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La atipicidad en el western y la crónica histórica

Vía Festival de Venecia por 05 de septiembre de 2010
No ha sido esta una jornada plagada de grandes nombres. Ni mucho menos. Si bien ayer se dejaron ver por el Lido algunos directores cuya sola presencia justifica ya el acercarse a husmear por tan distinguido escenario, hoy sin embargo, siguiendo el patrón impuesto en esta 67ª edición de la Mostra, tocaba que la Sección Oficial se resarciera de los tropiezos de ayer. Hoy tocaba aplaudir de nuevo en la Sala Grande.

Para ello, se ha echado mano de dos propuestas que sin duda escapan a lo que entendemos por cine comercial. La primera viene firmada por la directora americana Kelly Reichardt, que, siguiendo la senda marcada por su compatriota Sofia Coppola, se postula también como uno de los nombres a tener más en cuenta de cara a los grandes premios. Ello se lo debe a su último trabajo, 'Meek's Cutoff' (''El sendero de Meek'' sería su traducción literal), que trata sobre las aventuras de unos colonos en el Oregón de 1845.

A pesar de que sea la enésima muestra de uno de los géneros más antiguos de la historia del cine -hablamos del western-, como hemos dicho antes, ésta podría definirse claramente como atípica, al ser el silencio y el ritmo pausado sus principales armas. Protagonizada por Michelle Williams, Bruce Greenwood y Paul Dano, la película ha recibido una cálida acogida que de momento, le augura un buen porvenir en este certamen. Otra a tener en cuenta.

A continuación se ha seguido con el guión de esta quinta jornada, es decir, nombres poco mediáticos para productos de buena calidad. Hablamos ahora del chileno Pablo Larraín, que ha presentado su último filme, 'Post Mórtem', retrato muy particular del golpe de estado perpetuado por Augusto Pinochet. Lo hayamos vivido o no, todos conocemos el mal trago que tuvo que pasar la nación chilena hará ya casi cuarenta años, pero no por ello deja de ser interesante revisionar ciertos capítulos de la historia contemporánea, por muy dolorosos que sean.

Con 'Post Mórtem' no se ve en ningún momento la tristemente famosa toma del Palacio de la Moneda, ni la figura del temible dictador, sólo las andanzas de un funcionario del gobierno que trabaja en la morgue de un hospital de Santiago de Chile, que -cómo no- va a vivir de primera mano el repentino cambio político que conocerá su país. Así, con una narración libre de interpretaciones o discursos morales, Larraín va siguiendo a su protagonista para ofrecernos una crónica diferente de aquellos días terribles. Crónica diferente, pero necesaria.

Y entre tanto ajetreo, hay quien se preguntará ¿dónde está la representación española? Pues a falta de que Álex de la Iglesia entre en escena, toca hablar de 'Caracremada', que tiene la singularidad de que la práctica totalidad de su equipo está formada por estudiantes universitarios (de la catalana Pompeu Fabra). Su director Lluís Galter, de 27 años, nos acerca a la historia de Ramón Vila Capdevila, uno de los últimos y más célebres maquis activos en Cataluña. La película ha sido presentada y bien acogida en el marco de la Sección Horizontes, que al mismo tiempo ha servido para allanar un poco el terreno de cara a su próxima presentación en el Festival de San Sebastián.

Por su parte, la serie televisiva de gran éxito ''Pocoyó'' ha recibido el Premio Kineo-Diamanti al Cinema Italiano, galardón que reconoce las producciones cinematográficas y audiovisuales de más éxito. Éxito que ha refrendado dicha producción también en tierras italianas desde que empezara a emitirse en la cadena RAI. Así, a ''Pocoyó'' se le queda cada vez más pequeña su vitrina de éxitos, al haber recibido con anterioridad otros laureles como el Premio a la Mejor Serie de Televisión en el Festival de Animación de Annecy 2006; el Premio BAFTA de la Academia Británica en 2006 a la Mejor Serie de Animación Preescolar, y la Medalla de Oro concedida por la asociación estadounidense Parent's Choice.

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