Amanece un nuevo día en Sitges, aunque el consabido y habitual madrugón lejos de abrirnos la mente nos la deja algo más reseca. La culpa la tiene el debut en la dirección de Jorge Delgado, 'Mindscape', a la que las malas lenguas ya han empezado a referirse con el sobrenombre de 'mindfuck'.

Siendo justos no se trata de un mal filme, pero si de un thriller demasiado correcto y rutinario, sin personalidad, y que para un espectador curtido en la materia no entraña misterio alguno. Y es que resulta tan formulaico, tan actual en su empeño por "buscar esa sorpresa" ya manida, que los únicos que no ven venir los giros de su argumento con una hora de antelación son sus protagonistas. Entre eso, y que a Taissa Farmiga le falta la presencia que requería su personaje, el resultado se queda en una incómoda (y molesta) tierra de nadie.

Sirva su comparación con otro de los thrillers del día, 'The Call', un hit sorpresa en Estados Unidos cuyo éxito se entiende una vez visto. No es particularmente brillante o novedosa en ningún sentido, si bien es una producción que, directamente, funciona, y además muy bien prácticamente hasta su bien hilado final. La película mas convencional de Brad Anderson es, a su vez, la mas eficaz y lograda, tan entretenida que uno se olvida de buscarle las cosquillas, si es que las tiene. Entre medias de ambos títulos el PLATO FUERTE del día... el cual ha cumplido a lo grande. Hablamos, por supuesto, de 'Bienvenidos al fin del mundo', el capítulo final de la Trilogía Cornetto que al igual que ya lo fueron sus dos precedentes es un evento socio-festivo de primera. En un primer momento, tal vez por culpa de las expectativas, uno diría que le falta algo de la frescura y pureza de las anteriores. En un primer momento. Al poco y según uno deja que repose en su cabeza descubre que se trata de un broche de oro a tan intachable trilogía, y una arrolladora diversión a la altura de las circunstancias tremendamente eficaz y simpática. Larga vida a Pegg, Frost y Wright.

Pero ni todo es tan bueno ni todo se disfruta de la misma manera. Porque no todo vale, ni en Sitges ni en ninguna parte. Ahí estaba Roman Coppola para amargarnos la hora de la comida con 'A Glimpse Inside the Mind of Charles Swan III', una tontería más preocupada en ser "diferente" que en simplemente "ser". Y así le va. Caprichosa, vanal, aburrida y muy estúpida. Ni Charlie Sheen o Bill Murray, en punto muerto, salvan este acto de egolatría de... ¿un niño mimado sin talento para la dirección? Mejor que siga escribiendo para Wes Anderson, que este ya se las ingeniará para convertirlo en CINE...

El saldo de la tarde nos deja dos producciones decepcionantes, cada una a su manera. Primero un título para todos los públicos, 'Mariah Mundi and The Midas Box', co-producción entre Gran Bretaña y España que aspira, según sus responsables, a llenar parte del vacío dejado por Harry Potter... ni de casualidad. Esta especie de remedo pobre de un episodio de 'Las aventuras del joven Indiana Jones' es un amago que tan sólo plantea un misterio mínimamente serio: qué carajo pintan en ella Michael Sheen o Lena Headey. Un filme muy básico cuya efectividad como producto familiar parece escasa, ni para pequeños ni para mayores, y cuyas evidentes limitaciones técnicas no impiden que la torpeza de su narrativa y argumento queden expuestos a la mínima. La banda sonora es casi lo único que suena bien...

... como tan bien suena la de 'Patrick', si bien parece que pertenece a otra película muy diferente. La cinta, de supuesto terror, no sólo está sobre-saturada de una banda sonora que va por libre, sino también de "sustos" gratuitos y para nada resultones, en cualquier medida, que no tardan en ser respondidos con carcajadas, mayores tal vez de no haber estado el director presente en la sala. Ni Charles Dance ni Sharni Vinson salvan este despropósito absoluto, tan lleno de inconsistencias que uno no entiende su existencia salvo como parodia... por más que, cuanto menos, sea bastante directa.

Como broche de oro, y a la altura del de 'Bienvenidos al fin del mundo', dejamos lo mejor para el final (aunque cronológicamente no haya sido al final): la recuperación de un clasicazo inmortal en la gran pantalla... y en 3D, 'El mago de Oz'. No hace falta seguir un rastro de baldosas amarillas, con eso ya esta todo dicho. Debería.

Continuará.

Por Juan Pairet Iglesias

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