Al Pacino por partida doble
Vía Festival de Venecia
por reporter 30 de agosto de 2014
El cine de autor se define por su... autor. Elemental. Éste acostumbra a ser el director. Claro, pero no tanto. Los grandes festivales cinematográficos acostumbran a estar dedicados al cine de autor. Vale. Así pues, son celebraciones en las que todo el protagonismo (dejémosle en ''buena-parte-de'') se lo queda la persona encargada de la dirección. Pero ya se sabe, las excepciones confirman la regla, y en este sentido, hablar de Al Pacino, es hablar también de una gloriosa excepción. De una estrella que se resiste a consumirse; a dejar de concentrar todos los elogios que merece. Hoy, en la Mostra, doble ración del maestro; del autor delante de las cámaras. Empezamos la recopilación de prensa.
Respecto a 'The Humbling', de Barry Levinson (presentada fuera de Concurso), Luis Martínez, de El Mundo, ha dicho: Podría adquirir, sin más, la categoría de perfecta. Lo que llama la atención tratando como trata de la imperfección. Es decir, de la evidente mediocridad del ser humano en el trance extraño y nunca aclarado de la vejez, el arrepentimiento, la depresión y, finalmente, el olvido. Sobre una novela de Philip Roth ('La humillación'), el responsable de películas como 'La cortina de humo' o 'Rain man' acierta a desnudar el drama hasta la más evidente de las carcajadas. En efecto, la gracia de toda la cinta reside precisamente en eso: la gracia de la desgracia.
Manu Yáñez, de Fotogramas: Una delirante, casta y muy libre adaptación de la novela ‘La humillación’ de Philip Roth. Va dando tumbos entre el drama carnavalesco, la comedia burlesca y el delirio onírico. Es una película difícil de clasificar: podría tratarse de un híbrido genial de tragedia y farsa, aunque lo más probable es que se trate de un film grotesco que se presta a la lectura kitsch.
Carlos Elorza, de El Café de Rick: Al Pacino, que interpreta a un actor veterano en plena crisis emocional enfrentado al final de su carrera y de su vida, aprovecha la oportunidad que le da Barry Levinson para lucirse en el que su mejor papel de los últimos años, perfectamente secundado por Greta Gerwig y con una Dianne Wiest excelente en plan robaescenas. Teatral, histriónica, intensa y muchas veces al borde del ridículo, The Humbling parece a veces el choque de tres personalidades que no siempre se complementan. Por un lado, el propio texto de Philip Roth. Por otro, la puesta en escena de Barry Levinson. Y finalmente, la del propio Al Pacino que no quiere dejar pasar la oportunidad de lucirse.
Deborah Young, de The Hollywood Reporter: Una mezcla salvaje de tragedia y comedia, que encuentra su tono a mitad de camino y acaba resultando entretenida.; Kaleem Aftab, de Indiewire: [Una] desigual adaptación de la penúltima novela de Philip Roth (...) Su principal logro es que evita ser pretenciosa.; Scott Foundas, de Variety: Liderada por un vibrante y profundamente entregado Al Pacino y una muy buena interpretación secundaria de Greta Gerwig, [es una] película desigual pero cautivante.
Respecto a 'Manglehorn', del gran David Gordon Grenn (y ya en la Competición por el León de Oro). Luis Martínez, de El Mundo, ha escrito: Al Pacino más que ocupar la pantalla se la compra. Toda ella es él. Gordon Green simplemente se limita a seguir puntual el rastro de cada derrota, de cada escrita sin destinatario. Con brillantez, con un declarado amor a cada detalle, a cada vacío, la cámara se mueve como un batiscafo en lo profundo de lo profundo. Con sinceridad, sin forzar el pulso, sin dejarse arrollar por lirismo fingidos o gestos vanos. En corto: arrebatadora. Todos en pie.
Manu Yáñez, de Fotogramas: En ciertos momentos, ‘Manglehorn’ evoca el imaginario de ‘Umberto D’, el gran film neorrealista de Vittorio de Sica–sobre todo en la entrañable relación entre el personaje de Pacino y su gata–; sin embargo, la película se aleja del humanismo por culpa de un regodeo casi cruel en la miseria del protagonista y un moralismo expresado en el reparto de castigos y redenciones que contiene el guión de Paul Logan.
Jessica Kiang, de Indiewire: Debería ser un lío terrible (...) Pero también resulta fascinante, para aquellos dispuestos a dejar que sus corrientes meditativas les lleven, un mosaico de estados de ánimo, misterios, magia y melancolía.; David Rooney, de The Hollywood Reporter: La mezcla de límpido naturalismo y lirismo que a menudo ha distinguido el cine independiente de David Gordon Green se desplaza hacia el sentimentalismo, o peor aún, hacia la extravagancia en 'Manglehorn'.
Y como hay vida más allá de Al Pacino, no hace falta moverse de la Sección Oficial a Competición para toparse con otras joyas. Respecto a la italiana 'Anime nere', de Francesco Munzi, Joan Sala, de Filmin, ha escrito: Francesco Munzi demuestra mano y oficio con la severa y trágica "Anime Nere". Una contundente historia de vendetta relatada como si de un wéstern contemporáneo se tratara. Un homenaje solemne y explícito a "El Funeral" de Abel Ferrara que navega sobre un universo endogámico. [...] Una narrativa autóctona y existencialista cuyos inesperados giros, la aleja de sobremanera de los lugares comunes que transita la vendetta mafiosa en la gran pantalla. Tiene lo suyo.
Deborah Young, deThe Hollywood Reporter: No tiene demasiado drama convencional, pero su ambiente auténtico y sus carismáticos personajes hacen de esta una de las películas más convincentes sobre los señores del crimen 'Ndrangheta de Italia.; Jay Weissberg, de Variety: Cuidadosamente construida, permitiendo que cada escena pueda desarrollarse, 'Anime' está destinada a ser la película sobre la mafia de este año.
Por último, otra perla a rescatar. 'Good Night Mommy', de Veronika Franz (y producida por su marido, ojo, Ulrich Seidl). Joan Sala, de Filmin, dice de ella: Una demente incursión en el género de puro terror, una prometedora y colosal muestra de cine de autor. "Good Night Mommy" sacude con el horror cotidiano más afilado, perturbador e inteligente visto desde "Funny Games", y lo hace partiendo desde la turbia sugerencia, desde el siniestro misterio y una penetrante y detallada puesta en escena, demostrando así una rebelde y reveladora economía de recursos. [...] Basculando sobre un trasfondo tan hermético y complejo como sobrecogedor, enfermizo y malrollero, que por si fuera poco, también luce apabullantes y audaces giros. Y todo ello al servicio de una introspectiva muestra de terror social que apunta a la familia y la identidad con certero objetivo, permitiendo incluso que el torture-porn irrumpa en escena sin que se adueñe de ella. Es de lo mejor que veremos en Venecia y de lo mejorcito que deberíamos sufrir y disfrutar en el próximo Festival de Sitges. Lo tiene todo para ello. Es su lugar.
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