James Franco y William Faulkner, Sociedad Ilimitada
Vía Festival de Venecia
por reporter 05 de septiembre de 2014
Mientras la 71ª edición del Festival de Venecia va acercándose más y más a su fin, aprovechamos para hacer uno de los últimos repasos de la prensa de la Mostra. Hoy toca centrarse especialmente en 'El ruido y la furia', de James Franco, 'Good Kill', de Andrew Niccol, así como en 'The postman's white nights', de Andrei Konchalovsky. Vamos allá.
Respecto a 'El ruido y la furia', de James Franco, Luis Martínez, de El Mundo, ha dicho: Ahora, más moderado, se dedica a desentrañar el texto narrado por cada uno de los miembros de la familia Compson de forma mucho más natural, domesticada se podría decir. Y sin duda, mejor. [...] El propio Franco se entrega en un interpretación tan esforzada como fallida. [...]Consigue un intenso, desgarrado y violento retrato del paisaje que habita en una familia sin sitio; en una vida que se aproxima a un cuento "narrado por un idiota, lleno de ruido y furia; sin significado alguno", que diría El Bardo. Afirma el director que, en un libro así, no basta con narrar la historia, "es preciso capturar el espíritu de la novela". De otro modo, su paisaje interior. Y acierta en la intención y, todo sea dicho, en el resultado. Brillante y convulso.
Manu Yáñez, de Fotogramas: James Franco vuelve a mostrarse como un cineasta ingenuo, temerario y audaz. Menos centrado en resquebrajar el encuadre y más dispuesto a experimentar con el montaje tradicional, Franco reduce los cuatro episodios de la novela de Faulkner a tres y abre el relato con una voz omnisciente que recuerda intensamente a la de ‘El cuarto mandamiento’ de Orson Welles. [...] James Franco todavía no ha hecho la película capaz de cumplir con el potencial que se atisba en su forma de dirigir. Deseamos de corazón que lo consiga en un futuro próximo.
Joan Sala, de Filmin: Una irrefutable prueba más del categórico rumbo autorial que toma la errática pero igualmente fascinante obra de James Franco como director. [...] Una adaptación que podríamos calificar tan extrañamente ridícula, tan descaradamente sobrada, como inevitablemente estimulante.
Boyd van Hoeij, de The Hollywood Reporter: Esta adaptación de Faulkner por parte de Franco no es tan radical e impresionte como la otra en la que partía en dos la pantalla.
Respecto a 'Good Kill', de Andrew Niccol, Luis Martínez, de El Mundo, ha escrito: Quiere el director denunciar la suciedad de una guerra fundamentalmente sucia y ajena al Estado de Derecho. Terrorismo por terrorismo. En su imaginario, la estructura simétrica de las casa de Las Vegas se parece demasiado al perfil de los poblados de Afganistán. Igual que el odio incívico de la CIA acaba por ser idéntico al fanatismo de Alqaeda. Y así. Lo grave es que la idea, con la que se podría estar de acuerdo, es explicada, reexplicada y finalmente poetizada (admítase el palabro) dentro de un pastoso melodrama. Hawke no puede soportar matar tanto. Prefiere la adrenalina del combate. Y en sus dudas, se divorcia, bebe vodka y... Todo tan previsible como cargante. Lástima.
Manu Yáñez, de Fotogramas: El film se queda a medio camino. Por una parte, el neozelandés Niccol (autor de ‘Gattaca’ y ‘El señor de la guerra’) opta por atiborrar el guión de la película con alegatos políticos, una decisión que responde al noble interés de dejar claro el mensaje del film, pero que le quita dinamismo y veracidad al relato. [...]Sin embargo, esta aparente apuesta por un cine heterodoxo se diluye por culpa de la blanda presentación del drama matrimonial del protagonista, en el que Hawke tiene como partenaire a una January Jones que reedita su papel de esposa abnegada de ‘Mad Men’. Así, ‘Good Kill’ termina atrapada entre la posibilidad de un cine inconformista y la necesidad real de cumplir con los dictámenes del cine de masas.
David Rooney, de The Hollywood Reporter: A pesar de que evita la intensidad de, por ejemplo, 'En tierra hostil' o 'Zero Dark Thirty', (...) su tono comedido la hace aún más fascinante.; Guy Lodge, de Variety: Andrew Niccol aborda el tema de actualidad de los ataques con drones en un tenso drama de guerra que destaca por su tacto e inteligencia.
Por último, respecto a 'The postman's white nights', de Andrei Konchalovsky, Luis Martínez ha dicho de ella: Con calma, el director deja que el clima, el paisaje y hasta cada una de las arrugas de la piel de sus héroes compongan un paisaje emocional, digámoslo así, tan conmovedor como finalmente condenado. Intenso el sabor y color de la derrota; una derrota que va por dentro. De repente, el abismo luce entero en el más plano y eterno de los horizontes.
Joan Sala, de Filmin: Un estoico proyecto de larga gestación rodado con apabullante naturalismo y peculiar oficio. Andrei Konchalovski hibrida de forma encomiable documental y ficción para mostrarnos la vida de un mundo rural a las puertas de su propia extinción. [...]Alvivo y natural, logrando que el imponente y abrumador trabajo de fotografía no adultere la campechana y afable naturalidad del lozano paisaje que la exuberante y simpática película de Konchalovski transita. Tan entrañable como bella.
Carlos Elorza, de El Café de Rick: Se trata de uno de esos proyectos con los que al leer el catálogo del festival uno tiembla y más a estas alturas de Mostra: actores no profesionales que se interpretan a ellos mismos, descubrimiento de las nuevas posibilidades de las imágenes en movimientos acompañadas con sonido, estudio sin prisas de la vida, reivindicación de la contemplación, intentar escuchar el silencioso murmullo del universo… Pero no es tan fiera la película como la pintan. [...] Si bien el director ruso acierta a transmitir esa situación de final de una forma de vida sin sentimentalismo, es la descripción de esa vida la que queda en parte desdibujada por culpa de una presentación de la situación poco precisa y la adopción de opciones de puesta de escena inconsistentes.
David Rooney, de The Hollywood Reporter: Mezclando ficción con documental y una exquisita artesanía cinematográfica con una juguetona libertad de improvisación, Andrei Konchalovsky ofrece lo que podría ser la obra más cautivante de su carrera post-Hollywood.
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