película nace de nuevo de la valoración de un legado, y de la voluntad de plasmarlo antes de que desaparezca o caiga en el olvido. De esta manera 'Alcarrás' viene a ser, tanto en esencia como en la práctica, la fotografía de un recuerdo expuesta con total naturalidad. Los ecos de un momento retratado de manera cercana, sencilla y honesta.
La intención, clara y meridiana, es que en base a este retrato campechano y bajo la coartada de las relaciones intergeneracionales, 'Alcarrás' sirva como una suerte de tributo (nostálgico, pero no sentimental) al mundo de la agricultura y a las familias que viven de ella. Al igual que por ejemplo 'Utama', un grito ahogado por la comodidad de un progreso que amenaza el recuerdo de un pasado que para muchos es aún un presente (con poco futuro).
Una obra coral donde no hay un solo protagonista: La cámara se integra como uno más de la familia Solé durante dos horas de metraje. Dos largas (y algo pesadas) horas que esbozan una idea a través de muchos hilos de los que en realidad, nunca llega a tirar. Y es que la idea no está encauzada en torno a un argumento que la coja por los cuernos, siendo que Carla Simón se abandona a la creación de una instantánea por encima de una historia.
A dar viva voz a lo que se adivinan sin disimulo que son sus propios recuerdos de infancia. Tal cual.
De esta manera, y desde la reverencia de una mirada casi infantil, tal vez quede demasiado supeditado a nuestras propias vivencias el alcance de una película realista y auténtica, más no por ello emocional o empática. Así, nos queda una bonita cosecha de estampas que si bien funcionan y valen en sí mismas, juntas y unidas, como una teórica familia, no trascienden de una idea tan romántica como algo vaga que no arraiga por igual en el corazón.
por Aina Riu & Juan Pairet
@ganiveta_online / @Wanchopex
Según tengo entendido, se ha estrenado tanto en versión original con subtítulos como doblada al castellano. Supongo que según el cine, que tendría que especificarlo, pero entiendo que la versión doblada será mayoritaria fuera de Cataluña, al menos en los circuitos comerciales tipo Cinesa o Yelmo.
No sé qué tal será el doblaje, pero yo la vi en VOSE y siendo una película naturalista, creo que la mejor opción sería verla en VOSE. Más auténtica.
En fin, que hay quien no es más corto porque todo tiene un límite.
C O I N C I D O
Dejando esto a un lado y con referentes como Verano Azul, por ejemplo, se echan en falta multitud de detalles que ocurren en prácticamente todos los pueblos de España y más cuando llegan las fiestas. Aunque pueda parecer una instantánea, como bien dice Wancho, no le hubiera sentado nada mal utilizar la verbena como recurso para reflejar lo bien que muchos lo pasamos con nuestros amig@s en ellas y donde los momentos más íntimos y de reflexión tenían lugar viendo despuntar el alba no siempre en las mejores condiciones. Aquí se resuelve con un par de empujones y para casa dejando una sensación de poco aprovechamiento de la situación y por tanto una ocasión perdida para desarrollar a amig@s, hij@s, padres, abuel@s.
La sabiduría de unos abuelos a los que me hubiera gustado escuchar más. La atención de un padre focalizada sólamente en el campo. Que si así lo vivió Simón no tengo nada que decir pero llama la atención la poca profundidad de algunos de sus personajes.
Si a esto sumamos la escasa relación entre padre e hij@s pues como que se notan demasiado las oportunidades perdidas que bien podrían haber redondeado una faena que no ha estado mal pero que me ha dejado con la miel en los labios.
Lo que sí refleja perfectamente es el conflicto entre el mundo del campo, los, diría, que delincuentes intermediarios y toda la especulación que rodea a todo el sector. De vergüenza ajena que algun@s muestren falsa preocupación por este importante problema que ya viene de lejos y que está claro no se pretende solucionar.
Por otra parte, una auténtica delicia ver a esos críos disfrutar de cada bocado de fruta recién arrancada del árbol o sustraída del campo del vecino. Toda una lección para saber con exactitud qué higo, paraguayo o melocotón seleccionar. Daban ganas de pegar un buen mordisco a la pantalla.
En definitiva, algunas buenas oportunidades perdidas que podrían haber catapultado mucho más alto esta experiencia. No obstante, la mirada al campo de Simón se deja ver.
Un 6.
'Alcarràs' es una canción de amor al campo, a la tierra. Y un grito de desesperación por un modo de vida que desaparece. Una joya sin giros de guion y de corte contemplativo que emociona más incluso cuando está callada y simplemente te mira.
Un verano de despedida en el que es una delicia adentrarse en cómo lo vive cada personaje, con una directora que aporta riqueza en cada detalle, en cada suspiro, en cada mirada. Imposible no emocionarse ante tan despliegue de sensibilidad en el que por momentos parece que notes hasta el aroma a melocotón.
Un 7'5.