Pasan los días, y en el Lido no cesa la afluencia de grandes autores. La escena a visualizar es la de un campo de fútbol lleno hasta los topes, y en el que se anuncia por megafonía el equipo titular, repleto de estrellas, de calidad más que contrastada, y que por ello consiguen siempre una cálida y clamorosa ovación, cada vez que por megafonía se anuncia su nombre. George Clooney; Roman Polanski; David Cronenberg... ¿alguien da más?

Venecia desde luego, porque a este particular y nada desdeñable hall of fame se ha añadido otro nombre ilustre. El que sigue estando considerado por muchos como uno de los máximos abanderados del cine indie americano. Señoras y señores, con todos ustedes, Mr. Steven Soderberg. Y una vez más, grandes aplausos. Antes de la sesión, por el pedigrí no sólo del director, sino también de los actores que le acompañaban (Kate Winslet, de nuevo, y ya van tres, Matt Damon, Gwinetg Paltrow, Laurence Fishburne, y un larguísimo etcértera)... y después de la proyección, también.

Éxito no tan devastador como cabía esperar, pero éxito al fin y al cabo el que ha cosechado su última cita, de nada engañoso título 'Contagion', en referencia a una plaga mundial que pone en serio riesgo la propia supervivencia de la raza humana. Planteada de forma coral, sorprende la pausa y realismo con las que Soderbergh aborda el tema, alejándose así de las películas de catástrofes al uso, pero consiguiendo un estimable relato que por su sentido de la veracidad, aterroriza hasta al menos hipocondríaco. Otro punto para la dirección del festival, que ha hecho sucumbir a Venecia a este singular e inquietante contagio soderberghiano.

Los dos siguientes nombres que han sonado por megafonía corresponden a dos autores todavía (remarcamos el "todavía") no demasiados por el buen público. Son fichajes relativamente crecientes, y provenientes de ligas muy exóticas... pero los auténticos sibaritas sonríen al oírlos nombrar, pues saben que están a punto de saltar al terreno de juego dos cracks en potencia, cuyo estilo quizás no sea demasiado ortodoxo, pero que sin duda van a deleitar a los paladares más finos, por su capacidad de desmarcarse del estilo de los demás jugadores.

El primero de ellos es el griego Giorgos Lanthimos, quien saltara a la fama hará ya dos años por su genial y provocadora 'Canino'. Ahora, vuelve a la carga con 'Alpeis', cinta en la que se describe un negocio peculiar, al estar éste especializado en reemplazar a gente muerta. Lanthimos se muestra fiel a su propio manual, repitiendo con una puesta en escena fría y escueta, en la que sale a relucir un exquisito sentido del estúpido, ideal para reflexionar sobre diversas piedras angulares que rigen la no menos absurda condición humana. La lástima es que ele efecto sorpresa se perdiera con su anterior obra, pero lo cierto es que este singular cineasta heleno no parece haber perdido su capacidad para sorprender.

Y para terminar, los últimos jugadores en aparecer sorprendieron hace pocos años con una cinta de animación diferente y original, no sólo en planteamiento estético sino también en temático, al recorrer en notable blanco y negro la historia contemporánea de Irán. 'Persépolis', de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, encandiló a todos los públicos, y su nuevo trabajo, 'Poulet aux prunes' tiene todos los elementos para hacer lo propio. Sin llegar a la acidez de la obra mencionada, esta nueva propuesta rebosa encanto debido a su buena combinación de cine real y animado, así como su destacable lirismo, capaz de hacer parecer hermoso lo que realmente es terrible. ¿Qué mejor combinación para hablar de Irán? ¿Y qué mejor alineación que la de esta jornada para seguir con las inmejorables sensaciones que de momento nos está dejando esta Mostra?

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