Capítulo VII: Espera al último baile
Lo advertíamos ayer, anoche tuvo lugar en el Retiro uno de los momentos que más parecían prometer de todo el Festival. Como suele pasar cuando hay tantas expectativas la noche no resultó espectacular... en cuanto a calidad, no se puede decir lo mismo en cuanto a diversión. El maratón comenzó con lo que ya es después de 3 años consecutivos una costumbre, la nueva entrega de 'V/H/S'. Puede que 'V/H/S Viral' sea la más floja de las tres, puede que vaya de más a menos y puede que ya no sorprenda. Y puede que mole menos, pero sigue molando (sobre todo en compañía), y sigue viéndose del tirón.
La que sí mejora a su antecesora es 'The Abc's of Death 2', que aumenta sensiblemente la proporcion de los buenos sketchs sobre los malos, si bien el formato sigue sin cuajar y acaba por hacerse igualmente cansina. Para poner el broche a la noche (ante un ya muy reducido número de depravados) 'México Bárbaro', antología sencillamente horrible -a pesar de algunos destellos- concebida se diría para que el espectador se ria de ella, no con ella. A esas horas cual yonkis de lo chabacano, ya que aguantamos lo hacemos felices de aguantar. Y olé.
Café, copa, puro y pino, y vuelta a empezar en una jornada que Sitges tiene a bien recuperar de lo mejor y de lo peor de San Sebastián, porque ni Cannes es Cannes. De la macarrada -en el buen sentido- argentina de 'Relatos salvajes', perversamente satisfactoria y de innato feeling con el populacho, a la macarrada -en el mal sentido- española de 'Autómata', desastre de proporciones apocalípticas y de innato desprecio con el populacho. Aunque quién sabe, 'Atolladero' es hoy en día un filme de culto que tiene mucho de postureo freak. Al fin y al cabo somos humanos, algunos más otros menos.
Algo nuevo, algo viejo: nunca habrás estado en Sitges si no has visto una de Takashi Miike, tan imprescindible como el sol al día o el pepinillo a la hamburguesa. En este caso 'Over Your Dead Body', adaptación de una de las historias de fantasmas japonesas más conocidas, Yotsuya Kaidan. El resultado... regular, de tan irregular que es la propuesta, un filme con sus cosas buenas y con sus cosas malas, esto es, un filme de Miike que resulta ser un filme de Miike a ratos discontinuos. Traducido al castellano: que gustará/disgustará a los más incondicionales mientras que causará (cierta) indiferencia entre los condicionales.
Mayor número de discrepancias son las causadas por la en cualquier caso interesantísima 'El ardor', una suerte de western sudamericano a lo Selva Esmeralda. Un filme templado y contemplativo, leeento, que tarda en arrancar, peca de pretenciosidad y falla en algunas transiciones y a la hora de dotar de caracter a los actores/personajes, pero que al mismo tiempo cuenta con una puesta en escena exquisita, un mensaje ecologista muy bien diluido en la historia y un clímax tan potente como para ser de los que incitan a perdonar sus defectos, y en virtud de un excelente sabor de boca final.
Agridulce es el sabor que nos deja 'R100', la última excentricidad de Hitoshi Matsumoto. ¿Quién? Hitoshi Matsumoto. O la excentricidad por el amor hacia la misma excentricidad. No es ni su mejor obra ni resulta fácil entrar en esta ocasión en el caprichoso universo del japonés, pero si a uno le gusta el cine y tiene a bien liberar su mente, lo impredecible y extravagante de su discurso se basta para provocar cuantiosas risas a la par que mantener la atención. Que su artificio provocador entusiasme más allá del impacto, ya es mucho más complicado.
No tan complicado lo es con 'Filth', cinta escocesa que adapta una novela de Irvine -Trainspotting- Welsh. La referencia es clara, las intenciones cercanas. Pero Jon S. Baird no es Danny Boyle, y aunque la narración fluye con determinación y James McAvoy llena la pantalla el resultado, aunque válido y satisfactorio, no es ni mucho menos tan redondo ni efectivo, menos aún orgánico, dejando tras de sí la sensación de película simpática pero poco significativa a la hora de poder incluirla en una conversación.
El día concluye con la tremendista sonora 'Sword of Vengeance', producción británica de venganzas medievales del estilo a 'Templario', si bien a la hora de la verdad es más cercana a la indecente 'Beowulf, la leyenda' de Christopher Lambert. Filme totalmente prescindible que recuerda y/o quiere ser como '300', su sombra y demás sucedáneos, pero cuyos tics netamente televisivos la desvirtualizan en una especie de burda versión para los cocodrilos de los 'Vikingos' del Canal Historia.
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
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